DISPARIDADES TERRITORIALES Y DESARROLLO EN LOS ANDES LIBERTEÑOS
Por: Percy J. Paredes Villarreal
Nuestra Región La Libertad, está constituido por 12
provincias, que se encuentran distribuido en zonas costeñas y andinas; y si lo
relacionamos con los pisos ecológicos, podemos decir que están ubicados en la
zona alta, intermedia y en la zona baja. Estas se distribuyen de la siguiente
manera: a) zona costeña: Chepen, Pacasmayo, Ascope, Trujillo y Virú; b) zonas
intermedias: Gran Chimú, Otuzco, Julcan y Santiago de Chuco; y c) zona alta, se
encuentran: Sánchez Carrión, ¨Pataz y Bolívar.
Del mismo modo, existen provincias colindantes con otras
regiones, en algunos de los casos cuenta con más cercanía y se genera
intercambio social, económico y cultural, como: Chepen que está cerca de
Lambayeque, Sánchez Carrión, Gran Chimú y Bolívar a Cajamarca y Pataz, y Virú a
Ancash. Por su cercanía, en muchos de los casos se interrelacionan y se sienten
más atraídos por las regiones cercanas; y esto se debe a la ausencia del Estado
subnacional, en estas provincias, que impide la consolidación de estos
territorios.
La región de La Libertad, tiene una diversidad territorial, al
cual le podemos denominar disparidades territoriales, existiendo provincias con potenciales económicos
mejor que otras; esto se debe a que sus territorios cuentan con algún tipo
de recursos naturales potencialmente favorables,
con actores locales que apuestan por el desarrollo de su territorio; además de
contar con instituciones fuertes y sólidas, que están invirtiendo en el
mejoramiento de las condiciones y calidad de vida de sus ciudadanos. Del mismo
modo, encontramos provincias dentro de la región que no cuentan con recursos
naturales potencialmente favorables, donde sus instituciones se encuentran
débiles, y con una calidad de vida muy pobre, donde sus actores locales son muy
indiferentes y no están comprometidos con el desarrollo de su provincia.
Esta disparidad, nos demuestra la falta de liderazgo,
planificación y visión de desarrollo que viene adoleciendo, dentro de los Estados
subnacionales, por parte de los líderes, autoridades y actores locales; y que lastimosamente,
desde los gobiernos regionales y locales, muy pocas veces se han interesado en
generar sinergias e interés por contribuir al desarrollo humano y a su calidad
de vida, tomando en cuenta la diversidad social, económica, cultural, ambiental
y productiva existente en nuestra región.
Frente a esta realidad, durante mucho tiempo las decisiones políticas
a nivel regional se encuentra centralizada, destinándose a las zonas costeñas;
donde todas las autoridades provinciales y distritales, de preferencia las que
se ubican en las zonas andinas, dirigen y gobiernan sus espacios
territoriales desde la capital de la Región, donde prefieren permanecer más
tiempo haciendo gestiones en la ciudad de Trujillo que en su propia
jurisdicción.
Asimismo, existe un centralismo regional, donde el
presupuesto regional, particularmente lo relacionado al desarrollo social, es
mínimo y se encuentra concentrado en la zona costeña; mientras que para las
zonas andinas, las municipalidades distritales, son las que se encargan de
cubrir el recurso humano y las necesidades básicas como son: salud y educación.
Por lo que, no existe la inversión pública en estos territorios con
disparidades no están vinculados a la inclusión social, ni al mejoramiento de
las condiciones y calidad de vida de las poblaciones que se encuentran alejados
de las urbes y de las ciudades.
Del mismo modo, podemos decir que no existen políticas
remunerativas atractivas para que los profesionales que egresan de las
universidades ubicadas en la ciudad de Trujillo, decidan ir a trabajar a estas
zonas; ya que la calidad de educación y formación profesional en estas
provincias, a parte que son inexistentes son muy bajas.
Por lo tanto, la migración hacia la ciudad de Trujillo es una
alternativa para todas las familias de las zonas andinas que tienen recursos, y
que aspiran a mejorar sus condiciones de vida; teniendo una serie de
oportunidades, como otros que adolecen de problemas de subsistencias que los
conduce a optar por caminos fáciles para obtener ingresos económicos.
La presencia del Estado Regional en las zonas
alejadas, por el momento es muy débil e incipiente, que en cierta forma no
genera bienestar ni tampoco brinda satisfacción a sus necesidades básicas; por
lo tanto, la ciudadanía tiene que organizarse para cubrir algunas necesidades
básicas insatisfechas.
Aunque, en estos últimos años, la presencia de la gran y
pequeña minería; así como también la formal e informal; en las zonas andinas,
en lugar de poder asumir responsabilidad social, y generar gobernanza,
sencillamente está implicando apertura de conflictos sociales dentro de las
comunidades; sin indicios de soluciones.
Se viene el segundo año de la gestión de los actuales
gobernantes, y todo hace prever que no se va a contar con algunos cambios
fundamentales en la conducción de las políticas de desarrollo desde la región y
de los territorios. Esperamos que en este nuevo periodo, por lo menos
encontremos algunas innovaciones y cambios, que permitan mejorar la calidad de
vida de la población; para posteriormente, construir el desarrollo dentro de
sus territorios, tomando en cuenta la articulación de los planes, la participación
de los diversos actores locales y la voluntad política de la máxima autoridad
del territorio en contar con una visión de desarrollo en su ámbito local. De lo
contrario, la disparidad territorial en nuestra región se va ir acrecentando.
Para ello, es importante que las autoridades entiendan la
importancia de la planificación, la visión de desarrollo y el modelo de región que
se quiere construir. Para lo cual, deben tomar en cuenta lo siguiente:
1. Elaborar o actualizar el Plan de
Desarrollo Regional, contando con una visión clara; contar con un Plan de
Competitividad Regional.
2. Reestructurar el presupuesto
regional, donde se incremente el financiamiento a las políticas sociales,
logrando una inclusión social, reducción de la desnutrición, el analfabetismo y
el mejoramiento de las condiciones y calidad de vida.
3. Potenciar los territorios tomando en
cuenta los recursos con que cuenta, para de esa manera aprovecharlo en su
desarrollo económico local.
4. Invertir en el capital humano y
social de las zonas andinas, donde existe una alta insatisfacción social,
económica y cultural.
5. Diseñar metodologías relacionado a la
gestión por resultados o presupuesto por resultados, con la finalidad de
generar eficiencia y eficacia en la gestión pública regional.
6. Respetar y revalorar la diversidad
cultural de los territorios, donde la implementación de políticas públicas,
permitan su fortalecimiento de sus identidades culturales y territoriales.
Es importante comenzar a reducir las disparidades
territoriales, con la finalidad de acortar las brechas sociales y económicas
del territorio. De esa manera reducir las diferencias territoriales
existentes en nuestra Región.
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