Por: Percy J. Paredes Villarreal
Corrían los fines de la década de 1970, nuestro país ingresaba a la transición democrática donde la izquierda y el pueblo en su conjunto, jugo un papel importante en la lucha frontal contra la dictadura militar del General Francisco Morales Bermúdez; muchos dirigentes y líderes de aquel tiempo habían sido deportado, encarcelados y desaparecidos, los que fueron expulsados del país comenzaron a retornar. La Asamblea Constituyente y el pueblo pedia la unidad de la izquierda, pero lastimosamente algunos de ellos “patio el tablero” y nuevamente la izquierda se dividía y participaba en las elecciones presidenciales de 1980 en diversos partidos políticos; nuevamente se perdía la oportunidad de llegar al gobierno, a pesar que durante esta década la población se unió para enfrentar a la dictadura los partidos de izquierda no podían unirse para gobernar.
En la década de los 80 del siglo pasado, desde nuestro pueblo todas las noches escuchábamos las noticias y siempre salía a relucir la imagen de un diputado de izquierda que con mucha energía y vehemencia defendía sus ideales; muchos de nosotros siendo muy jóvenes, que salíamos de la adolescencia, nos gustaba y emocionaba escucharlo a este diputado por Lima, que nos impactaba y en nuestras reuniones comenzábamos a comentar y hablar sobre la realidad nacional, la coyuntura política, la importancia de organizarnos para gobernar y el socialismo.
Hubo un compañero trabajador del campo, que lo convirtió en su líder y en el icono de la izquierda peruana, como era mayor que nosotros siempre nos hablaba de Javier, trataba de conseguir todas las informaciones respecto al dirigentes de izquierda; hablaba y practicaba su discurso y estilo imitándole a él y en las asambleas de trabajadores salía al frente y hablaba igual que Javier; inclusive llego a viajar a la ciudad de Lima para tomarse una fotografía con Javier, y a su retorno nos enseñó, e inclusive lo puso en un cuadro y lo tenía en su sala para que cuando llegasen personas o visitas lo vieran la foto con Javier.
Durante esa década los jóvenes comenzábamos a identificarnos con la izquierda y el socialismo; nació esa identificación con los sectores sociales empobrecidos; del mismo modo, era común leer a Mariátegui a Marx, y a otros ideólogos de la izquierda internacional y peruana; del mismo modo, era común leer diarios como: Marka, La Voz, La República, semanarios como: Quehacer, Cambio, entre otros materiales que nos permitía tener una mirada crítica del país como de la realidad internacional. En esta etapa siempre veíamos con mucho entusiasmo la lucha por una nueva sociedad, por el socialismo y la transformación de los modos y las fuerzas de producción.
En la campaña electoral presidencial de 1985, era la primera vez que los líderes de izquierda llegaron a mi pueblo, allí pude conocer a muchos líderes de la izquierda que representaban una fuerza importante en la política nacional. Dentro de ese grupo estuvo Javier, que a pesar de su discapacidad caminaba con el resto, se reflejaba sus lentes gruesos, su barba, su frente, su miraba de poco hablar; fue la primera vez que lo escuche hablar en público, y veía como levantaba a la masa, como las personas que escuchaban se emocionaban, era un agitador y un excelente orador.
Posteriormente, estando en la Universidad, mi interés y mi identificación con la izquierda se fue afianzando y fortaleciendo; en nuestra facultad de Ciencias Sociales predominaba el Partido de Derecha, me refiero al Partido Comunista del Perú “Patria Roja”, que se oponía a la presencia de otro partido político diferente a ellos; Fujimori se había perpetrado en el Poder y los conductores de la Facultad se volvieron Fujimoristas, la mayoría de nuestros docentes se consideraban tecnócratas; para ellos el “fin de la historia y de las ideologías” les había llegado antes de que Francis Fukuyama publicara su libro. Por lo tanto, no aceptaban el ingreso de algunos líderes, dirigentes, congresistas y/o políticos diferentes al Partido Político que hasta la fecha sigue gobernando la Facultad.
A pesar de la oposición de los docentes, comenzamos a tener cercanía con otros líderes de la Izquierda; por lo que, por intermedio de una amiga pudimos llegar a Javier, lo invitamos a dar una charla en la facultad de Ciencias Sociales y nos sorprendió que muchos estudiantes se acercaran al paraninfo a escuchar la exposición de Javier, creo que era la primera vez que Javier llegaba a la Universidad; todos estuvimos pendiente del mensaje y la visión política con que nos hablaba, de las políticas neoliberales y la lucha frontal contra la corrupción y el autoritarismo que en ese momento comenzaba a consolidarse.
Del mismo modo, durante esa década muchos líderes de la izquierda comenzaban a renunciar a su identidad política para convertirse en tránsfugas, optando por el independentismo, o pasarse a las filas del fujimorismo y de la derecha; este proceso fue muy lamentable para una izquierda que comenzaba a extinguirse. Por lo que, éramos pocos los que seguíamos batallando para que la izquierda siga construyendo o defendiéndose de la arremetida ideológica y política del neoliberalismo. Pocos eran los que continuaban en el escenario político a nivel nacional, defendiendo a la clase trabajadora y a los sectores populares, algunos de ellos eran: Javier Diez Canseco, Gustavo Mohme Seminario, Henry Pease, etc., quienes eran los que se movilizaban a diferentes lugares del país, para organizar la lucha contra la dictadura fujimorista, contra la nueva Constitución Política y contra el neoliberalismo.
Durante esa etapa Javier comenzaba a llegar a Trujillo con mayor frecuencia; inclusive nos reuníamos en diferentes lugares, nos hablaba de la lucha contra la dictadura fujimorista, contra la corrupción. Pero lo más importante que resaltábamos aparte de su humildad y sencillez, era el cariño y el respeto que recibía cuando caminábamos por las calles de la ciudad de Trujillo, caminábamos por la plaza de armas, y la gente lo reconocían, otros se acercaban a saludarlo y a felicitarlo por la lucha frontal que hacia contra el régimen autocrático de Fujimori; acompañábamos a Javier en ese trajinar, no le gustaba tener seguridad ni tampoco quería policías a su alrededor para que lo cuidaran ante cualquier tipo de atentado.
Recuerdo que en una oportunidad, acompañamos a Javier al aeropuerto de Huanchaco para que tome el avión y retorne a Lima, ya que tenía que estar en el Congreso porque había sesión ordinaria y su presencia era importante en dicha reunión. Tomamos un Taxi para que nos lleve al Aeropuerto de Huanchaco, el taxista le reconoció y no lo quiso cobrar pero el saco de un billete y le entrego al chofer, y no le pidió vuelto; al llegar al aeropuerto, había una cola larga, los trabajadores y la gente que estaba allí lo reconocieron, algunos quisieron darle preferencia hacerle pasar por una puerta especial para que ingrese directamente, pero él se negó y prefirió hacer su cola y de esa manera ingresar; mientras que estábamos conversando en ese momento, llegó un congresista aprista apurado y en forma prepotente ingreso por la puerta especial, no hizo cola para subir; Javier solamente lo miro; pero, ese congresista se percató que Javier estaba haciendo cola y solamente atino a saludarlo.
Era un orgullo y un placer conversar con Javier, ya que la lucidez y la sinceridad de decir las cosas por su nombre, le llevó a tener amigos y enemigos; los obreros, trabajadores y dirigentes gremiales eran sus amigos, mientras que los corruptos, entreguistas y vendepatrias lo veían como su enemigo.
Cuando viajábamos a Lima, con algunos compañeros íbamos a verlo a Javier, siempre nos recibía con una sonrisa a veces dejaba de hacer sus cosas para atendernos; siempre veíamos a Javier interesado en conocer más, leía mucho, estudiaba permanentemente, se informaba y recopilaba información. En una oportunidad conversando con él le decíamos que era importante que nuestros líderes comenzaran a escribir y mantener un espacio dentro de la prensa.
Su posición de izquierda y socialista, siempre lo mantenía firme y no claudicaba; pero también, era una persona principista y defensor de la unidad en la lucha contra la corrupción y las dictaduras neoliberales; junto a Alberto Borea, Gustavo Mohme Seminario, Manuel Dammert, Carlos Tapia, Nicolás Lynch, Anel towsend, entre otros líderes nacionales de diferentes tendencias políticas, formaron Fuerza Democrática, para enfrentar a la dictadura fujimontesinista.
Fue una persona que le dio mucha importancia a la organización partidaria, se inició en Vanguardia Revolucionaria; posteriormente, con otros partidos políticos formaron a la Unidad Democrática Popular (UDP) llegando a ser Diputado por Lima dentro de la Izquierda, posteriormente con otros líderes formaron el Partido Unificado Mariateguista (PUM), también fue uno de los artífices en la construcción de la Izquierda Unida (IU), y luego formo parte en la construcción del Partido Socialista, es decir nunca fue personalista ni tampoco individualista, nunca renuncio ni claudico en sus ideales, ni o antepuso sus intereses personales a las causas justas de la clase explotada. Del mismo modo, fue invitado a participar como candidato al Congreso de la República en las filas de “Unión Por el Péru (UPP)” y en este último proceso electoral por “Gana Perú”; en este último proceso siendo congresista renunció a este Frente Político, debido a la inconsecuencia de su líder (Ollanta Humala) ya que durante la campaña electoral pregonaba “La Gran Transformación”, pero estando en el gobierno hace todo lo contrario.
Muchos decían que era sectaria y se le enrostraba la culpa de la división de la Izquierda Unidad; pero era una persona muy firme en sus convicciones y en sus posiciones nunca renuncio a sus ideales, ni tampoco los cambio por otros.
A pesar de su discapacidad, siempre estuvo en las marchas y en las luchas de los trabajadores, apoyaba y participaba permanentemente en diversas jornadas. Fue impulsor de una serie de organizaciones populares como: Foro Social, Mesas Regionales, frentes Regionales, entre otros; pero nunca renunció a sus ideales socialistas.
Nunca aspiraba a ser candidato a la Presidencia de la República, pero fue un acuerdo del Partido y él tenía que aceptar esa decisión; de esa manera comenzó a trabajar la campaña electoral. No tuvo la aceptación de la población, pero allí seguía batallando y luchando por una sociedad más democrática y más justa.
En los últimos años, se dedicó a trabajar, organizar y exigir la atención a los discapacitados, en ningún momento se sentía mal, relegado o discriminado, por el contrario siempre luchaba para que este sector excluido sea atendido y tenga las mismas oportunidades que los demás.
Recuerdo en una ocasión, en la facultad de Derecho de la UNT, Javier fue invitado para que diserte un tema relacionado a la discapacidad; los estudiantes comenzaron a llegar en forma desordenada y en uno de esas aglomeraciones Javier fue empujado y cae al suelo, todo vimos cuando se cae y el ni corto ni perezoso se levantó inmediatamente y se sonrió no culpo a nadie, por el contrario dijo que había sido un descuido de él. Así era Javier.
Alejado de la política partidaria y de la ciudad de Trujillo, siempre seguía de cerca a Javier, mediante sus artículos de opinión que escribía en el diario La República; posteriormente, me entere que Javier tenía cáncer, y luego recibí esta noticia de su sensible fallecimiento. En varias ocasiones quería escribir un artículo sobre Javier, para agradecerle por lo mucho que ha hecho por nuestro país y por la izquierda, una persona incansable, pero también una persona coherente entre lo que decía y lo que hacía; en ningún momento se amilano ni tampoco se entregó a la derecha; la sanción que recibió de este Congreso putrefacto y mediocre no lo amilano, por el contrario le hizo ver que la lucha por la construcción de una patria justa y socialista, no estaba en el parlamento sino en las calles, en la juventud, en las organizaciones sociales.
Al igual que Mariátegui, Basadre, Arguedas, Flores Galindo, Barrantes, Carlos Iván de Gregori y otros líderes de la izquierda, Javier nos deja físicamente en el momento en que más lo necesitamos; pero, a la vez nos da una enorme tarea que es el compromiso de continuar lo que el no pudo concretizar que es la unidad de la izquierda, y transformar este país donde la clase política vigente, lo está llevando a despeñadero, a la bancarrota moral.
Gracias Javier por todo lo que has hecho en favor de los desposeídos y de los más necesitados, de los excluidos y de aquellos que seguimos luchando por una patria más justa, democrática y soberana. HASTA LA VICTORIA SIEMPRE, JAVIER.