LOS CANDIDATOS Y SU MODELO DE DESARROLLO A CONSTRUIR EN NUESTRO PAIS
Por: Percy J. Paredes Villarreal
Estamos a menos de un mes de realizarse las elecciones
presidenciales y congresales; donde el proceso está demostrando pérdida de
credibilidad en las instituciones encargadas de llevar a cabo este proceso
electoral, e inclusive existen indicios de parcialización por parte del JNE;
por otro lado, encontramos en algunos candidatos guerra sucia contra otros. Todo ello, mediante
confrontaciones relacionado a cuestionamientos sobre su gestión, si hubo o no
corrupción, que si libero a narcotraficantes, que si violó derechos humanos,
etc.
Asimismo, hasta la fecha un segundo denominador del proceso
electoral está plagado por tachas y
cuestionamientos a errores administrativos en la conformación de sus listas
presidenciales, parlamentarias o de alianzas; en otros casos las tachas a
candidatos presidenciales o vice, como en otros casos aquellos que postulan al
parlamento, están vinculado a la entrega de dinero o regalos, obsequios y dadivas a los electores.
Ha pesar que la ley electoral lo prohíbe.
Pocos son los candidatos que han abordado temas referentes a
lo programático, al modelo de crecimiento o tipo de Estado que se quiere
construir. A pesar de la coyuntura en que nos encontramos; en estos últimos
días ha comenzado a sobresalir tres propuestas de modelos de crecimiento que se
vienen planteando, como son: 1) Mantener el modelo neoliberal, sustentado en
las actividades primarias extractivas para generar crecimiento; 2) El modelo de
crecimiento sustentado en mantener el modelo de crecimiento neoliberal y en las
actividades primarias extractivas, pero con una redistribución en beneficio de
los más necesitados; 3) Cambiar el modelo neoliberal, un modelo con una presencia fuerte del
Estado, para generar diversificación
productiva, industrialización, mantener empresas estratégicas en manos del
Estado y de recaudación de impuestos a los que tienen más.
Estos modelos lo podemos relacionar a tres tipos de Estados,
que los candidatos vienen proponiendo; con respecto a la primera propuesta, es
mantener un Estado Neoliberal; los segundos, se ubican dentro de un Estado de
Bienestar; y el tercero está referido a un Estado Democrático, Participativo y
Transparente.
Los que defienden el modelo imperante se ubican: Keiko
Fujimori, Pedro Pablo Kuncisky, Alan García, Alejandro Toledo, Nano Guerra García, Fernando Olivera,
Francisco Diez Canseco, Antero Flores Araos, entre otros. Los que apuestan por
un Estado de Bienestar, se ubica a Alfredo Barnechea; y los que quieren un
nuevo modelo con un nuevo Estado, una nueva Constitución Política, una Nueva
República, se encuentra Verónica Mendoza.
Obviamente, que cada grupo ideológicamente lo podemos
relacionar con: el neoliberalismo de derecha ortodoxa; los segundo están
identificado con la socialdemocracia o centro de derecha; y los terceros, se
identifican con la izquierda y de centro izquierda, si lo queremos definir de
esa manera.
De acuerdo al modelo, se han manejado las estrategias; tal es
así que, durante la década de los 90 del siglo pasado, encontramos al modelo
neoliberal ortodoxo, donde se logró achicar al Estado; privatización de las empresas
públicas como si fueran chatarra; despido masivo de trabajadores,
conculcaciones de derechos y beneficios laborales, desprotección de los
trabajadores; violación a los derechos humanos, mediante desaparición de
estudiantes y ciudadanos por parte del terrorismo y de las fuerzas armadas; esterilización
de las mujeres andinas, como política de Estado; y por último, incorporación de
la corrupción a las esferas del Estado. Todas estas características que dieron
en esa década, algunas de estas siguen predominando hasta la actualidad.
Los primeros años del presente siglo, bajo la conducción de
Alejandro Toledo, se habló del “neoliberalismo con rostro humano”, “crecimiento
con chorreo”; donde, no se realizaron cambios estructurales y profundos, al
modelo; sino que se buscó humanizar el modelo. Para ello, se continuó con el
modelo imperante, los resultados no fueron nada halagadores, hubo crecimiento
pero las brechas sociales eran muy distantes, las desigualdades sociales eran
muy grandes.
Seguidamente, durante el segundo gobierno de Alan García y
del aprismo, se habló de mantener el modelo porque generaba crecimiento; por lo
tanto, esto permitía inclusión social. Es decir, “crecimiento con inclusión
social”. Pero los resultados fueron todo lo contrario, se incrementó la
corrupción, como son los petroaudios, decretos de urgencia para invertir en los
colegios emblemáticos, desviación de las donaciones y dinero a los damnificados
del terremoto en Ica y Pisco, entre otros; del mismo modo, el sonado caso de la
matanza a nuestros hermanos indígenas de Bagua, ya que los consideraba como
ciudadanos de segunda categoría, tal como lo describió en sus artículos
difundidos por el diario del “Comercio”, cuyo título se le denominó “El perro
del hortelano”.
En este último gobierno, se habló de la “inclusión social
para crecer”; donde se priorizaron los programas sociales como: Pensión 65,
Cuna Más, Foncodes, Qali warma, y Juntos. Con la finalidad de reducir la
pobreza, mediante estos programas asistenciales; donde se buscaba imponer
autoritariamente los proyectos mineros a costa de sangre y contaminación como:
Conga, Las Bambas, Tía María, pero no pudieron concluir con su cometido, porque
encontraron a una población hastiada de tanta injusticia.
En estas tres últimas elecciones generales realizado a partir
del año 2000 hacia adelante, la mayoría de la población voto por los candidatos
con un discurso basados en cambios estructurales y de modelo imperante; los candidatos ganadores lanzaron este
discurso con la finalidad de atraer los votos de las grandes mayorías que no
estaban conforme con este modelo que no les traía mucho beneficio; pero al
llegar al palacio de gobierno hicieron todo lo contrario, es decir convertirse
en pilotos automáticos del modelo neoliberal. Esto implico que, la ciudadanía
comenzara a decepcionarse de los gobernantes mentirosos.
Estos cambios de actitudes realizadas por los gobernantes al
llegar al sillón presidencial, se debieron
a la presión que han venido recibiendo por parte de los grupos de poder (organizados en la
CONFIEP, SNI, etc.) y también de los
medios de comunicación que hacían doblegar a los ganadores; quienes tuvieron
que aceptar plácidamente la imposición del modelo imperante.
En esta oportunidad, la derecha conjuntamente con el
parlamento mediocre y conservador, buscaron en todo momento aislar o
desaparecer a la izquierda, mediante la aprobación de la ley de partidos
políticos y del financiamiento respectivo.
Posteriormente, los medios de comunicación trataron de
desaparecer del escenario electoral las propuestas de izquierda; minimizándolo
y sacándolo de las encuestas; pero a pesar de ello, está comenzando a crecer la
propuesta de un nuevo modelo de desarrollo alternativo al neoliberalismo. Por
lo que, debido al acelerado crecimiento que viene teniendo la candidata
izquierdista y postulante por el Frente Amplio, tanto la derecha conjuntamente
con los medios de comunicación adscrita a su ideología, están tratando de
desprestigiarlo mediante imputaciones como “Chavista”, “Terruca”, “Aliada de Nadine”,
“Traicionera”, etc., que ella en todo momento ha deslindado; a pesar de estas
denominaciones Verónica Mendoza se ha convertido en un peligro para la derecha
corrupta, entreguista y neoliberal.
Por lo tanto, estas elecciones nuevamente van a tener que
definirse entre: continuar con este modelo de crecimiento sustentado en las
actividades primarias extractivas, en la debilidad de las instituciones
públicas, en el incremento de la corrupción; o votar por un nuevo modelo de
desarrollo, sustentado en una democratización del Estado, en la transparencia,
en la lucha frontal contra la corrupción, es decir construir un nuevo Estado,
una nueva República y una nueva Constitución Política. E allí el gran dilema.
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