“FEMINICIDIO Y VIOLENCIA CONTRA LA MUJER 2015 – 2022, UNA MIRADA CUANTITATIVA”
Por: Percy J. Paredes Villarreal
El
presente artículo busca relacionar dos instrumentos para recolectar información
que deben estar articulado, y que en muchos de los casos tratan de verlo de
manera incompatible generando una brecha enorme. Por lo que, debemos
cohesionarlo, para poder utilizarlo, en nuestra actividad académica y
profesional.
El
binomio entre lo cualitativo y lo cuantitativo, son elementos importantes que,
desde el mundo de la academia, como desde las actividades profesionales y
laborales, se ha convertido en un instrumento importante para interpretar la
realidad sociocultural, política, económica, ambiental, educativa, etc.; y que
en estos últimos tiempos se está convirtiendo en insumos para la toma de
decisiones.
Esto ha
motivado a que, desde el sector público, particularmente, se convierta en un
elemento importante y prioritario, para la toma de decisiones y la
implementación de políticas públicas. Específicamente en el tema de género, está
permitiendo visibilizar la violencia contra las mujeres y los integrantes del
grupo familiar, cuantificando y cualificándolo, para de esa manera elaborar e
implementar estrategias en la prevención y atención a las víctimas, a nivel de
servicios y de manera territorial.
Una
muestra de ello, es lo que se viene haciendo con la difusión cuanti y cuali de
la problemática de la violencia de género a nivel nacional y subnacional; que
nos va a permitir hacer interpretación, análisis, síntesis, y diseñar
estrategias con la finalidad de erradicar este problema en todos sus niveles
gubernamentales.
LA ANTROPOLOGIA FRENTE A LO CUANTITATIVO:
Mucho
de nosotros como antropólogos, hemos sido formado dentro del campo de lo
cualitativo, desarrollando en muchas de las ocasiones metarelatos, o lo que
ahora hablamos de narrativas. Producto de ello, Clifford Geertz, antropólogo
norteamericano, nos planteó conducir nuestra carrera por el postmodernismo, en
el cual nos dediquemos a describir hechos sociales como si fueran cuentos y
dejar de hacer ciencia. Lo cual, en un primer momento pareciéramos que ese era
la línea de acción, es decir dedicarnos a hacer literatura y/o empirismo como
es la etnografía, que viene a ser la descripción del acontecimiento. Aunque hay
algunos colegas que quieren elevar la etnografía como ciencia.
Producto
de estos aconteceres, minimizamos lo cuantitativo, que en muchos de los casos
es producto de lo cualitativo. Donde los datos son resultados de las
entrevistas que se sistematizan y se convierte en estadística. Tal es así que
por ejemplo en el manejo de encuestas y registros administrativos, se utiliza
entrevistas, mediante el contacto entre el entrevistador con el entrevistado a
través de la comunicación o dialogo; se hacen las preguntas y se obtienen
respuestas, que es plasmado en una ficha o en una libreta de campo, por eso los
antropólogos siempre llevamos en nuestro bolsillo nuestra libreta de apuntes.
Además,
existe otro componente, que viene a ser la observación que nos va a permitir
mirar el entorno donde se realiza la entrevista o encuesta, para saber sus
condiciones y calidad de vida del entrevistado y su familia. Producto de ello,
se recoge la información y también se confronta con la realidad en que se
encuentra, y se hace uso del valor de
las respuestas si son consistente o no.
Y otro
elemento es comprobar la veracidad de las respuestas, y eso tiene que ver mucho
con el estado de ánimo, la situación material o socioemocional en que esta la
persona entrevistada o encuestada; ya que, si es por primera vez que una
persona le hace la entrevista o le aplica la encuesta las respuestas pueden ser
muy cortantes, o en otro caso, estas pueden ser más confiable cuando la
relación comunicativa entre el emisor y el receptor es muy frecuente.
Del mismo
modo, algunos antropólogos nos hemos quedado en lo descriptivo, en lo
cualitativo, en los metarelatos, convirtiéndonos, en algunos de los casos, en
folkloristas, resaltando el hecho que hemos mencionado; similar a los
periodistas y/o comunicadores que se encargan de relatar un acontecimiento o una
información; en otros casos, en describir la noticia. Pero muy poco nos
encargamos de hacer la interpretación y el análisis de los casos problemáticos o
los acontecimientos perjudiciales para impedir que se convierta en una
costumbre o habito negativo; muchos menos diseñamos estrategias para innovar o
cambiar ese problema. Esto último nos va a permitir hacer ciencia aplicada para
generar cambios.
De
igual manera sucede con el manejo de datos, el cual algunos antropólogos pormenorizamos,
minimizamos o menospreciamos la estadística para entender e interpretar el
universo poblacional de la sociedad o la comunidad. Si bien es cierto, en
tiempos pasado nuestra diferencia con la sociología estaba referido al objeto
de estudio, mientras que para nosotros es el hombre, para ellos es la sociedad;
para lo cual ellos hacen uso de las encuestas y las estadísticas, mientras que
para nosotros es lo contrario, el trabajo de campo, entrevista y la observación
directa y/o participante, es decir la convivencia en la comunidad con sus
respectivas descripciones. De allí nació una de las diferencias entre lo cuanti
para los sociólogos y lo cuali para los antropólogos, y otros elementos
diferenciales más.
Recuerdo
mucho que, siendo estudiante de antropología, con otros compañeros de clase, a
veces cuestionábamos al Prof. Elías Minaya, porque aparte de su enfoque
estructural funcionalista, utilizaba el manejo de los datos. Pero una vez que
converse con él y me involucre en un proyecto que él dirigía entendí la
importancia de lo cuantitativo; y a la vez de lo cualitativo podemos
cuantificarlo, siendo sumamente valioso utilizar estos dos instrumentos que son
útiles en la investigación; como en un ciclo de proyecto social y/o de
desarrollo.
Mi paso
por diversas instituciones públicas y privadas, me ha llevado a articular e
interpretar, diseñar y ejecutar proyectos, programas, planes de desarrollo,
haciendo uso de estos dos instrumentos sumamente importantísimos para generar
innovación y/o cambios, tomando en cuenta la dinámica social, cultural del
territorio, sin afectar su identidad.
CUANTIFICANDO LA
VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES Y LOS INTEGRANTES DEL GRUPO FAMILIAR EN EL PERÚ:
En
estos últimos tiempos hablamos de la información y gestión del conocimiento,
como elementos fundamentales para la toma de decisiones en las diversas
dimensiones, en las instituciones públicas y privadas, en todos los sectores.
Ya que nos va a permitir ser más objetivos, contar con información confiable, y
también decidir de manera oportuna y adecuada, las inversiones, políticas
públicas, etc.
Esto se
puede observar y corroborar en las diversas plataformas digitales y/o virtuales
existentes, a nivel nacional y regional, que se vienen publicando por las
diferentes instituciones públicas y privadas. Estas páginas web, te brindan
información y también datos, que pueden permitir contar con insumos para
elaborar diagnósticos, líneas de base, estrategias, planes, programas, y
proyectos.
Una de
las instituciones públicas encargadas de manejar esta información cuantitativa
es el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), que
periódicamente difunde estudios cuantitativos, producto de la aplicación de las
encuestas que realiza según el sector o temática. Pero también, encontramos los
registros administrativos que cada institución o sector público maneja de
acuerdo a su eje temático, indicadores y variables; y que esta información
cualitativa se cuantifica, para convertirlos en datos estadísticos. De esa
manera difundirlo, ya que son información pública.
Particularmente,
en estos últimos años el tema de la violencia de género, mediante la creación
de la Ley 30364, Ley para prevenir, atender y sancionar la violencia contra las
mujeres y los integrantes del grupo familiar, está permitiendo brindar
servicios de prevención, atención y sanción; a la vez, está implicando la
visibilización de este tema que en décadas pasadas no tenía mucha importancia
como lo es ahora.
A
partir de esta ley, también se considera estudios cuantitativos que permitan
manejar datos producto de estudios y reporte de registros administrativos, con
la finalidad de que los diversos sectores involucrados, entidades
gubernamentales nacional y subnacional, puedan diseñar políticas para erradicar
la violencia contra las mujeres.
Uno de
las principales preocupaciones es el feminicidio, que cada año va
incrementándose; motivo por el cual, es preocupación de las entidades seguir
bregando para reducir los altos índices de violencia según el tipo y las
modalidades que viene predominando en nuestro país. Para ello, tenemos los
estudios sobre este tema que es publicado tanto por el INEI, como la
información por otras instituciones.
LA ESTADISTICA
COMO INFORMACIÓN CUANTITATIVA:
El año pasado el Instituto
Nacional de Estadística e Informática (INEI), presento el estudio denominado
“PERÚ: FEMINICIDIO Y VIOLENCIA CONTRA LA MUJER 2015 – 2022”. Este documento fue
elaborado por el Comité Interinstitucional de la Criminalidad (CEIC), que es
presidido por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), e
integrado por el Poder Judicial (PJ), Ministerio Público (MP), Ministerio del
Interior (MININTER), Policía Nacional del Perú (PNP), Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos (MINJUSDH), y el Instituto Nacional Penitenciario. Del mismo
modo, este trabajo fue elaborado en conjunto teniendo una metodología
consensuada y estandarizada para determinar los casos de feminicidio mediante
proceso de contrastación, clasificación y validación, obteniendo una base de
datos relacionado al feminicidio.
Además, el estudio incorpora
cifras de violencia contra la mujer, de la Encuesta Demográfica y de Salud
Familiar (ENDES), Investigación continua que realiza el INEI e información de
Población penitenciaria recluida por feminicidio del Instituto Nacional
Penitenciario. El estudio resalta
algunos puntos importantes, mencionando lo siguiente:
Ø
Durante el año 2022 en el país se
registraron 147 feminicidios cuya cifra es mayor al del año anterior en 6
casos, representando al menos 3 muertes violentas contra mujeres por razón de
género cada semana, cuya tasa de feminicidio por cada 100 mil mujeres alcanzó
el 0,9% en el periodo 2015 – 2022 cuyo total fue de 1045 víctimas. Y en el año 2023, hubo 165 casos de feminicidio.
Tal como se describe a continuación.
Ø Respecto a las víctimas por feminicidio, el alto
porcentaje se identifica a menores de 30 años con el 44,2%, de las cuales el
34,7% se ubican entre las edades de 18 a 29 años de edad y un 9,5% fueron
menores de 18 años. Mientras que el 24,5% son entre las edades de 30 a 39 años,
17,7% están entre los años 40 a 49, el 6,8% provienen de las edades de 50 a 59
años, la misma cifrar es para las adultas mayores de 60 a más. También la
encuesta menciona la nacionalidad de las
victimas por feminicidio donde el 95,2% que vienen a ser 140 han sido peruanas.
Tal como se describe a continuación.
Ø El estudio, también menciona que la región con más
alta tasa de feminicidio es Madre de Dios alcanzando 2,5 por 100 mil mujeres;
en segundo lugar, se ubica Apurímac y Cusco con 1,9, luego esta Ancash y
Huancavelica con 1,7, seguido se encuentra Puno con 1,6, en quinto lugar,
ubicamos a Amazonas y Arequipa con 1,4, seguido esta Huánuco y Lima Provincias
con el 1,3, séptimo lugar se encuentra Cajamarca con 1,2 y Tacna con 1,1.
Ø Referido a cifras absolutas, en primer lugar, esta
Lima Metropolitana que reporto 37 feminicidios representando el 25,2%, en menor
número se encuentran Cusco con 13, Arequipa 11, Puno y Ancash con 10 cada uno,
Cajamarca esta con 9, La Libertad 7 y Lima Provincia 6. En tanto, Ayacucho,
Callao y Ucayali tuvieron un reporte de 1 feminicidio en cada caso.
Ø Respecto a los perpetradores del feminicidio, el
estudio indica que, en el año 2022, el 27,9% los feminicidas fueron sus
parejas/conviviente, el 15,6% fueron enamorado, el 15,0% lo hicieron la ex pareja
o ex conviviente, el 9,5% por ex enamorado, mientras que el 3,4% fue el esposo,
evidenciando que la ocurrencia del delito se presenta en una relación
sentimental o cuando ha concluido. Mientras que el 2,7% de víctimas fue
realizado por un conocido/a, el 0,7% lo hizo un pariente, el 0,7% estuvo a
cargo de un desconocido/a, el 2,7% otra persona, y el 21,8% no precisa.
Ø En relación al lugar de ocurrencia, el estudio
arroja que el 38,8% de los feminicidios ocurrió en la vivienda de la víctima,
el 15,6% fue en un lugar desolado o campo abierto, el 14,3% sucedió en la vía
pública (llámese avenida, calle, carretera, trocha, parque u otro), el 8,8% en
un hostal, el 8,2% en la vivienda del presunto victimario, el 2,7% en el río,
mar, acantilado, acequia, canal u otro, y un 1,4% se hizo en la vivienda de un
familiar, vehículo, local comercial, centro de trabajo u otro lugar.
Ø De acuerdo a la forma o medio utilizado para
cometer el acto de feminicidio, el 23,1% de los casos fue por estrangulamiento,
asfixia o ahogamiento, el 20,4% utilizaron arma blanca, el 13,6% utilizó un
objeto contundente, el 10,9% fue cometido con arma de fuego, el 3,4% lo
hicieron mediante suministro de sustancias toxicas o envenenamiento, el 3,7% se
realizó mediante precipitación o caída, y el 1,4% fue a través de acción de
fuego directa, entre otras formas.
Ø También el estudio indica que las causas del feminicidio
se dieron por celos que fue el de mayor porcentaje con el 49,5%, seguido está
el de supuesta infidelidad de la pareja con el 7,7%, el mismo porcentaje fue
por negativa de la víctima de continuar con la relación, el 5,5% fue por
negativa de la victima de regresar con la pareja, el 3,3% fue por problemas
económicos, el 2,2% por abuso sexual, y el 1,1% para facilitar u ocultar otro
delito. Entre otras causas.
A MODO DE CONCLUSION:
Al analizar
la información cuantitativa nos damos cuenta del reporte de los datos, que
también podrían tener un enfoque antropológico, incorporando más temas, como:
a) Sector territorial donde predomina el feminicidio, b) Sector sociocultural,
donde se puede identificar la tipología de la familia, c) situación económica
de los feminicidas, etc.
Esta
información refleja las caracteristas de la relación de pareja; faltaría tomar
en cuenta el aspecto sociocultural del agresor y víctimas; para entender el
entorno sociocultural.
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