EL CORONOVIRUS Y LAS URGENTES REFORMAS DEL ESTADO
Por: Percy J. Paredes Villarreal
Gracias al COVID-19 el gobierno nacional, las instituciones
públicas, la clase política y la ciudadanía, nos hemos dado cuenta que las respuestas a esta pandemia son muy limitadas;
demostrando la crisis existente dentro del sector público, ameritando una reforma radical del Estado en
nuestro país.
Una de estas situaciones críticas ha sido la crisis existente
en la salubridad; ya que en estos últimos
25 años de aplicación de políticas neoliberales, que los diferentes gobiernos
de turnos, ha implicado el recorte presupuestal,
restringiendo el servicio de la salud pública; para darles al sector privado la hegemonía de liderar y
conducir los servicios y especialización de la atención a las personas de las
diferentes clases sociales; perjudicando a las personas y familias
perteneciente a las clases medias para
abajo.
Esto se ha podido detectar cuando en casi todos los países del
mundo, que han implementado el modelo
neoliberal; se han visto desbordado por la cantidad de personas infectadas del
COVID-19, que en muchos de los casos no han podido ser atendidos en un
determinado centro de salud público. Debido a: 1) falta de infraestructura para su atención, 2)
ausencia de equipamiento adecuado, 3) carencia de pruebas moleculares o rápidas
para realizar a los pacientes que acuden al nosocomio, etc.; implicando, por
ejemplo, que un ventilador mecánico haya tenido que ser compartido entre dos o
tres personas, o en su defecto se ha tenido que priorizar tomando en cuenta la
edad o el sexo de la persona enferma.
A la falta de equipamiento se agrega: a) carencia de habitaciones apropiadas para la
atención, carencia de camas, que en
muchos de los casos no se han sentido abastecido para poder atender a los
pacientes; b) falta de presupuesto para los institutos de investigación
microbiológicos, que en muchos de los países latinoamericanos no se cuenta ni
con personal, recursos financieros, ni equipos tecnológicos; c) además de la
falta de personal de salud, y los bajos sueldos que perciben. Por lo que, se
viene trabajando en forma preventiva, logrando que la mayoría de las personas
infectadas se queden en su domicilio y realicen cuarentena, para que el personal
de salud los pueda monitorear.
En algunos casos, los gobiernos nacionales, como en el
Perú, han tenido que asignar más presupuesto al
Ministerio de Salud y a los gobiernos regionales para que realicen algunas
adquisiciones como: instrumentos, camas, contratar personal de salud; en otros casos implementar carpas
provisionales para atender a los posibles enfermos que están llegando a los
centros de salud; donde la mayoría de estas entidades subnacionales solamente
ha invertido menos del 25% del presupuesto asignado.
Además que el gobierno ha tenido que unir a los diversos
sectores de salud existente en el país, como: Minsa, Essalud, Salud de la
policía, del Ejercito, de la Fuerza Armada, que anteriormente trabajaban
independientemente y que ahora lo hacen juntos.
Y es que, el problema de crisis de la salubridad no es
coyuntural es estructural; proviene desde los inicios de la etapa republicana. Ya
que tanto el capitalismo como los diversos Estados conjuntamente con los
gobiernos y los modelos de desarrollo que han implementado le han restado
atención a la salud; por lo que, los profesionales de este sector han tenido
que realizar muchas estrategias para poder resolver una serie de problemas
económicos que carecen los diversos nosocomios en el país.
El segundo problema está relacionado al Sistema de Pensiones,
donde las personas se han visto impedido
de realizar sus actividades laborales de una manera cotidiana por la
declaración del “Estado de Emergencia” y el “Aislamiento Social”, quedándose en
casa hasta que dure la cuarentena.
Desde el año de 1990, en que se implementó el modelo
neoliberal en nuestro país, para fortalecer el sistema capitalista; tanto
Fujimori conjuntamente con su Ministro de Economía Carlos Boloña Berh,
decidieron poner fin al sistema de pensiones existentes en el país que estaba
en manos del Estado, encontrándose en
“banca rota”; para darle al empresariado la oportunidad de enriquecimiento mediante
la creación y administración de las
pensiones de todos los trabajadores asalariados dependientes e independientes.
Para ello, en los primeros años de su creación el gobierno aprobó la ley obligando
a los trabajadores a afiliarse al sector privado, ya que no existía el estatal,
acumulando grandes riquezas.
Producto de este modelo de pensiones que fue importado de
Chile, y con el beneplácito del gobierno y del empresariado de aquel entonces,
muchos de ellos incursionaron en este rublo siéndole muy rentable; ya que, el
dinero de los trabajadores, fueron utilizados para realizar inversiones a nivel
nacional como internacional, poniendo como garantía las aportaciones de los
trabajadores, que en muchos de los casos no fueron considerados dentro de la
distribución de las ganancias mucho menos de las utilidades.
A pesar de las críticas a este modelo de pensión privada, ya
que existen muchas debilidades perjudiciales a los aportantes, como: a) altos intereses que se les cobra, b) falta de
libertad de los aportantes para decidir qué hacer con su dinero
(principio fundamental del liberalismo, que no es aplicado por los pensadores
liberales y neoliberales peruanos), c) ampliación del tiempo de vida del
peruano superando la edad de 100 años y en base a esta característica se le
asigna la pensión mensual que recibe un jubilado, llegando a los 120 dólares
(450 nuevos soles), entre otras características injusta. Han seguido funcionando con beneplácito de
los gobiernos de turno post fujimorista.
En estos momentos de pandemia, tanto el ejecutivo como el
legislativo han puesto la mirada al sistema pensionario, donde el primero
consideró que en estos momentos de pandemia, y ante la ausencia de recursos de
las familias a dispuesto que solamente las personas que han dejado de aportar
más de un año puedan retirar hasta 2,000 nuevos soles de su ahorro pensional;
mientras que el segundo, considera que todos los aportantes activos y no
activos, puedan retirar el 25% del monto total de sus aportaciones.
Eso ha llevado a que se dé una serie de críticas y
cuestionamientos al sistema de Pensiones Privadas y a la falta de un modelo de
pensión integral; por lo que, el Presidente de la República critico el sistema
de Pensiones existente en el país declarándolo “abusiva y cobrar altos
intereses”, exigiendo una Reforma al
Sistema de Pensiones.
El tercer tema, está referido al Rol del Estado para
enfrentar la pandemia, notándose un
cambio de conducción de esta; es decir actuar dentro del marco de la “defensa
de la vida” antes que el crecimiento económico; notándose la presencia del
Estado para apoyar e interesarse en el bienestar de las persona. Algunos lo
denominan “populismo”, otros lo consideran “Estado del Bienestar”; siendo contrario
al modelo neoliberal basado en el “ausentismo
del Estado”, cuya filosofía sustentado en el individualismo y el pragmatismo ha
venido funcionando en estos últimos 25 años,
y que vemos la crisis y precariedad del modelo en estos momentos.
Hemos podido notar que muchas de estas familias tienen una economía de subsistencia, es decir
trabajan para el día a día, en el comercio ambulatorio, en la informalidad, en
los servicios, donde ganan para vivir diariamente. Por lo que, sencillamente no
cuentan con recursos para poder sobrevivir y quedarse en casa durante el tiempo
que dure la cuarentena.
Esto ha implicado a que el gobierno central asigne una ayuda
económica a las familias, apoyarles con víveres alimenticios, además de retirar
sus CTS, y parte de sus pensiones, para aquellos que han venido
aportando a una AFP, específicamente. Por lo que, se puede notar la presencia
del Estado dentro de esta situación de pandemia, asistiendo a las familias que
se encuentran en situación de pobreza, extrema pobreza y vulnerables; generando
un gasto social responsable que busque paliar la situación en que viven los sectores más vulnerables.
Y por último, notamos el cambio de conducción y liderazgo que
se viene haciendo desde el poder ejecutivo, donde el trabajo en equipo, la comunicación permanente
entre el gobernante nacional y los ciudadanos, está reflejando un cambio interesante
dejando de lado la conducción individualista, el pragmatismo y protagonismo;
por el de una comunicación más horizontal, participativo y transparente, que
busca recuperar la credibilidad de las autoridades nacionales.
Además de la acentuación de un Estado fuerte en la toma de
decisiones y su cumplimiento de esta; a pesar
del desacato de algunos grupos de personas, pero la presión, el castigo y la
sanción de estas está permitiendo reducir la cantidad de personas que
desobedecen las normas.
Tanto el sistema de pensiones, como el de salud, la Reforma
del Estado y de otras carencias que hemos venido viviendo en estos últimos 25
años; está permitiendo y exigiendo un cambio radical en el modelo y en el
sistema capitalista predominante en el país. Buscando el mejoramiento de la
situación, garantizando la inclusión
social y recortando la desigualdad social, económica, educativa y de salud en
el país. Es hora de avanzar a una reforma estructural del Estado que se
necesita ya.
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