sábado, 12 de enero de 2013

UN REGALO DE NAVIDAD

Por: Percy J. Paredes Villarreal


La navidad es un proceso mediante el cual, divide a las personas: los que tienen dinero, pueden acudir a alguna tienda y comprar juguetes y regalo para dárselo a sus familiares o amistades; los que no tienen dinero, hacen un esfuerzo para que sus hijos no se vean con la cara triste de no recibir nada. Es decir es una fecha en que para todos los seres humanos, que contamos con cierto recurso nos acercamos al prójimo para darle algo.

Del mismo modo, como estamos dentro de una sociedad consumista y materialista, queremos congraciarnos con los demás obsequiando y dando algo a los otros, para que nos vean como personas caritativas o de “buena gente, porque regala algo”; en otros casos, solicitamos algún apoyo a nuestras amistades e instituciones, realizamos una chocolatada y damos juguetes, a los niños que supuestamente son pobres, y de esa manera los contentamos por unos cuantos minutos. Del mismo modo, esta regalía a los niños, cuyos padres son de extrema pobreza, les alivia porque sale de una crisis de angustia al no tener dinero y no poder comprarle algo a su hijo.

Asimismo, las instituciones públicas y privadas, organizan grandes concentraciones de niños, que acuden a estos eventos para que les den una chocolatada con paneton y su respectivo juguete. Estas grandes colas que se forman, donde las madres con sus hijos, forman durante unas cuantas horas y entre empujones con las otras madres, logran recibir un regalo que les da la autoridad; en otros casos, estas concentraciones van con shows infantiles, y donde la popularidad de la autoridad se evalúa de acuerdo al tipo de regalo que se le da, si es grande, es bueno y aplausos para el alcalde, si es pequeño, criticas al alcalde.

También los funcionarios y trabajadores de las diferentes instituciones públicas y privadas, reciben, aparte de su aguinaldo que es 200% menor a lo que se han dado los congresistas, reciben su canasta familiar, donde se encuentra incluido su paneton, chocolate, leche, caramelos, etc.; de esa manera llegan a su casa con su canasta y ya tienen para que cubran su nochebuena.

En estas fechas, los niños con sus familias que son pobres económicamente, se encuentran alegres y se vuelven importantes, porque reciben regalo de las instituciones o entidades benéficas. Para estos niños pobres, sería lindo que todos los días sea navidad, para que reciban regalo.

Junto con los niños que tiene su familia, se encuentran los ancianos y niños de las calles, donde ambos sectores, unos en el asilo como otros en las calles son atendidos amablemente por personas del bien, que por ese día se acuerdan de ellos; y el resto de días los ignoran o lo discrimina, pero ese día las diversas instituciones se pelean por acudir al asilo de anciano como a los grupos de niños, para brindarles atención con chocolate y paneton.

Es común decir, que la navidad se ha convertido en días de comercio, negocios y donde lo que se movilizan son sumas cuantiosas de dinero; estos días ha dejado de ser fechas de reflexión y reencuentro con nosotros mismos. Que nos permita ser cada día más humano; aunque decir esto significa huachafería, pero la realidad nos está demostrando que nos estamos alejando de los valores que la misma iglesia se encarga de difundir diariamente.

Durante estos días, tuve la oportunidad de compartir con unos ancianos una tarde de chocolatada, previo a la actividad en el asilo donde se iba a realizar esta acción social, se hizo una pequeña misa donde el cura que realizaba dicha eucaristía, testimonio lo siguiente: “Cuando trabajaba en un distrito de la sierra liberteña, tenía la costumbre de que el día de pascuas invitaba a las personas más acomodadas de la zona a pasar la navidad; es decir las personas que contaban con recursos acudían a la cita que hacia el sacerdote”, y siempre lo realizaba. Por lo que, en una oportunidad por la noche, cuando había culminado la chocolatada que había realizado, ya estaba a punto de ir a acostarme, y escucho que tocaron la puerta de la iglesia; tuve que levantarme e ir a abrir la puerta; tan grande fue mi sorpresa que me encontre con dos niños, uno de 6 años y el otro de 4 años, quien me dijeron que su madre acababa de morir; por lo que, inmediatamente tuve que salir de la iglesia y me dirigí a su domicilio, que quedaba fuera de la ciudad. Era una casa muy humilde y pobre, ingrese a la vivienda, ella estaba sola tirada en el suelo, mientras que los niños miraban consternado y con lagrimas en los ojos. Felizmente, que la madre no había muerto había tenido un desmayo, ya que no contaba con dinero para comprarles a sus hijos un regalo.

Prendí una vela, y levante a la madre, esta se repuso y me comento que se había desmayado; le pregunte a la madre si habían preparado chocolate a sus hijos, y ella le respondió que no; estaba a punto de darles su te con un pan que le había quedado el día anterior…”

Este testimonio desgarrador, es la que a algunos de nosotros nos conmueve y nos hace ver lo injusto que es la vida. Y a veces no sabemos compartir ni tampoco ser solidario; por el contrario nos volvemos más egoísta e indiferente. Por eso, es importante que en estas fiestas pascuas, brindemos lo más valioso de nosotros a los demás; ¿cuál es?, nuestro cariño y amor a los demás. Feliz Navidad a cada uno de uste

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