martes, 8 de septiembre de 2015

“AGARRETE UN CHORO Y CASTIGALO”

Por: Percy J. Paredes Villarreal

Mattos Mar, en su libro “Desborde Popular…”, su tesis principal de este estudio, está relacionado a los ciudadanos que migraron a la capital del país, en un determinado momento sobrepasaron las normas, instancias, instituciones, comenzando a construir su propias normas.

Y es que el desborde popular, debe ser entendido como una actitud donde las instituciones dejaron de representar a la ciudadanía; por lo tanto, estos después de un determinado tiempo de pasividad pasan a convertirse en actores buscando en todo momento solucionar sus propios problemas.

El desborde se inicia en el proceso migratorio, es decir del campo a la ciudad; posteriormente, ingresa al campo económico con la formación de la autogestión mediante la constitución de las microempresas, la informalidad, etc.; en la actualidad este desborde se viene dando dentro de la inseguridad que está viviendo la población, y difícilmente puede ser controlado por las instituciones respectivas.

Asimismo, el desborde es producto de la crisis y de la incapacidad de las instituciones, de poder solucionar y resolver los problemas; por lo que, la ciudadanía comienza a organizarse para empezar a resolver sus propios problemas que deberían ser resueltos por el Estado, al cual ahora se le denomina Estado fallido; pero lamentablemente esta se encuentra en crisis generalizada.

Particularmente la inseguridad, es un tema que viene desde mucho tiempo atrás; esta se genera en las zonas rurales, donde los campesinos y/o agricultores, ante las denuncias por robos sufridos, encuentran omisiones a estas quejas por parte de las instancias respectivas como: Policía Nacional, Juzgados, entre otros organismos públicos; por lo tanto, los campesinos comienzan a organizarse en lo que se le denomino Rondas Campesinas.

Las Rondas Campesinas, han tenido que batallar y luchar para ser reconocido como organización social, ya que están inmerso en el Convenio Internacional de la OIT N° 169, el Articulo N° 49 de la Constitución Política también lo incorpora; existe una ley y Reglamento de Rondas Campesinas, y también se encuentran la interpretación auténtica del Poder Judicial en favor de las Rondas Campesinas. 

A pesar de tener normas que le favorecen; existe acciones y actitudes, que buscan anular y deslegitimar su rol y función dentro de la comunidad y de la sociedad. Donde el Poder Judicial, la Policía Nacional, que en estos últimos tiempos han perdido la credibilidad, confianza y respeto; siguen generando cuestionamiento y controversia en torno al accionar de las Rondas Campesinas, oponiéndose en todo momento.

La Inseguridad se refleja en estos últimos tiempos, donde podemos ver y notar el incremento de la inseguridad donde la delincuencia expresada, en: sicariato, extorsión, asalto, secuestro, y la violencia intrafamiliar va aumentando aceleradamente, sin que estas entidades públicas encargadas de brindar un buen servicio y una buena atención, brillan por su ausencia, y no brindan la confianza y la seguridad del caso.

Frente a esta coyuntura que venimos viviendo, los propios pobladores se vienen organizando y están comenzando hacer justicia por su propia mano; ya empezó y esto va a ir avanzando conforme los ciudadanos de las zonas costeñas y urbanas comiencen a tomar conciencia en la importancia de autorganizarse en Rondas Urbanas, para que de esa manera puedan tener el respaldo formal y legal de su trabajo.

De esa manera, la democracia directa y participativa, comienzan a fortalecerse desde los propios espacios vecinales; para hacer justicia y defenderse de la delincuencia y de la corrupción.



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