lunes, 22 de marzo de 2021

DE LA MALDITA PRUEBA RAPIDA AL BENDITO PULSIMETRO (PRIMERA PARTE)

 

Por: Percy J. Paredes Villarreal

Desde la identificación del primer compatriota contagiado por el coronavirus en nuestro país; el Gobierno Nacional, el Ministerio de Salud y la población desconocía el impacto humano, social, cultural, político y económico, que iba a tener la pandemia en nuestro país. Todo se conocía mediante la información que uno mismo lo obtenía navegando o accediendo a la página web, o a través de las noticias emitida por los medios de comunicación escrito, televisivo; nunca se pensó en las consecuencias que se tiene hasta la fecha, ni tampoco estuvimos preparados para enfrentar y afrontar lo que venimos viviendo actualmente.

Desde el inicio del Estado de Emergencia Sanitaria, el gobierno central dirigido por el ex Presidente Martín Vizcarra nos hablaba diariamente sobre la pandemia, la cantidad de personas implicados (contagiados y fallecidos), así como también la situación del sector salud y su precariedad; por lo que, recomendaba en todo momento el cuidado a través de: lavarse las manos, tomar distancia de un metro y medio entre personas, y por ultimo utilizar la mascarilla.

La presencia de Vizcarra en los medios de comunicación diariamente, hizo creer que estábamos siendo conducido por un buen comunicador, con mensajes sencillos y con una convicción de las cosas; haciéndonos ver la importancia de la presencia del Estado en estos momentos de crisis sanitaria. Además dentro de una situación en que nos encontrábamos muchos creíamos que los peruanos teníamos que estar unidos; olvidándonos de las traiciones que sufrió y vivió nuestro país a lo largo de la etapa republicana.

Comenzando a estudiar al coronavirus en el mundo y en el país:

A nivel mundial la ciencia médica comenzaba a buscar y encontrar una alternativa para combatir la COVID-19; se iniciaron una serie de investigaciones respecto a diferentes aspectos de la pandemia, como: a) investigaciones referido a contar con una vacuna en el mediano plazo; particularmente las industrias farmacéuticas comenzaron a trabajar en la búsqueda de un antídoto; b) elaboración de un kit de medicamentos para atender a los pacientes que habían contraído el coronavirus; c) elaboración de estrategias para identificar a las personas afectadas, haciendo uso de una serie de medidas, d) implementación de estrategias para prevenir el contagio, etc.

Mientras que en otros países el tema de la investigación permitió acelerar el proceso de identificación o conseguir algunas opciones para poder hacer seguimiento y acercarse al virus para estudiarlo y luego conseguir los antídotos; en nuestro país fue todo lo contrario, nos encontrábamos desarmados debido a que el Estado y los Gobiernos Nacionales de turno, nunca se preocuparon por invertir en investigación, las Universidades Nacionales muy poco se dedican a este rubro, es decir hay muy poca cultura de investigación.

Eso conllevó a que nos encontráramos huérfanos de alternativas para combatir la pandemia; por lo que en ese momento las instituciones públicas y privadas, se dedican a investigar, elaborar instrumentos o equipos para protegernos del virus y atender a las personas que habían contraído el covid-19.

A la vez desde los inicios de la pandemia, el gobierno central venia comunicándose y coordinando con la Organización Mundial de la Salud (OMS), recibiendo algunas recomendaciones y orientación con la finalidad de buscar un medio o estrategia para controlar la expansión del virus,  identificando a las personas que se contagiaban dejando de lado una estrategia de carácter territorial comunitario.  

Iniciando las pruebas moleculares y luego las pruebas rápidas a las personas con posibles contagios en el país:

En los inicios de la pandemia en nuestro país se realizaban los análisis de pruebas moleculares, cuyo periodo de duración de estudio y entrega de resultados era muy largo (más de 10 días). Lastimosamente   el Ministerio de Salud contaba con tres equipos centralizados en la capital del país; motivo por el cual los análisis que se hacían en una determinada región tenían que remitirlos a los laboratorios de la capital para su respectivo estudio y luego los resultados eran remitidos a su lugar de origen.

Dentro de ese contexto, la cantidad de infectados comenzaban a crecer impidiendo identificar a las personas contagiadas, para su respectivo tratamiento. Demostrando que habíamos pasado de una fase 2: de contención, al 3: contagio comunitario, e ingresábamos a la fase 5 de transmisión sostenida. Todo ello fue en menos de 3 meses.

Por lo que, ante la recomendación del Organismo Mundial de la Salud (OMS), el gobierno nacional se interesa por la compra de pruebas rápidas para identificar y detectar a las personas que tengan el covid-19; aprobándose la adquisición de las famosas pruebas denominadas serológicas o también rápidas.

Definiendo las pruebas rápidas y moleculares:

Según Elmer Huerta, nos explica que: Existen dos tipos de pruebas para estudiar la enfermedad: las que descubren al virus en personas infectadas y las que descubren la respuesta del organismo a la infección por el virus.

 

Las primeras se hacen en secreciones de nariz, boca o garganta y buscan al virus. Estas incluyen la PCR (busca segmentos de estructura genética del virus para amplificarlos e indicar su presencia) y las de antígeno (reconocen la envoltura proteica del virus). Las PCR son caras y requieren tecnología sofisticada, las de antígeno –como las que la aerolínea Lufthansa planea proveer a sus pasajeros en octubre– son baratas (unos S/15) y dan resultado en 15 minutos. Si sale positivo, significa que la persona tiene el virus al momento de la prueba.

 

La segunda, la serológica o rápida, busca anticuerpos o inmunoglobulinas que produce el sistema de defensa en respuesta al virus, y se hace en sangre. Un resultado positivo indica que la persona ya tuvo la enfermedad.[1]

 

Las pruebas rápidas en el país:

Como hemos comentado anteriormente, las pruebas moleculares que se realizaban indicaban que el tiempo de la entrega de los resultados era muy largo; ameritando una mayor celeridad al proceso de análisis y entrega de los resultados; para de esa manera aplicar la atención respectiva. Manejándose una estrategia de atención curativa, dejando de lado un trabajo más comunitario promocional preventivo.

En los primeros días del mes de abril comienza aparecer las famosas pruebas rápidas a nivel mundial; como opción para identificar rápidamente las personas que han contraído el virus, e iniciar el tratamiento respectivo.

En ese contexto internacional, el gobierno dispone la adquisición de una gran cantidad de pruebas rápidas (6 millones de esto), que permitiera su aplicación a nivel nacional; basándose en la aplicación de una muestra de aproximadamente el 10% del universo poblacional que supera los 32 millones de habitantes.

La adquisición de las pruebas serológicas daba como responsable al MINSA su administración y distribución, posteriormente se compartió con ESSALUD los encargados de hacer las tomas, concentrándose en el sector público los encargados de centralizar y distribuirlo en todo el territorio peruano.

Lastimosamente, como se pudo ver las noticias por los medios de comunicación, hubieron mafias dentro del sector que en muchos de los casos robaban las pruebas; para llevarlos al mercado negro haciendo su respectiva comercialización de manera ilegal. Posteriormente los laboratorios privados comenzaron a aplicar las pruebas rápida, encargándose de elevar el precio superando los 180 soles, de una manera abrupta; a pesar que el sector público les brindaba gratuitamente las pruebas, además de ser los encargados de suministrar y entregar los resultados en forma gratuita a estas entidades comercializadoras.

Estrategias de implementación de las pruebas rápidas:

Teniendo las pruebas rápidas en nuestro país, se comenzó a delinear algunas estrategias; con la finalidad de detener el contagio rápido del virus que había iniciado su proceso de aceleramiento en todo el territorio. Ya que, la atención y el tratamiento de los pacientes con el virus, iba a traer graves consecuencias a la familia, y a la precaria situación en que se encuentra el sistema sanitario.

Una de los logros que se tuvo en los inicios fue que nuestro país, se convirtió en uno de los primeros en adquirir las pruebas rápidas para ser muestreadas en todo el territorio nacional, en comparación con otros países que mantenían pruebas moleculares, con las características mencionadas líneas arriba.

En un primer momento se plantea que la distribución y aplicación de las pruebas rápidas a las regiones debe realizarse según el tamaño poblacional y la cantidad de contagio por región; además de la conformación del comando Covid-19, constituido por profesionales encargados de recepcionar las pruebas en su región, para luego distribuirlo y su respectiva toma muestral.

Esto significaba que a cada región se le asignaba una determinada cantidad de pruebas a ser tomadas; luego en cada territorio subnacional se distribuía las pruebas según la cantidad de contagiados, eso implicaba que donde había más casos positivos tenían que darse más pruebas en comparación a otros lugares que habían pocos. Del mismo modo, en estos espacios se adolecía de priorización y direccionamiento territorial de la aplicación de las pruebas.

 La primera estrategia para realizar la toma de las muestras, estaba centrado en que los ciudadanos acudan a los puestos de salud; pero no tuvo el impacto esperado debido a la poca concurrencia de la ciudadanía a los puestos de salud. Teniéndose que cambiar con una más agresiva como es la de salir a los lugares donde había una mayor conglomeración de personas, identificándose: los mercados, luego fueron los paraderos de transporte, las agencias bancarias; aplicándose las pruebas rápidas a los comerciantes, usuarios del transporte (pasajeros, choferes y cobradores), usuarios que iban al banco, respectivamente. Luego, comenzaron a trabajar territorialmente, para lo cual realizaban perifoneo por las calles, dando a saber que en una determinad lugar, preferentemente en lozas o coliseos deportivos, se iban a tomar las pruebas rápidas, generando aglomeración de personas que no respetaban el distanciamiento, y por ende los posibles contagios.

Es importante considerar la falta de coordinación entre el MINSA y ESSALUD, para aplicar la estrategia de atención en un determinado lugar; ya que en dicho sector se tomaban las pruebas rápidas en dos o más ocasiones; mientras que en otros lugares no lo hacían. De esa manera encontrábamos desorden en la intervención comunal.

Otra característica fue acelerar la toma de muestras serológica diariamente, poniéndose como meta hacer más de 10 mil muestras; para de esa manera, saber la cantidad de contagio.

Efectividad de las pruebas:

Es importante manifestar que: Una prueba PCR o de antígeno positiva impulsa tres importantes acciones. La primera, aislar a la persona para proteger a los contactos. La segunda, instruirla para que aprenda a manejar la enfermedad en su casa, vigilando los síntomas que indiquen una complicación respiratoria. Y la tercera, que identifique a sus contactos, para rastrearlos y hacerles también la prueba molecular, para –de ser positiva– aislarlos también e impedir la propagación de la enfermedad. La prueba molecular es un poderoso instrumento de salud pública.

La prueba rápida o serológica identifica dos tipos de inmunoglobulinas (IgM e IgG), anticuerpos producidos por el sistema de defensa en respuesta a la infección. Esos anticuerpos dan idea de los días que han pasado después de la infección pero, al no detectar al virus, su positividad indica casi siempre un caso antiguo, raramente contagioso.

 

Si la prueba molecular permitía descubrir a la persona con el virus y a sus contactos para cortar los brotes, gracias a los estudios de prevalencia, la serológica permite conocer la proporción de gente que ya tuvo la enfermedad en la población general. Al respecto, debido a que no hay certeza de cuánto duran los anticuerpos, la idea de expedir un “pasaporte de inmunidad” basado en una prueba serológica positiva no tiene base científica.[2]

 

Resultados de las pruebas tomadas:

 

Según la información cuantitativa podemos decir que hasta el día miércoles 03 de marzo del presente año, se han realizado 7, 701,919 pruebas a los ciudadanos peruanos, de las cuales 1, 344,969 personas han dado positivos; de esta cantidad de casos con covid-19 existen 389,509 personas que han sido testeado mediante la prueba molecular; 849,938 han sido aplicados mediante pruebas rápidas y 105,522 mediante pruebas antígenas[3]. Eso demuestra que durante todo el periodo de pandemia se han realizado de manera mayoritaria las pruebas rápidas para detectar si la persona ha tenido el coronavirus o no.

 

Del mismo modo, queremos compartir con ustedes la información del día 04 de marzo del presente año, en la que se han tomado 55,253 pruebas de las cuales 6,891 han sido pruebas rápidas, 15,198 moleculares y 33,168 antígenas. De esta cantidad de pruebas realizada el mismo día se reportó 4, 878 casos positivos, distribuyéndose los datos de la siguiente manera: a) De las pruebas rápidas aplicadas se reportaron 1, 152 casos; b) 571 se reportaron positivos haciendo uso de las pruebas moleculares, y c) 3,155 personas dieron positivo mediante la pruebas antígena.[4]

 

Existen algunos errores o fallas cometidas como: durante el estado de emergencia sanitaria no se ha tenido una estrategia comunicativa de manera didáctica, entendible y sencilla: donde la explicación del uso de estas pruebas no han sido comprendido. Por lo que, en muchos de los casos las personas común y corriente, se sentían confiado de los resultados que les hacen, descuidándose de su salud debido a los resultados negativos que le salía; poco tiempo después, llegaban a enfermarse sin saber que tenía la pandemia, muchos de ellos comenzaron a fallecer.

 

Hubiese sido importante desde los inicios hacer un análisis comparativo de manera cuanti y cualitativo entre las personas que se han hecho las pruebas rápidas y su situación de contagió, fallecimiento o curación; en comparación con los que se han aplicado las pruebas moleculares. De esa manera llegaríamos a la conclusión de quienes son los más contagiados y fallecidos, entre los que se hicieron pruebas rápidas o  los otros.

 

Un acercamiento al análisis antropológico:

 

Es importante considerar que en nuestro país, se mantiene un ciclo de atención médica, iniciándose por: a) la automedicación, es decir la mayoría cuando tiene algún resfrío o estornuda, lo primero que hace es tomar plantas medicinales; b) si no le hace bien,  acude a la recomendación de un familiar; c) si no le hace bien la recomendación o sugerencia que le ha dicho el familiar, amigo o persona que ha tenido algún tipo de malestar similar;  va a la farmacia para adquirir alguna medicina que permita cortarlo, pero si le hace bien, lo cura o lo sana del malestar, allí queda; c) Cuando pasa buen tiempo con el malestar, y no ha podido cortarlo, recién acude al médico para su tratamiento, cuando en muchos de los casos ya es muy tarde.

 

Una segunda característica, se da en el uso de los medicamentos tradicionales, como lo que viene sucediendo en estos momentos donde se hace unos de una serie de combinados para de esa manera, supuestamente, controlar la pandemia, como es el uso del: ajo, kion, cebolla, eucalipto, canela, limón, en una olla y se pone a hervir, luego se toma como agua de tiempo cada ciertas horas durante el día. Algunos lo denominan la Ivermectina casera.

 

Una tercera, viene a ser la automedicación mediante el cual entre vecinos y familiares, existe una comunicación permanente; predominando las redes sociales parentales y en el cual se intercambian información medicinal, creyendo que el tratamiento realizado por uno debe hacerlo el otro; adquiriendo o utilizando los mismos medicamentos sin tomar en cuenta la opinión del médico.

 

Esas características demuestran el poco interés de las personas por la salud; ya que cuando uno tiene malestar recién se acerca a un nosocomio para su respectiva atención. Del mismo modo, cuando una persona se ha tomado la prueba rápida, y le ha salido negativo, sencillamente hace caso omiso a su cuidado personal y familiar.

 

Conclusiones:

 

Frente a esa situación me planteo las siguientes conclusiones:

 

 La Primera está referido a que ausencia de una comunicación y explicación en forma sencilla y didáctica, respecto a los tipos de pruebas realizado por los centros de salud; eso a traído como consecuencia que la ciudadanía en su conjunto no ha tenido claro la diferencia entre prueba rápida y molecular, pensando que ambos son similares o iguales.

 

Segundo, al no tener claro la diferencia entre ambas pruebas, ha traído como consecuencia la confianza y seguridad de las personas que al salir negativo en una prueba rápida, han pensado que se encontraban sanos o que hayan creído que era un simple resfrió; por lo tanto, no le hicieron caso que tenían el coronavirus y cuando reaccionaron ya fue muy tarde, trayendo graves consecuencias en la familia.

 

Tercero, la prueba rápida fue un factor importante en sus inicios, pero conforme iba pasando el tiempo dejo de serlo; pasando a un segundo plano. Por lo que, el gobierno nacional debería haber retirado estas y utilizado las pruebas moleculares, como factor de identificación de una persona que esta contagiado o no.

 

Cuarto, debido al desconocimiento y a la falta de información que el ciudadano adolecía muchos, se confiaron pensando que no estaban contagiados, falleciendo posteriormente.

 

Las pruebas rápidas han sido instrumento para detectar si la persona ha tenido o no covid-19 antes de los 7 días de haberse realizado. Muchas de estas personas que se han tomado las pruebas y han salido negativo han creído que no se habían contagiado, pero conforme ha ido pasando los días el virus avanzaba en su cuerpo; y cuando reaccionaron la enfermedad había atacado a los pulmones.

 

 

 

 



[1] Elmer Huerta, “El dilema de las pruebas para diagnostico en el Perú”, diario el Comercio (Perú), 27 de Setiembre 2020.

[2] Idem

[3] Minsa, 03 de marzo 2021

[4] DGE - MINSA

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