LA ANTROPOLOGIA Y EL PENSAMIENTO COLONIAL
Por: Percy J. Paredes
Villarreal
Desde que se creo la
antropología, como ciencia social, esta fue un instrumento importante para los
imperios, y posteriormente lo gobiernos capitalista que buscaban mantener su
dominio y ampliar su proceso de colonización en todo el mundo.
Tal es así que, según lecturas,
estudios e investigaciones de autores clásicos de la antropología, los
gobernantes de estos países dominantes enviaban a muchos etnógrafos a diversos
países dependientes y colonizados, para que estudien el comportamiento sociocultural,
político y económico de las etnias, comunidades, lideres y autoridades
pertenecientes a estos territorios subordinados o dependientes; con la
finalidad de recoger información y poder aplacar las rebeliones y/o
levantamientos contra el yugo imperialista y dominantes. Pero además, lograr el
aculturamiento de su población hacia la cultura dominante que imponían los
colonizadores.
A la vez, hubieron otros
antropólogos que llegaron a estos territorios con la finalidad de hacer lo
mismo; pero más pudo su conciencia social y compromiso con los desposeídos,
antes que las riquezas y el bienestar. Por lo tanto, muchos de ellos desacataron
esas misiones para la que habían sido contratados, para ponerse de lado
de los marginados, de los discriminados, y de los sectores vulnerables.
Muchos de esto antropólogos,
apoyaron causas justas como fueron la lucha por su liberación e independencia,
por la autonomía y el fortalecimiento de sus identidades culturales, y el
respeto a la diversidad étnica y multicultural.
Recuerdo que en el VI Congreso
Nacional de Estudiantes de Antropología, que se realizó en el año de 1996, en
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima, escuche una ponencia sobre
el tema de la contaminación ambiental en las zonas selváticas, en las que
fueron contratados antropólogos, para sensibilizar a la comunidades indígenas,
con la finalidad de aceptar la presencia de empresas privadas para que exploten
sus recursos naturales; cuyas consecuencias iban a ser funestas para estas
comunidades. Pero, más predomino la conciencia social de aquellos profesionales
que se pusieron de lado de las comunidades que iban a ser afectadas por la
contaminación.
Del mismo modo sucedió en
Tambogrande, en Piura, cuando contrataron a antropólogos para que esa comunidad
predominantemente agrícola, particularmente cultivadora de limón; acepte el
cambio de actividad productiva por la extractivista. Desde un inicio hubo
rechazo hacia el cambio de actividad productiva, por parte de la
población; los colegas antropólogos que llegaron a diseñar toda una estrategia
con fines de cambiar el pensamiento y la opinión de la población, no pudieron
hacerlo; por lo que, en su recomendación propusieron respetar la decisión del
pueblo y convocar a una consulta previa, donde ellos mismos decidan sin la
presión o condicionamiento de nadie.
Asimismo sucedió, con el tema de
Conga en Cajamarca; en el gobierno de Humala que durante su campaña electoral
apoyaba el agua antes que la minería; y cuando llego al gobierno nacional hizo
lo contrario. Pero no pudo porque toda la región se opuso. Este accionar
permitió un avance importante en la legislación peruana al incorporar temas
como cuestión previa, consulta a las comunidades para poder implementar
proyectos ajenos a su realidad, como han sido las actividades
extractivistas, particularmente.
Estos logros que permitieron un
avance en las organizaciones indígenas; pero que en la actualidad están
comenzando a retroceder debido a una fuerte presencia de una derecha
colonialista, en las instituciones importantes del Estado; buscan impedir que
estos movimientos étnicos se fortalezcan.
Para avanzar en este proceso de
reconcentración del poder en la derecha, comenzaron liquidando y tumbaron a
Castillo que fue su máximo representante por ser un profesor rural, andino,
proveniente de Cajamarca. Sustituyéndola por su segunda Vicepresidenta, mujer
mestiza, que acepto condiciones para gobernar a cambio de
impunidad, apoyo y defensa en las diferentes esferas de este Estado neoliberal
y colonial.
Este reacomodo político, en favor
de los partidos perdedores en las últimas elecciones presidenciales, que ahora
gobiernan; están brindando el apoyo y soporte al gobierno de la actual
mandataria; cuya mayoría parlamentaria son mestizos que se sienten identificado
con la república criolla y corrupta; manteniendo un pensamiento colonial. Que
sigue presente a lo largo de la etapa republicana, generando una brecha de
desigualdad social, cultural, económica y política.
Esto se puede corroborar con el
aplacamiento de las manifestaciones étnicas, realizado en el sur del país con
más de 50 ciudadanos y ciudadanas, provenientes de diferentes culturas, que
fueron exterminadas por parte de las fuerzas del orden, y que hasta la fecha
las investigaciones se han detenido. Algunos representantes de la derecha a
ultranza, que han tenido cargos públicos importantes en las instituciones han
manifestado haberle dicho a la presidenta que endurezca la represión contra las
etnias que expresaban su rechazo al golpe contra Pedro Castillo.
Aparte de estas acciones
militares, encontramos expresiones simbólicas y discursos xenofóbicos, y
racistas contra comunidades indígenas, que tratan de cambiar el concepto de
violencia sexual y/o violaciones sexuales a alumnas de educación secundaria
menores de 15 años por la denominación de “Practicas Culturales”; o en el
caso de expresar que los “Derechos Humanos son para ciudadanos y no para
ratas”. Y así podemos describir expresiones discriminadoras y raciales por
parte de autoridades mestiza con pensamiento colonial.
Estas expresiones verbales,
hechas por autoridades nacionales y pública, son avaladas por un gobierno
constituido por mestizos y afrodescendientes, que cultural y racialmente
representan a sectores importante de la cultura peruana; pero ideológica y políticamente
defiende la “Herencia aristocrática, y colonial”, tal como lo describía Julio
Cotler en su famosa obra “Clase, Estado y Nación en el Perú”.
Queda demostrado lo que en un
determinado momento Huamán Poma de Ayala manifestaba una posición contraria
contra el mestizaje, donde expresaba que era un sector que actuaba más por
conveniencia e interés, que por identidad y solidaridad cultural.
Frente a estos actos
discriminatorios y xenofóbicos, pocas instituciones vinculadas a temas de
defensa de los derechos humanos y étnicos, colegios profesionales, han
expresado su voz de protesta, o han criticado estas opiniones que no son
desatinadas, sino son expresiones de una clase social y cultural, que sigue
pensando como si viviéramos en la etapa colonial.
Por el contrario, algunos lideres
de instituciones, han preferido acudir al llamado de este “congreso de la
república”, que tiene menos del 6% de aprobación, que defiende sus propios
intereses, que quiere salirse de la Corte Interamericana de Derechos Humano,
que blinda la corrupción y al gobierno nacional, que defiende y se oponen
a censurar a Ministros que dan “carne de burro o de caballo”
a niños de comunidades andinas e indígenas para que coman, o que blindan
a sus propios colegas por “mocha sueldos”.
Ahora se entiende porque existen
instituciones que deberían solidarizarse con las etnias maltratadas
política y culturalmente, que necesitan el apoyo o respaldo institucional; pero
con su inmutismo avalan estos actos de discriminación y maltrato; al no
pronunciarse, ni tampoco sentar una posición contra el maltrato, la
discriminación, y la xenofobia, que vienen ocurriendo en nuestro país. Por el
contrario prefieren acudir al legislativo, para tomarse fotos, y recibir
pergaminos manchados; y algunos colegas feliciten estas ceremonias y rituales
que respaldan el accionar de estas instituciones que se encuentran
desacreditadas y de espaldas a las necesidades de la población.
Pero lo más sorprendente es que
algunos de sus agremiados felicitan y reconocen la labor de sus directivos.
Esto nos lleva a seguir pensando que la funcionabilidad de la institución es
mantener un pensamiento colonial y distractor, estar a favor de la discriminación,
no decir nada ante actos xenofóbicas y maltratos hacia poblaciones
vulnerables. De esa manera queda demostrado en las instituciones profesionales,
que deben velar por los más desposeídos se ponen de lado de los agresores, los
criollos, los colonialistas.
Eso demuestra que la ofensiva
colonialista y criolla, que hace el gobierno nacional, tiene el respaldo de
algunas instituciones que deberían defender los derechos humanos y cuestionar
la discriminación; por lo que prefieren quedarse callado y no decir nada frente
a los maltratos que vienen sufriendo estas comunidades milenarias.
Es interesante estudiar el
pensamiento colonial en instituciones que deben velar por la diversidad
cultural, la interculturalidad, la etnicidad, etc.; queda demostrado que los
grupos que asumen responsabilidades, hay un predominio de un pensamiento colonial,
que en muchos de los casos es asimilado consciente o inconsciente; que puede
ser resultado de su proceso endocultural, o formación profesional dentro de las
aulas universitarias. Sería bueno, investigar más este tema.
Quiero culminar, parafraseando al
Poeta Cesar Vallejos, “Antropólogos hay mucho que hacer para cambiar la
mentalidad colonialista existente”. O recoger el pensamiento de uno de los
grandes antropólogos del siglo XX, José María Arguedas que nos decía “No soy un
aculturado”. hay que descolonizar el pensamiento de los antropólogos.
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