domingo, 19 de abril de 2020

EL CORONOVIRUS Y LAS URGENTES REFORMAS DEL ESTADO


Por: Percy J. Paredes Villarreal

Gracias al COVID-19 el gobierno nacional, las instituciones públicas, la clase política y la ciudadanía, nos hemos dado cuenta que las respuestas  a esta pandemia son muy limitadas; demostrando la crisis existente dentro del sector público,   ameritando una reforma radical del Estado en nuestro país.

Una de estas situaciones críticas ha sido la crisis existente en la salubridad; ya que en  estos últimos 25 años de aplicación de políticas neoliberales, que los diferentes gobiernos de turnos, ha implicado el recorte  presupuestal,  restringiendo el servicio de la salud  pública; para darles al  sector privado la hegemonía de liderar y conducir los servicios y especialización de la atención a las personas de las diferentes clases sociales; perjudicando a las personas y familias perteneciente a las  clases medias para abajo.

Esto se ha podido detectar cuando en casi todos los países del mundo, que  han implementado el modelo neoliberal; se han visto desbordado por la cantidad de personas infectadas del COVID-19, que en muchos de los casos no han podido ser atendidos en un determinado centro de salud público. Debido a: 1)  falta de infraestructura para su atención, 2) ausencia de equipamiento adecuado, 3) carencia de pruebas moleculares o rápidas para realizar a los pacientes que acuden al nosocomio, etc.; implicando, por ejemplo, que un ventilador mecánico haya tenido que ser compartido entre dos o tres personas, o en su defecto se ha tenido que priorizar tomando en cuenta la edad o el sexo de la persona enferma.

A la falta de equipamiento se agrega: a)  carencia de habitaciones apropiadas para la atención, carencia de camas,  que en muchos de los casos no se han sentido abastecido para poder atender a los pacientes; b) falta de presupuesto para  los institutos de investigación microbiológicos, que en muchos de los países latinoamericanos no se cuenta ni con personal, recursos financieros, ni equipos tecnológicos; c) además de la falta de personal de salud, y los bajos sueldos que perciben. Por lo que, se viene trabajando en forma preventiva, logrando que la mayoría de las personas infectadas se queden en su domicilio y realicen cuarentena, para que el personal de salud los pueda monitorear.

En algunos casos, los gobiernos nacionales, como en el Perú,   han tenido que asignar más presupuesto al Ministerio de Salud y a los gobiernos regionales para que realicen algunas adquisiciones como: instrumentos, camas, contratar personal de salud;  en otros casos implementar carpas provisionales para atender a los posibles enfermos que están llegando a los centros de salud; donde la mayoría de estas entidades subnacionales solamente ha invertido menos del 25% del presupuesto asignado.

Además que el gobierno ha tenido que unir a los diversos sectores de salud existente en el país, como: Minsa, Essalud, Salud de la policía, del Ejercito, de la Fuerza Armada, que anteriormente trabajaban independientemente y que ahora lo hacen juntos.

Y es que, el problema de crisis de la salubridad no es coyuntural es estructural; proviene desde los inicios de la etapa republicana. Ya que tanto el capitalismo como los diversos Estados conjuntamente con los gobiernos y los modelos de desarrollo que han implementado le han restado atención a la salud; por lo que, los profesionales de este sector han tenido que realizar muchas estrategias para poder resolver una serie de problemas económicos que carecen los diversos nosocomios en el país.

El segundo problema está relacionado al Sistema de Pensiones, donde las personas  se han visto impedido de realizar sus actividades laborales de una manera cotidiana por la declaración del “Estado de Emergencia” y el “Aislamiento Social”, quedándose en casa hasta que dure la cuarentena.

Desde el año de 1990, en que se implementó el modelo neoliberal en nuestro país, para fortalecer el sistema capitalista; tanto Fujimori conjuntamente con su Ministro de Economía Carlos Boloña Berh, decidieron poner fin al sistema de pensiones existentes en el país que estaba en manos del Estado,  encontrándose en “banca rota”; para darle al empresariado la oportunidad de enriquecimiento mediante la creación y administración  de las pensiones de todos los trabajadores asalariados dependientes e independientes. Para ello, en los primeros años de su creación el gobierno aprobó la ley   obligando a los trabajadores a afiliarse al sector privado, ya que no existía el estatal, acumulando grandes riquezas.

Producto de este modelo de pensiones que fue importado de Chile, y con el beneplácito del gobierno y del empresariado de aquel entonces, muchos de ellos incursionaron en este rublo siéndole muy rentable; ya que, el dinero de los trabajadores, fueron utilizados para realizar inversiones a nivel nacional como internacional, poniendo como garantía las aportaciones de los trabajadores, que en muchos de los casos no fueron considerados dentro de la distribución de las ganancias mucho menos de las utilidades.

A pesar de las críticas a este modelo de pensión privada, ya que existen muchas debilidades perjudiciales a los aportantes, como: a)  altos intereses que se les cobra, b)  falta de  libertad de los aportantes para decidir qué hacer con su dinero (principio fundamental del liberalismo, que no es aplicado por los pensadores liberales y neoliberales peruanos), c) ampliación del tiempo de vida del peruano superando la edad de 100 años y en base a esta característica se le asigna la pensión mensual que recibe un jubilado, llegando a los 120 dólares (450 nuevos soles), entre otras características injusta.  Han seguido funcionando con beneplácito de los gobiernos de turno post fujimorista.

En estos momentos de pandemia, tanto el ejecutivo como el legislativo han puesto la mirada al sistema pensionario, donde el primero consideró que en estos momentos de pandemia, y ante la ausencia de recursos de las familias a dispuesto que solamente las personas que han dejado de aportar más de un año puedan retirar hasta 2,000 nuevos soles de su ahorro pensional; mientras que el segundo, considera que todos los aportantes activos y no activos, puedan retirar el 25% del monto total de sus aportaciones.

Eso ha llevado a que se dé una serie de críticas y cuestionamientos al sistema de Pensiones Privadas y a la falta de un modelo de pensión integral; por lo que, el Presidente de la República critico el sistema de Pensiones existente en el país declarándolo “abusiva y cobrar altos intereses”,  exigiendo una Reforma al Sistema de Pensiones.

El tercer tema, está referido al Rol del Estado para enfrentar la pandemia,  notándose un cambio de conducción de esta; es decir actuar dentro del marco de la “defensa de la vida” antes que el crecimiento económico; notándose la presencia del Estado para apoyar e interesarse en el bienestar de las persona. Algunos lo denominan “populismo”, otros lo consideran “Estado del Bienestar”; siendo contrario al modelo neoliberal  basado en el “ausentismo del Estado”, cuya filosofía sustentado en el individualismo y el pragmatismo ha venido funcionando en estos últimos 25 años,  y que vemos la crisis y precariedad del modelo en estos momentos.

Hemos podido notar que muchas de estas familias  tienen una economía de subsistencia, es decir trabajan para el día a día, en el comercio ambulatorio, en la informalidad, en los servicios, donde ganan para vivir diariamente. Por lo que, sencillamente no cuentan con recursos para poder sobrevivir y quedarse en casa durante el tiempo que dure la cuarentena.

Esto ha implicado a que el gobierno central asigne una ayuda económica a las familias, apoyarles con víveres alimenticios, además de retirar sus CTS, y  parte de  sus pensiones, para aquellos que han venido aportando a una AFP, específicamente. Por lo que, se puede notar la presencia del Estado dentro de esta situación de pandemia, asistiendo a las familias que se encuentran en situación de pobreza, extrema pobreza y vulnerables; generando un gasto social responsable que busque paliar la situación en que  viven los sectores más vulnerables.

Y por último, notamos el cambio de conducción y liderazgo que se viene haciendo desde el poder ejecutivo, donde el  trabajo en equipo, la comunicación permanente entre el gobernante nacional y los ciudadanos, está reflejando un cambio interesante dejando de lado la conducción individualista, el pragmatismo y protagonismo; por el de una comunicación más horizontal, participativo y transparente, que busca recuperar la credibilidad de las autoridades nacionales.

Además de la acentuación de un Estado fuerte en la toma de decisiones y su cumplimiento de esta;  a pesar del desacato de algunos grupos de personas, pero la presión, el castigo y la sanción de estas está permitiendo reducir la cantidad de personas que desobedecen las normas.

Tanto el sistema de pensiones, como el de salud, la Reforma del Estado y de otras carencias que hemos venido viviendo en estos últimos 25 años; está permitiendo y exigiendo un cambio radical en el modelo y en el sistema capitalista predominante en el país. Buscando el mejoramiento de la situación,  garantizando la inclusión social y recortando la desigualdad social, económica, educativa y de salud en el país. Es hora de avanzar a una reforma estructural del Estado que se necesita ya.

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