miércoles, 9 de junio de 2010

A UN AÑO DEL BAGUAZO Y LA CONSTRUCCIÒN DE LA INTERCULTURALIDAD DESDE ABAJO

Por: Percy J. Paredes Villarreal

Ha pasado un año, de los sucesos acaecidos en la zona nororiental del País, donde un conflicto entre nativos con la Policía, con una perdida de vidas humanas de 34 personas, de las cuales 25 fueron policías y 9 nativos, y decenas de heridos, y un desaparecido. Este hecho lamentable se hubiese podido resolver sino hubiese existido una actitud autoritaria e impositiva de parte del Gobierno Central, que dispuso una medida y acción represiva contra aquellas personas que habían tomado la carretera Belaúnde Ferry, en esta zona, como señal de protesta contra los Decretos Supremos que buscaban quitarles sus bienes.

Posterior, a esta medida represiva, tanto los Ministros del Gabinete, que en aquel entonces estaba presidido por Yehude Simón, como los miembros de la Policía Nacional, se echaban la culpa y a la vez, responsabilizaban a los nativos de haber cometido esta barbarie. Pero, los hechos demostraron que los nativos actuaron pacíficamente, y reaccionaron de esa manera debido a un accionar represivo por parte de la Policía, que solamente se encargaban de cumplir ordenes, provenientes del Ejecutivo.

Pasado esta masacre, tanto el Congreso como el Poder Judicial, se interesaron en hacer las investigaciones; buscando en todo momento responsabilizar a los ciudadanos de segunda categoría (apelativo que le puso el Presidente Alan García); donde, quedó demostrado que el síndrome del “Perro del Hortelano”, estuvo enmarcado en la creación de condiciones que permitiera invadir y expropiar terrenos que pertenecen a los propios, nativos desde muchos siglos atrás; desconociendo totalmente el Convenio Nº 169 de la OIT y de las Naciones Unidas, que declara textualmente, en uno de sus artículos realizar la consulta a los propios nativos si deciden entregar sus tierras o no; para ello, es política del Estado proteger tanto los espacios territoriales como la vigencia de las etnias y sus respectivas culturas.

Este Convenio, fue suscrito por Fujimori en el año de 1993; sigue vigente hasta la fecha. Y que, en estos últimos días el Congreso de la República a ratificado este Convenio; además de aprobar una Ley, mediante el cual solicita que se debe pedir la consulta respectiva a los propios nativos, siempre y cuando se quiera intervenir en sus espacios territoriales.

Han pasado cerca de un año, y de los acuerdos y los compromisos que se plantearon, posterior, a este suceso; donde se han creado mesas de trabajo, comisiones en el Parlamento, etc.; pareciera que las cosas siguen igual, sin ningún tipo de voluntad política en poder reivindicar a los nativos y revalorar su cultura, fortaleciendo su identidad y generando una inclusión social y cultural a este Estado – Nación, en que para ellos, le es indiferente.

Pero a la vez, tal como lo describe Augusto Alvarez Rodrich, “La traqgedia del 5 de Junio no es sino la culminación de una larga serie de conflictos y desencuentros, el mayor de las cuales radica en la falta de representatividad de la población indígena y en su dificultad para hacerse escuchar”

En estas últimas 5 décadas, las políticas interculturales, se han venido dando; en un primer momento en el aspecto educativo, a través de la Educación Intercultural, siendo el gobierno de Juan Velasco Alvarado, uno de los interesados en diseñar Políticas Públicas en el sector educativo, que permitió un logro importante y un gran avance en esta línea.

Posteriormente, el surgimiento de las organizaciones autónomas de Autodefensa, como fueron las Rondas Campesinas; permitieron avanzar en la creación de una Justicia Campesina, logrando generar una cultura de la reintegración de las personas a la sociedad campesina; y que, en sus inicios fue duramente criticado, pero que en estos últimos tiempos, el Poder Judicial los ha incorporado como la jurisprudencia dentro del espacio donde la presencia del Estado, y en particular el Poder Judicial, se encuentra ausente.

Y por último, el tema de la salud Intercultural, como un espacio importante, de incorporar a la salud oficial, las costumbres y tradiciones de los nativos en la atención a sus enfermos, haciendo uso de la medicina tradicional.

Mientras que en el aspecto político, el fortalecimiento de las Organizaciones Nativas, y su incorporación a la política local y nacional, para muchos partidos políticos tradicionales es una preocupación; ya que, ahora si podrían tener una representación o llegar a ser gobierno. Pero, por otro lado, los partidos políticos, han tomado en cuenta este sector que ha sido marginado y excluido dentro de los Planes de Gobiernos por mucho tiempo; y que ahora se han convertido en punto de agenda de la Política Nacional.

Por lo tanto, el tema del indigenismo, de los nativos o de los excluidos social, cultural y políticamente; en menos de un año está comenzando a tener una presencia importante; motivo por el cual, se estaría aceptando y reconociendo la existencia de que somos un país Multi y Pluricultural.

Ha tenido que suceder una tragedia social, para que recién comencemos a pensar y reflexionar sobre los otros; que nunca fueron aceptados como ciudadanos; y gracias al Dr. Alan García, por su actitud represiva, para que nos solidaricemos y nos tengamos que dar cuenta de la diversidad cultural existente en nuestro país.

A raíz de este hecho repudiable, estos ciudadanos aborígenes, vienen construyendo su desarrollo, revalorando y fortaleciendo su identidad cultural.

ELECCIONES MUNICIPALES, PARTIDOS POLITICOS Y VIENTRE DE ALQUILER

Por: Percy J. Paredes Villarreal

Estamos a puertas de un nuevo proceso electoral municipal; donde decidiremos quienes serán nuestros representantes al Gobierno Local (termino superior al concepto de municipio, que muchos políticos, estudiosos y ciudadanos ven con un enfoque tradicional, de hacer plata, “perdón” de hacer política).

A la vez, en este proceso electoral, vemos y notamos de cómo los diversos sectores sociopolíticos, organizaciones y agrupaciones, están comenzando a trabajar con la finalidad de atraer a los mejores políticos, es decir aquellos que “roban pero hacen obras”, donde los temas ideológicos y programáticos han sido reemplazados por el de ser cercano al líder del partido, o en otros casos aquellos que aportan a la campaña nacional presidencial.

Y es que, en estos últimos tiempos, el proceso de descentralización que está viviendo el país, ha incrementado los recursos económicos a los gobiernos locales, a partir del canon y sobrecanon, pero no con el FONCOMUN; del mismo modo, se ha ingresado a un proceso de descentralización en las áreas de descentralización educativa y la salud, que dentro de poco tiempo estarán en manos de los gobiernos locales; del mismo modo, podemos hablar de la descentralización de los programas sociales.

Esta reforma del Estado, en todo momento esta buscando el empoderamiento y fortalecimiento institucional de los gobiernos locales; pero que lamentablemente, los candidatos al sillón municipal, no tienen una mirada clara de lo que viene sucediendo en nuestro país; por el contrario, tienen una mirada corta de lo que significa, actualmente, la gestión pública local, y solamente buscan el aprovechamiento individual de los recursos existentes en el subgobierno; ya que, muchos de los que se presentan en estas contiendas electorales son aprendices y/o quieren vivir de la política.

Por lo que, para ser candidato a la alcaldía, no se necesita tener conocimiento, ni tampoco formación profesional, mucho menos tener autoridad moral, o estar preparado y/o capacitado; lo que, se necesita es tener habilidad, labia y saber jugar con los partidos, para que dentro de ellas puedan llegar al sillón municipal y convertirse en los poderosos del espacio territorial local. Ahora, ya se dejo de lado, ver al municipio como un trampolín para llegar a las divisiones superiores, es decir a la Política Nacional.

Y dentro de este aspecto, los partidos políticos tradicionales, buscan mantener esta concepción; ya que, tanto para los de derecha como de izquierda, no le interesa la militancia ni tampoco la identificación partidaria, mucho menos la cuestión moral; o en otros casos, la vida moral de los políticos que postulan al sillón municipal (tanto como Alcalde o Regidores). Lo que los interesa, es tener la posibilidad de ganar una alcaldía, para que esta se convierta en “caja chica” y financie la campaña electoral nacional, que será el próximo año. Para los políticos nacionales, no les interesa si anteriormente perteneció al partido y renunció para irse a otro partido, pero ahora retorna nuevamente siendo aceptado nuevamente en el partido, por ser autoridad local; y por lo tanto, puede servirnos y podemos utilizarlo o aprovecharlo para el próximo año electoral presidencial.

Mientras que por el lado de los candidatos municipales, buscan un partido que les permita dar la oportunidad de postular y ganar las elecciones; y luego, renunciar o tener una administración sin ningún tipo de interés o compromiso. Es decir, alquilar el partido para ganar un proceso electoral y luego renunciar a ella, hasta después de cuatro años, en que nuevamente toque las puertas del local partidario, para que nuevamente sea aceptado y vuelva a postular en las contiendas electorales.

Esto se relacionaría a lo que denominaríamos o le daríamos el termino de “Vientre de Alquiler”, donde el candidato solamente quiere el logotipo o el símbolo del partido, para postular y luego olvidarse que pertenece a un determinado partido político. Porque, sencillamente, no se hace labor política, ni tampoco se hace formación política, mucho menos se asume un compromiso ideológico y político, ni tampoco se capacita en formación ideológica y programática; sino, simplemente se les prepara para hacer mancha y bulla, y esperar que gane el candidato para ir a pedirle apoyo, porque estuvo apoyando en su campaña electoral.

El relativismo político en este proceso electoral municipal, es la que se viene implementando, en donde no se dan compromisos políticos, programáticos, ideológicos, entre el militante o candidato y el partido político. Sino, lo que le interesa al partido político, vigencia y apoyo a la campaña electoral nacional; y al líder tener el membrete y el símbolo, para postular y ganar las elecciones.

Además que los partidos políticos, en muchos de los casos están perdiendo su representatividad e institucionalidad; para imprimirle una visión pragmática de la política.

Este relativismo, va a permitir construir gobernabilidades democráticas muy débiles, que impiden un fortalecimiento de los partidos políticos, de la democracia y de la institucionalidad. Por el contrario, va a significar mantener un modelo de gestión local tradicional, sin perspectiva de desarrollo ni tampoco de participación ciudadana.

Mientras tanto, los sectores populares y pobres, comienzan a sacarle provecho a esta coyuntura electoral; para de esa manera, poder mejorar su comedor popular, su organización o en otros casos su situación familiar; ya que tienen que acudir al candidato para que lo apoyen con medicina, ollas o productos; y si no lo apoyan, sencillamente se recienten y acuden a otro candidato que le puede apoyar y tendrán su voto. Esto va a permitir sacarle provecho, porque después difícilmente podrán tener esa oportunidad cuando a los que lo han apoyado gana las elecciones, porque cambia de actitud, porque es gobernante.