EL FUJIMORISMO CON KEIKO FUJIMORI Y SU DERROTA
Por: Percy J. Paredes Villarreal
En estos últimos meses hemos visto, como regímenes Autoritarios y Autocráticos se vienen desmoronando en diversos países de los diferentes continentes; esto es producto de las movilizaciones sociales, donde las poblaciones se muestran contrario a estos proyecto familiares que quieren mantenerse en el Poder por más tiempo de lo debido, tratando de seguir controlando el Gobierno y el Estado, buscan transferir el poder de Padre a Hijos y estos a nietos, demostrando tener el control y a la vez generar enriquecimientos ilícitos. Allí está el ejemplo de Gadafi en Libia que no quería dejar el poder y buscaba mantenerse entregándole a su hijo; del mismo modo, Mubarak en Egipto, también dejo el poder para dárselo a su descendiente; Assad en Siria, por lo consiguiente; es decir crear una dinastía para seguir teniendo el poder y gobernar por muchos años.
En América Latina, también hemos visto regímenes que se mantienen por mucho tiempo, perennizándose en el poder; estos regímenes pueden ser democráticos y/o autoritario, dictatorial; no interesa el mecanismo de cómo han podido llegar al poder, pero su objetivo es perennizarse.
Nuestra historia peruana, también ha saboreado estos amargos momentos de perennización en el poder; allí encontramos a los Prados, que lograron estar en el poder, pero nunca se perennizaron. Del mismo modo, podemos decir de los regímenes dictatoriales, tanto civiles y militares, que hemos tenido a lo largo de nuestra historia de vida republicana; pero la mayoría de estos regímenes no pasaron de la década, porque la sociedad peruana no lo permitía impidiéndolo a través del sufragio democrático, o en otros casos se ha impedido la entornización en el poder, mediante las movilizaciones sociales de masas.
Una de estas últimas experiencias de perennización del poder lo podemos encontrar en la década de los 90 del siglo pasado; donde el Clan Fujimori Higuchi, un ingeniero agrónomo, rector de la universidad Agraria de la Molina y Presidente de la Asamblea de Rectores, llega al Poder, planteando un cambio sustentado en una propuesta innovadora; pero decide renunciar a ese proyecto y asumir el modelo que le impuso los Organismos Financieros Internacionales, se alió con los militares quienes contaban con un plan al cual le denominaron “Plan Verde”, donde se buscaba tener un presidente civil, pero dominado y manejado por ellos; del mismo modo recluto a gente incondicional, algunos de ellos pertenecieron a partidos políticos de derecha o de izquierda, pero su interés era enriquecerse formando parte de este proyecto fujimorista.
Para llevar a cabo todo este proyecto,Fujimori tuvo que renunciar a la Constitución del 79 que en aquel entonces estaba vigente, y crear otra a imagen y semejanza de su familia; su proyecto personal se centraba en que su familia debería continuar con este proyecto, ya que su vigencia estaba programado para 30 años.
De allí, salió la frase célebre donde se decía “el Fujimorismo, con o sin Fujimori”. En aquel entonces no se sabía en qué iba a consistir; muchos pensábamos que el autócrata quería perennizarse por 30 años; ya que contaba con el respaldo de los sectores excluidos, del sector empresarial que se beneficiaba del modelo, de la prensa que recibía grandes sumas de dinero, de los militares que también hacían su faenón, de la iglesia que también apoyaba este régimen, etc. Ellos trabajaban en favor de este Clan.
Para seguir perennizándose en el poder, Fujimori y sus secuaces apuntaban a cuatro líneas de trabajo: 1) violación a los Derechos Humanos; 2) Corrupción; 3) Clientelismo y asistencialismo; 4) Neoliberalismo, privatización y actividades primarias.
Fue una década, que para muchos intelectuales, investigadores y políticos de la oposición; significó una etapa negra de nuestra historia, que lo empaño con una serie de actos, que ha decir de muchos críticos, trajo muchas consecuencias.
“…el régimen dejó el país con 54% de pobreza, 200 mil peruanos despedidos, 23 mil empresas quebradas, 7 mil millones de dólares robados por la corrupción y un régimen económico sumido en la recesión
En resumida cuentas, Jiménez anota lo siguiente: 1) La política macroeconómica del fujimorismo abarató el dólar como medida antiinflacionaria hasta alcanzar un atraso de diez años en el tipo de cambio. 2) La política fiscal destino todos sus esfuerzos al pago de la deuda externa en montos exorbitantes. 3) La política monetaria fue restrictiva y encareció en demasía el crédito. 4) Las privatizaciones generaron precios monopólicos en la energía eléctrica y la telefonía.
El resultado fue un modelo “anti industrial” y “reprimarizador” que elevo los costos de producción, prevaleció las importaciones y, por ende, resto competitividad al país. De ahí que la balanza comercial durante el “oncenio” fuera negativa, pues las importaciones crecieron en 258,5% entre 1990 y 1998, mientras que las exportaciones aumentaron en 72,3%.
En cifras del SIN, más de 23 mil empresas cerraron o quebraron en el periodo 1990 – 2000, de las cuales el 95% pertenecían a las pymes. No solo eso: la superintendencia de Banca, Seguro y AFP (SBS), reportó no menos de 120 mil empresas endeudadas durante esa década. Esto trajo como resultado un descenso de 33% en el empleo industrial.
En el sector construcción, el auge fue efímero. Entre 1992 y 1994 el PBI constructor varió de 2.3% a 36.1%, respectivamente. Luego en 1995 registro un indicador de 17,3% y se derrumbó en caída libre -2,3% Y EN 1996 -10,8% en 1999. Tal desplome ocasiono que solo tuvieran trabajo el 15% de las 300 mil personas que laboraban en el sector, según datos de CAPECO..
Igual situación ocurrió en el sector comercio. En cifras del Banco Central de Reservas (BCR) en 1995 tuvo crecimiento de 11,1%. Al año siguiente registró un 0,9% y en 1997 se despunto a 7,8% para después entrar en rojo con – 3,1% en 1998 y – 1 en 1999”.(Diario La República, 15/05/2011).
Durante aquella década, Fujimori contaba con un aliado que le sostenía en el Poder, nos referimos a Montesinos; por lo que, a partir de ello se planteaban tres hipótesis: La primera, Fujimori tenía el control y el Poder, y Montesinos era su subordinado; la segunda, que Fujimori estaba sometido y subordinado a Montesinos; y la tercera, ambos eran aliados y tenían una comunicación permanente.
La caída de Montesinos, demostró que Fujimori estaba huérfano y tuvo que huir, porque se sentía incapaz de continuar conduciendo el Estado, que se encontraba en crisis y corrompido; de esa manera, quedó demostrado que ambos estaban unidos bajo un mismo objetivo, que era el control del poder por muchos años.
Con la caída y fuga de Fujimori y compañía, y el inicio de la Transición Democrática, se pensaba que se iba a extirpar este modelo fujimorista; pero no fue así, por el contrario, con el gobierno de Toledo y Alan García, se continuo con el fujimorismo, que a la fecha vienen a ser 20 años de modelo que ha imperado a lo largo y ancho de nuestro país.
La economía de mercado, la priorización de las actividades primarias y la exclusión social, fueron los principales ejes de la economía peruana, a lo largo de estas dos últimas décadas; esto generó una gran desigualdad social, donde el incremento de pobreza extrema llegó a bordear el 34% de la población peruana.
Con la Constitución vigente del año 1993, sustentado en el modelo neoliberal, la exclusión social y la corrupción, se comenzó a construir una nueva cultura política, que ha venido predominando durante estos últimos 20 años. De allí, la aptitud y opinión de la población a favor de un nuevo modelo de desarrollo sustentado en la concertación y la inclusión social se fue asentando, siendo enarbolado por Ollanta Humala, a partir de las elecciones pasadas (2006); en aquel año no tuvo éxito, ha pesar del 30% de votos que recibió en aquel proceso electoral presidencial.
Ante el temor de que un antisistema pueda llegar al gobierno, la derecha conjuntamente con el gobierno actual, buscaron en todo momento impedir el triunfo. Para lo cual, en un primer momento pensaron que divididos, con 4 candidatos que los representaban, podrían haber llegado dos de ellos a la segunda vuelta; pero, al ver que era casi imposible y antes de la primera vuelta se buscó unir a todos los candidatos para que algunos de ellos pudiera declinar y darle favorito al que estaba adelante, pero no se logró concretizar porque ninguno de ellos quiso declinar, comenzaron a dar argumentos de que podían ganar al candidato antisistema.
Keiko Fujimori, hija del autócrata violador de los Derechos humanos y de la corrupción, que en estos momentos viene purgando una condena de 25 años; salto a la palestra, para ello, se rodeó de los que estuvieron con su padre durante la nefasta década pasada. Asimismo, aprovecho la imagen de su padre para marketearse y obtener el apoyo de los sectores excluidos que todavía lo recuerdan con mucho aprecio; del mismo modo, recibió el apoyo de los sectores que se beneficiaron de la década pasada. Es decir, comenzaron aparecer empresarios, periodistas, dueños de los medios de comunicación, y sectores sociales, que estuvieron involucrados con el régimen de su padre, y comenzaron apoyar la candidatura de la hija del presidiario.
Lo que cambio en keiko, en la segunda vuelta electoral del presente año, fueron su propuesta y discurso, quiso de esa manera distanciarse de lo que hizo su padre; pero, pesaban sobre sus hombres una serie de acciones que culpaban a su progenitor y a ella, cuando era primera dama y que en ningún momento tomo una posición valiente y clara, con respecto a hechos de violación a los derechos humanos y a la corrupción.
Por lo que, la estrategia de Ollanta Humala, de relacionarlo con el continuismo del Fujimorismo, significó que en ella no había ninguna pizca de enmienda y cambio; todo lo contrario, era el continuismo de lo que ha venido sucediendo en estos últimos 20 años de política neoliberal y entreguismo.
El poder mediático buscaba hacer creer a la opinión pública, a través de sus primeras planas de los diarios y la utilización de los canales televisivos, que Keiko iba a ganar; pero, por el lado de Ollanta, comenzaban a incorporarse muchos sectores sociales, intelectuales, organizaciones sociales y sindicales, y lanzaban consignas de “Nunca Más”, “No al retorno del pasado vergonzante”, etc.; la consigna fue defender la democracia y oponerse al continuismo Fujimorista, que lo representaba Keiko Fujimori.
Existía el temor de que, al ganar keiko, implicaba la libertad de su padre y de todos aquellos que robaron y violaron en nuestro país; que las cosas no iban a cambiar para nada. Por lo tanto, se mantendría todo lo que se viene haciendo desde el gobierno central. Ese era la orientación de ganar el Fujimorismo.
Ya sabemos cual iba a ser el rumbo de ganar keiko Fujimori. En nosotros quedaba la decisión. Pero, en esta oportunidad la madurez política de la población se inclino por el cambio que fue Ollanta Humala.
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