martes, 23 de febrero de 2010

EL FENOMENO DE EL NIÑO Y LA MEMORIA COLECTIVA EN LOS POBLADORES DE CHICLIN

Por: Percy J. Paredes Villarreal

Nuevamente en estos últimos días, nuestro país comienza a sufrir los estragos de las fuertes lluvias que incrementan nuestros ríos, generando desborde y huaycos, a lo largo de nuestra patria. Del mismo modo, en la Provincia de Ascope y Trujillo (por ser muy cercanos), también está sufriendo las consecuencias de este clima veraniego, con fuertes lluvias.

Estas lluvias, en la costa, vienen cada cierto tiempo, al parecer cada década, tal como lo pronostican los meteorólogos, como también el SENAMHI; indicando que la presencia de El Niño, se encuentra en las costas de nuestros mares. Por lo que, siempre nos indica que debemos estar alerta, y prevenidos, para poder enfrentar y afrontar un desastre como la que estamos viviendo.

El último fenómeno de El Niño, lo tuvimos en el año de 1998, donde algunos lugares, sufrieron consecuencias de este devastador desastre natural; trayendo graves consecuencias, que hasta la fecha no puede superar este problema, tanto en lo material como también en su memoria colectiva.

Uno de estos lugares, que sufrió las consecuencias de este devastador fenómeno natural, fue el centro poblado de Chiclin, ubicado en el Distrito de Chicama, en la Provincia de Ascope.

A inicios del siglo XX, Chiclin fue una hacienda prospera, perteneciente a la familia Larco; posteriormente, en el año de 1968, con la Reforma Agraria implementado por el Gobierno Militar del General Juan Velasco Alvarado, se convirtió en Unidad Socio Económico (USE), pasando a formar parte de la Cooperativa Cartavio, conjuntamente con otras ex – haciendas, como: Sintuco y Chiquitoy. En el año de 1991, bajo el régimen de Fujimori, esta empresa se separa de la Cooperativa, para cambiar de modelo empresarial, es decir convertirse en empresa de Sociedad Anónima, lo cual esta empresa solamente pudo tener un periodo de vida hasta el año de 1996, en que se declara en crisis, y en la fecha actual, ha dejado de ser una empresa, no cuenta con sus tierras de cultivo, que en un determinado momento fueron las mejores tierras existentes en el Valle chicama.

Del mismo modo, desde que se separó de la Cooperativa Cartavio, este lugar, tuvo que comenzar a construir su propio modelo empresarial; que les permitiera surgir independientemente. Muchos fueron esos deseos, pero el caudillismo y la lucha por el poder impidieron, el mejoramiento de sus condiciones y calidad de vida de esta población.

Tal es así que, en la década pasada, en este lugar la emigración internacional, fue uno de los objetivos de las familias; ya que, la situación económica en que se encontraba, en aquel momento, ameritaba salir en busca de nuevas oportunidades, para poder sobrevivir y mejorar su calidad de vida.

En ese entonces, nos estamos refiriendo a los años 1997 hacia adelante, en este lugar su población carecía de servicios básicos, como fue electrificación, agua potable permanente, desagüe. Es decir estos servicios que lo tenían en tiempo de la hacienda y en la cooperativa, y en la no sufrían con estas necesidades básicas, porque la empresa les abastecía; pero con el nuevo modelo empresarial tenían que pagar estos servicios cada familia, lo cual la población no aceptaba este cambio oponiéndose a las obras de electrificación, agua potable y alcantarillado.

Dentro de ese contexto, en que este centro poblado, no contaba con una serie de necesidades básicas, las fuertes lluvias comenzaron a incrementar las aguas del río Chicama; por lo que, cerca a la zona de Sausal, en un lugar al que se le denomina el Voladero, las aguas del río cambian sus causes normal, para orientarse hacia los campos de cultivo de caña de azúcar, destruyendo muchos campos, así como también desapareciendo algunos caseríos pertenecientes al centro poblado de Sausal, pertenecientes al Distrito de Chicama, como lo fueron: Atahualpa, Huáscar y Piedra Molino, haciendo que las familias tengan que ser evacuados, y salir de estos lugares para que sean reubicados en otros sitios, como en otros casos tuvieron que alojarse en la vivienda de algunos de sus familiares.

Del mismo modo, las aguas del río Chicama, comenzaron a abrir nuevas vertientes arrasando grandes cantidades de terrenos cultivado con caña de azúcar, pertenecientes a las empresas agroindustriales como fueron Cartavio y Casagrande; asimismo, las aguas en grandes proporciones comenzaron a llegar y afectaron la carretera Panamericana, e inclusive tan fuerte era caudal de las aguas, que impidieron el tránsito vehicular en la carretera panamericana; donde los carros no podían transitar por el puente Careaga (carretera que pasa por encima del río Chicama).

Las aguas habían comenzado a invadir la carretera panamericana (pasando el centro poblado de Chiclín antes de llegar al Puente Careaga); por lo que, las sequias (canales por donde pasan las aguas, para ser distribuidos a los terrenos de cultivos de caña de azúcar), comenzaron a desbordarse de agua; por lo que, ante un alto incremento del agua provenientes del río Chicama, estas comenzaron a ingresar al Centro Poblado de Chiclín, por las diversas calles de este lugar, ingresando a las casas.

Debemos indicar que Chiclín, se encuentra ubicado en una zona baja, por lo que las aguas que vienen del río Chicama, fácilmente pueden direccionarse a Chiclín, yaque es un lugar que se ha construido en una zona baja; por ello, es que, en Chiclín, los protegía las sequias grandes, que se habían construido en tiempo de la Hacienda, para que de esa manera poder protegerse de las aguas que pudieran venir al desbordarse del río Chicama.

Como hemos mencionado, líneas arriba, las aguas del río Chicama comenzaron a llegar con mucha fuerza a este Centro Poblado, desbordándose de las sequias. Por lo tanto, en tres oportunidades las aguas comenzaron a invadir a toda la población; particularmente, las aguas ingresaban a este lugar por la noche, lo cual les cogía desprevenido. Asimismo, hay que indicar que en este lugar no se contaba con electrificación; la situación económica de la empresa agrícola, era de crisis; hay que agregar también, que existía una fuerte desorganización de la población, donde las autoridades locales, no tenían experiencia en cómo afrontar una situación de emergencia; es decir no se estaba preparado para actuar ante un desastre natural. Generándose todo un caos, donde no había ningún tipo de organización; inclusive llegaron autoridades de la Región, exigíendo a la población que se saliera de este lugar, que evacuara y buscara otro lugar para ponerse a salvo; porque las aguas venían con mucha fuerza e iba a desaparecer a Chiclín; a pesar de ello, la población decidió quedarse y afrontar las consecuencias que traería este desastre natural.

La población se comenzó a organizar por calle, comenzaron a adquirir bolsas para llenarlos de arena, y de esa manera poder hacer un muro de contención artesanal, tanto en la puerta de sus casas, como a cinco metros de la carretera panamericana; luego, por las noches, en cada calle se organizaban cuadrillas para vigilia; del mismo modo, cuando se veía que el agua ingresaba al lugar, hacían sonar los silbatos, o en otros casos, golpeaban los postes de fierro que había, para despertar a la población, y actuar ante la llegada de las aguas. Todas las casas comenzaron a poner muros de cementos en sus puertas, de esa manera poder impedir que las aguas ingresen a las viviendas y destruyan, ya que estas viviendas en su gran mayoría son construidas de adobe y barro, no cuentan con bases de cemento; por lo que, ante un fuerte ingreso de las aguas, las casas estaban propensas a derrumbarse, tal como sucedió en varias viviendas que se fueron cayendo.

Al llegar las aguas del rio Chicama a la carretera Panamericana, estas imposibilitaron el libre tránsito vehicular; motivo por el cual, los pasajeros tenían que caminar de un tramos aproximado de 1 km entre el cruce de Casagrande (yéndose de Trujillo pasando Chicama pueblo) hasta el puente Careaga; por lo que, en algunos casos, no se podía pasar, recibiendo la ayuda de algunos moradores, que brindaban el servicio de traslado. Es decir buscaron la medida de cómo adecuarse, para de esa manera poder obtener algún ingreso económico.

Producto de este desastre natural, mucha familias perdieron sus viviendas; por lo que, el gobierno local conjuntamente con el gobierno regional, asignaron un espacio de terreno, para que puedan asentarse los damnificados, al cual se le denomino 11 de Febrero, porque en esa fecha las aguas del río Chicama, llegaron a Chiclín con mucha fuerza, destruyendo vivienda, locales como: Coliseo Municipal, Plaza de toros, Centro Educativo, viviendas, etc.

Por lo que, después de 12 años, el Fenómeno de “El Niño”, nuevamente regresa a estos lugares, con fuertes lluvias; la población que vivió esa etapa mira con mucha nostalgia, recordando aquella etapa de su vida en que tuvieron que pasar, ante esta situación. La memoria colectiva de esta población, que les hace recordar esos momentos, los lleva a actuar con conocimiento y causa, para que nunca más se vuelva a repetir estas cosas.

Lo importante es que la población nuevamente, se encuentra preparada para afrontar y no volver a repetir lo que vivieron. Para ello, la memoria colectiva, debe hacer recordad y evaluar lo que hicieron, corregir lo que se hizo mal, y mejorar lo que se hizo bien. De esa manera, poder avanzar para corregir y organizarse, y afrontar un nuevo fenómeno de “El Niño”.

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