DE LA MALDITA PRUEBA RAPIDA AL BENDITO PULSIMETRO (PRIMERA PARTE)
Por: Percy J. Paredes
Villarreal
Desde la identificación del primer compatriota
contagiado por el coronavirus en nuestro país; el Gobierno Nacional, el Ministerio
de Salud y la población desconocía el impacto humano, social, cultural,
político y económico, que iba a tener la pandemia en nuestro país. Todo se conocía
mediante la información que uno mismo lo obtenía navegando o accediendo a la página
web, o a través de las noticias emitida por los medios de comunicación escrito,
televisivo; nunca se pensó en las consecuencias que se tiene hasta la fecha, ni
tampoco estuvimos preparados para enfrentar y afrontar lo que venimos viviendo
actualmente.
Desde el inicio del Estado de Emergencia Sanitaria,
el gobierno central dirigido por el ex Presidente Martín Vizcarra nos hablaba
diariamente sobre la pandemia, la cantidad de personas implicados (contagiados
y fallecidos), así como también la situación del sector salud y su precariedad;
por lo que, recomendaba en todo momento el cuidado a través de: lavarse las
manos, tomar distancia de un metro y medio entre personas, y por ultimo
utilizar la mascarilla.
La presencia de Vizcarra en los medios de
comunicación diariamente, hizo creer que estábamos siendo conducido por un buen
comunicador, con mensajes sencillos y con una convicción de las cosas;
haciéndonos ver la importancia de la presencia del Estado en estos momentos de
crisis sanitaria. Además dentro de una situación en que nos encontrábamos muchos
creíamos que los peruanos teníamos que estar unidos; olvidándonos de las
traiciones que sufrió y vivió nuestro país a lo largo de la etapa republicana.
Comenzando
a estudiar al coronavirus en el mundo y en el país:
A nivel mundial la ciencia médica comenzaba a buscar
y encontrar una alternativa para combatir la COVID-19; se iniciaron una serie
de investigaciones respecto a diferentes aspectos de la pandemia, como: a)
investigaciones referido a contar con una vacuna en el mediano plazo;
particularmente las industrias farmacéuticas comenzaron a trabajar en la
búsqueda de un antídoto; b) elaboración de un kit de medicamentos para atender
a los pacientes que habían contraído el coronavirus; c) elaboración de
estrategias para identificar a las personas afectadas, haciendo uso de una
serie de medidas, d) implementación de estrategias para prevenir el contagio, etc.
Mientras que en otros países el tema de la
investigación permitió acelerar el proceso de identificación o conseguir
algunas opciones para poder hacer seguimiento y acercarse al virus para
estudiarlo y luego conseguir los antídotos; en nuestro país fue todo lo
contrario, nos encontrábamos desarmados debido a que el Estado y los Gobiernos
Nacionales de turno, nunca se preocuparon por invertir en investigación, las
Universidades Nacionales muy poco se dedican a este rubro, es decir hay muy
poca cultura de investigación.
Eso conllevó a que nos encontráramos huérfanos
de alternativas para combatir la pandemia; por lo que en ese momento las
instituciones públicas y privadas, se dedican a investigar, elaborar
instrumentos o equipos para protegernos del virus y atender a las personas que
habían contraído el covid-19.
A la vez desde los inicios de la pandemia, el
gobierno central venia comunicándose y coordinando con la Organización Mundial
de la Salud (OMS), recibiendo algunas recomendaciones y orientación con la
finalidad de buscar un medio o estrategia para controlar la expansión del
virus, identificando a las personas que se
contagiaban dejando de lado una estrategia de carácter territorial comunitario.
Iniciando
las pruebas moleculares y luego las pruebas rápidas a las personas con posibles
contagios en el país:
En los inicios de la pandemia en nuestro país
se realizaban los análisis de pruebas moleculares, cuyo periodo de duración de
estudio y entrega de resultados era muy largo (más de 10 días). Lastimosamente el Ministerio de Salud contaba con tres
equipos centralizados en la capital del país; motivo por el cual los análisis
que se hacían en una determinada región tenían que remitirlos a los
laboratorios de la capital para su respectivo estudio y luego los resultados eran
remitidos a su lugar de origen.
Dentro de ese contexto, la cantidad de
infectados comenzaban a crecer impidiendo identificar a las personas
contagiadas, para su respectivo tratamiento. Demostrando que habíamos pasado de
una fase 2: de contención, al 3: contagio comunitario, e ingresábamos a la fase
5 de transmisión sostenida. Todo ello fue en menos de 3 meses.
Por lo que, ante la recomendación del
Organismo Mundial de la Salud (OMS), el gobierno nacional se interesa por la
compra de pruebas rápidas para identificar y detectar a las personas que tengan
el covid-19; aprobándose la adquisición de las famosas pruebas denominadas
serológicas o también rápidas.
Definiendo
las pruebas rápidas y moleculares:
Según
Elmer Huerta, nos explica que: Existen dos tipos de pruebas para estudiar la
enfermedad: las que descubren al virus en
personas infectadas y las que descubren la respuesta del
organismo a la infección por el virus.
Las primeras se hacen en secreciones de nariz, boca
o garganta y buscan al virus. Estas incluyen la PCR (busca segmentos de
estructura genética del virus para amplificarlos e indicar su presencia) y las
de antígeno (reconocen la envoltura proteica del virus). Las PCR son caras y
requieren tecnología sofisticada, las de antígeno –como las que la
aerolínea Lufthansa planea proveer a sus pasajeros en octubre– son
baratas (unos S/15) y dan resultado en 15 minutos. Si sale positivo, significa que la
persona tiene el virus al momento de la prueba.
La segunda, la serológica o rápida, busca anticuerpos o
inmunoglobulinas que produce el sistema de defensa en respuesta al virus, y se
hace en sangre. Un resultado positivo indica que la persona ya tuvo la
enfermedad.[1]
Las
pruebas rápidas en el país:
Como hemos comentado anteriormente, las pruebas
moleculares que se realizaban indicaban que el tiempo de la entrega de los
resultados era muy largo; ameritando una mayor celeridad al proceso de análisis
y entrega de los resultados; para de esa manera aplicar la atención respectiva.
Manejándose una estrategia de atención curativa, dejando de lado un trabajo más
comunitario promocional preventivo.
En los primeros días del mes de abril comienza
aparecer las famosas pruebas rápidas a nivel mundial; como opción para
identificar rápidamente las personas que han contraído el virus, e iniciar el
tratamiento respectivo.
En ese contexto internacional, el gobierno
dispone la adquisición de una gran cantidad de pruebas rápidas (6 millones de
esto), que permitiera su aplicación a nivel nacional; basándose en la
aplicación de una muestra de aproximadamente el 10% del universo poblacional
que supera los 32 millones de habitantes.
La adquisición de las pruebas serológicas daba
como responsable al MINSA su administración y distribución, posteriormente se
compartió con ESSALUD los encargados de hacer las tomas, concentrándose en el
sector público los encargados de centralizar y distribuirlo en todo el
territorio peruano.
Lastimosamente, como se pudo ver las noticias por
los medios de comunicación, hubieron mafias dentro del sector que en muchos de
los casos robaban las pruebas; para llevarlos al mercado negro haciendo su
respectiva comercialización de manera ilegal. Posteriormente los laboratorios
privados comenzaron a aplicar las pruebas rápida, encargándose de elevar el
precio superando los 180 soles, de una manera abrupta; a pesar que el sector
público les brindaba gratuitamente las pruebas, además de ser los encargados de
suministrar y entregar los resultados en forma gratuita a estas entidades
comercializadoras.
Estrategias
de implementación de las pruebas rápidas:
Teniendo las pruebas rápidas en nuestro país,
se comenzó a delinear algunas estrategias; con la finalidad de detener el
contagio rápido del virus que había iniciado su proceso de aceleramiento en
todo el territorio. Ya que, la atención y el tratamiento de los pacientes con
el virus, iba a traer graves consecuencias a la familia, y a la precaria
situación en que se encuentra el sistema sanitario.
Una de los logros que se tuvo en los inicios
fue que nuestro país, se convirtió en uno de los primeros en adquirir las
pruebas rápidas para ser muestreadas en todo el territorio nacional, en
comparación con otros países que mantenían pruebas moleculares, con las
características mencionadas líneas arriba.
En un primer momento se plantea que la distribución
y aplicación de las pruebas rápidas a las regiones debe realizarse según el tamaño
poblacional y la cantidad de contagio por región; además de la conformación del
comando Covid-19, constituido por profesionales encargados de recepcionar las
pruebas en su región, para luego distribuirlo y su respectiva toma muestral.
Esto significaba que a cada región se le
asignaba una determinada cantidad de pruebas a ser tomadas; luego en cada
territorio subnacional se distribuía las pruebas según la cantidad de
contagiados, eso implicaba que donde había más casos positivos tenían que darse
más pruebas en comparación a otros lugares que habían pocos. Del mismo modo, en
estos espacios se adolecía de priorización y direccionamiento territorial de la
aplicación de las pruebas.
La primera
estrategia para realizar la toma de las muestras, estaba centrado en que los
ciudadanos acudan a los puestos de salud; pero no tuvo el impacto esperado
debido a la poca concurrencia de la ciudadanía a los puestos de salud. Teniéndose
que cambiar con una más agresiva como es la de salir a los lugares donde había
una mayor conglomeración de personas, identificándose: los mercados, luego
fueron los paraderos de transporte, las agencias bancarias; aplicándose las
pruebas rápidas a los comerciantes, usuarios del transporte (pasajeros,
choferes y cobradores), usuarios que iban al banco, respectivamente. Luego,
comenzaron a trabajar territorialmente, para lo cual realizaban perifoneo por
las calles, dando a saber que en una determinad lugar, preferentemente en lozas
o coliseos deportivos, se iban a tomar las pruebas rápidas, generando
aglomeración de personas que no respetaban el distanciamiento, y por ende los
posibles contagios.
Es importante considerar la falta de
coordinación entre el MINSA y ESSALUD, para aplicar la estrategia de atención
en un determinado lugar; ya que en dicho sector se tomaban las pruebas rápidas
en dos o más ocasiones; mientras que en otros lugares no lo hacían. De esa
manera encontrábamos desorden en la intervención comunal.
Otra característica fue acelerar la toma de
muestras serológica diariamente, poniéndose como meta hacer más de 10 mil
muestras; para de esa manera, saber la cantidad de contagio.
Efectividad
de las pruebas:
Es importante manifestar que: Una prueba PCR o de antígeno positiva impulsa tres importantes
acciones. La primera, aislar a la persona para proteger a los contactos. La
segunda, instruirla para que aprenda a manejar la enfermedad en su casa,
vigilando los síntomas que indiquen una complicación respiratoria. Y la
tercera, que identifique a sus contactos, para rastrearlos y hacerles también
la prueba molecular, para –de ser positiva– aislarlos también e impedir la
propagación de la enfermedad. La prueba molecular es un poderoso instrumento de
salud pública.
La prueba rápida o serológica identifica dos tipos de
inmunoglobulinas (IgM e IgG), anticuerpos producidos por el sistema de defensa
en respuesta a la infección. Esos anticuerpos dan idea de los días que han
pasado después de la infección pero, al no detectar al virus, su positividad indica casi siempre un caso antiguo,
raramente contagioso.
Si la prueba molecular permitía descubrir a la persona
con el virus y a sus contactos para cortar los brotes, gracias a los estudios
de prevalencia, la serológica permite conocer la proporción de gente que ya
tuvo la enfermedad en la población general. Al respecto, debido a que no hay certeza de cuánto duran los anticuerpos, la idea
de expedir un “pasaporte de inmunidad” basado en una prueba serológica positiva
no tiene base científica.[2]
Resultados de las pruebas tomadas:
Según
la información cuantitativa podemos decir que hasta el día miércoles 03 de
marzo del presente año, se han realizado 7, 701,919 pruebas a los ciudadanos
peruanos, de las cuales 1, 344,969 personas han dado positivos; de esta
cantidad de casos con covid-19 existen 389,509 personas que han sido testeado
mediante la prueba molecular; 849,938 han sido aplicados mediante pruebas
rápidas y 105,522 mediante pruebas antígenas[3]. Eso demuestra que durante todo el periodo de pandemia se han realizado
de manera mayoritaria las pruebas rápidas para detectar si la persona ha tenido
el coronavirus o no.
Del
mismo modo, queremos compartir con ustedes la información del día 04 de marzo
del presente año, en la que se han tomado 55,253 pruebas de las cuales 6,891
han sido pruebas rápidas, 15,198 moleculares y 33,168 antígenas. De esta
cantidad de pruebas realizada el mismo día se reportó 4, 878 casos positivos, distribuyéndose
los datos de la siguiente manera: a) De las pruebas rápidas aplicadas se
reportaron 1, 152 casos; b) 571 se reportaron positivos haciendo uso de las
pruebas moleculares, y c) 3,155 personas dieron positivo mediante la pruebas
antígena.[4]
Existen
algunos errores o fallas cometidas como: durante el estado de emergencia
sanitaria no se ha tenido una estrategia comunicativa de manera didáctica,
entendible y sencilla: donde la explicación del uso de estas pruebas no han
sido comprendido. Por lo que, en muchos de los casos las personas común y
corriente, se sentían confiado de los resultados que les hacen, descuidándose
de su salud debido a los resultados negativos que le salía; poco tiempo después,
llegaban a enfermarse sin saber que tenía la pandemia, muchos de ellos comenzaron
a fallecer.
Hubiese
sido importante desde los inicios hacer un análisis comparativo de manera
cuanti y cualitativo entre las personas que se han hecho las pruebas rápidas y
su situación de contagió, fallecimiento o curación; en comparación con los que
se han aplicado las pruebas moleculares. De esa manera llegaríamos a la conclusión
de quienes son los más contagiados y fallecidos, entre los que se hicieron
pruebas rápidas o los otros.
Un acercamiento al análisis antropológico:
Es importante considerar que en nuestro país, se mantiene
un ciclo de atención médica, iniciándose por: a) la automedicación, es decir la
mayoría cuando tiene algún resfrío o estornuda, lo primero que hace es tomar
plantas medicinales; b) si no le hace bien,
acude a la recomendación de un familiar; c) si no le hace bien la
recomendación o sugerencia que le ha dicho el familiar, amigo o persona que ha
tenido algún tipo de malestar similar; va a la farmacia para adquirir alguna medicina
que permita cortarlo, pero si le hace bien, lo cura o lo sana del malestar,
allí queda; c) Cuando pasa buen tiempo con el malestar, y no ha podido
cortarlo, recién acude al médico para su tratamiento, cuando en muchos de los
casos ya es muy tarde.
Una
segunda característica, se da en el uso de los medicamentos tradicionales, como
lo que viene sucediendo en estos momentos donde se hace unos de una serie de
combinados para de esa manera, supuestamente, controlar la pandemia, como es el
uso del: ajo, kion, cebolla, eucalipto, canela, limón, en una olla y se pone a
hervir, luego se toma como agua de tiempo cada ciertas horas durante el día.
Algunos lo denominan la Ivermectina casera.
Una
tercera, viene a ser la automedicación mediante el cual entre vecinos y
familiares, existe una comunicación permanente; predominando las redes sociales
parentales y en el cual se intercambian información medicinal, creyendo que el
tratamiento realizado por uno debe hacerlo el otro; adquiriendo o utilizando
los mismos medicamentos sin tomar en cuenta la opinión del médico.
Esas
características demuestran el poco interés de las personas por la salud; ya que
cuando uno tiene malestar recién se acerca a un nosocomio para su respectiva
atención. Del mismo modo, cuando una persona se ha tomado la prueba rápida, y
le ha salido negativo, sencillamente hace caso omiso a su cuidado personal y
familiar.
Conclusiones:
Frente
a esa situación me planteo las siguientes conclusiones:
La Primera está referido a que ausencia de una
comunicación y explicación en forma sencilla y didáctica, respecto a los tipos
de pruebas realizado por los centros de salud; eso a traído como consecuencia
que la ciudadanía en su conjunto no ha tenido claro la diferencia entre prueba
rápida y molecular, pensando que ambos son similares o iguales.
Segundo,
al no tener claro la diferencia entre ambas pruebas, ha traído como
consecuencia la confianza y seguridad de las personas que al salir negativo en
una prueba rápida, han pensado que se encontraban sanos o que hayan creído que
era un simple resfrió; por lo tanto, no le hicieron caso que tenían el coronavirus
y cuando reaccionaron ya fue muy tarde, trayendo graves consecuencias en la
familia.
Tercero,
la prueba rápida fue un factor importante en sus inicios, pero conforme iba
pasando el tiempo dejo de serlo; pasando a un segundo plano. Por lo que, el gobierno
nacional debería haber retirado estas y utilizado las pruebas moleculares, como
factor de identificación de una persona que esta contagiado o no.
Cuarto,
debido al desconocimiento y a la falta de información que el ciudadano adolecía
muchos, se confiaron pensando que no estaban contagiados, falleciendo
posteriormente.
Las
pruebas rápidas han sido instrumento para detectar si la persona ha tenido o no
covid-19 antes de los 7 días de haberse realizado. Muchas de estas personas que
se han tomado las pruebas y han salido negativo han creído que no se habían
contagiado, pero conforme ha ido pasando los días el virus avanzaba en su
cuerpo; y cuando reaccionaron la enfermedad había atacado a los pulmones.