viernes, 19 de abril de 2019

MITIFICANDO A ALAN GARCIA


Por: Percy J. Paredes Villarreal

El suicidio de Alan García, antes de ser detenido debido a supuestos actos de corrupción, ha conmocionado al país, y a la política nacional. Del mismo modo, este controvertido político dos veces presidente del país, sucesor de Víctor Raúl Haya de la  Torre, y líder indiscutible del Partido Aprista, el más antiguo conjuntamente con el Partido Comunista, ha generado una serie de opiniones y comentarios, que nos debe permitir hacer una reflexión del partido y de la política nacional de estos últimos 40 años.

Es importante entender, los cambios sufridos en nuestro país a lo largo de estas últimos cuatro décadas; así como también la personificación del liderazgo, el egocentrismo y egolatrismo de este destacado político tanto dentro de su partido como en la política nacional.

A la muerte del líder aprista Víctor Raúl Haya de la Torre,  en el año 1980, se dio una pugna entre Armando Villanueva y Andrés Townsend,  por el liderazgo en este partido político, prevaleciendo el primero quién logra postular a la Presidencia de la República perdiendo ante el Arq. Fernando Belaunde Terry. Del mismo modo, aparecía un joven político que había sido formado y convertido en discípulo del extinto jefe del partido del pueblo, como se hicieron llamar.

Poco tiempo después este joven político, se convierte en Diputado por Lima y a la vez Secretario General del Partido Aprista; años después, a sus 33 años de edad postula a la presidencia de la República (1985),  pasando a la segunda vuelta pero su contrincante de Izquierda Unida (IU) Alfonso Barrantes Lingan declina participar dándole ganador al Joven Alan García Pérez. De esa manera, después de muchos años de participación electoral, logran llegar al gobierno en forma democrática, iniciando su gobierno.

Este primer gobierno del Apra y de Alan García podemos dividirlo en dos partes, la primera relacionándolo con una política económica heterodoxa, que le da cierta ventaja y aceptación; y la segunda mitad viene con una serie de errores económicos llegando a tener hiperinflación, desvalorización de la moneda nacional, no pago de la deuda externa, etc. Mientras que en el aspecto político, se incrementa el terrorismo y la guerra sucia, donde se generan una serie de genocidios como la “matanza en los penales”, la declaración de estados de emergencia en las zonas andinas generando matanzas como “Cayara”, “Accomarca” entre otros; asimismo se constituye el grupo paramilitar “Rodrigo Franco”. Además de denuncias por supuestos caso de corrupción como el “BCCI” y el “Tren eléctrico”. Dentro de este periodo, encontramos frases célebres como, después de la  matanza en los penales, García Pérez manifiesta públicamente “Se van ellos o me voy yo”, pero ninguno de los dos se fueron; y la segunda frase que dijo en un encuentro de la juventud aprista “Mi admiración a Sendero Luminoso…”.

A inicios de la década de los 90 del siglo pasado, con el triunfo de Alberto Fujimori sobre el escritor Mario Vargas Llosa, gracias al apoyo brindado por el Gobierno de Alan García, se da un autogolpe de Estado y supuestamente se inicia una persecución hacia el ex mandatario; lo cual, lo lleva a asilarse en la Embajada colombiana después de un proceso de seguimiento y persecución. El ex mandatario logra salir del país con dirección a Colombia y posteriormente se instala en Francia, donde lleva una vida muy placentera lleno de comodidades.

Durante la década de los 90 del siglo pasado, el Aprismo no llega a tener esta connotación que lo tuvo con su líder; por lo que su participación electoral a nivel nacional y local, no era tan positivo, reconociéndose su ausencia como un factor unitario y necesario dentro de su partido político.

La caída del régimen autoritario de Fujimori, gracias a la movilización social de la población; permite el retorno de Alan García, siendo recibido en forma multitudinaria por su partido. Además de la prescripción de muchos  casos de investigación que se le hacía a él en los años posterior a su periodo de gobierno.

A inicios del siglo XX, se enrumba a participar en las elecciones presidenciales posfujimorismo, donde pasa a la segunda vuelta ganándole al Partido Popular Cristiano (PPC) de Lourdes Flores Nano, pero siendo derrotado por Alejandro Toledo gracias a los votos de la derecha e izquierda que le dan al candidato de la “Chakana”; ya que, todavía existía el referente y el temor de retornar a su primer gobierno de inestabilidad económica, preferentemente. Posteriormente participa en una segunda contienda ganándole nuevamente al PPC candidateada por Flores Nano, compitiendo en segunda vuelta con Ollanta Humala, en esta oportunidad toda la derecha vota por Alan García con los “Ojos Cerrado” considerándolo el “mal menor”, antes que votar por uno de izquierda representado por Humala.

En este segundo periodo, Alan García y el Partido Aprista, dan un giro en su modelo ideológico, dejando de lado su posición antimperialista, para incorporarse al modelo neoliberal; de esa manera, la socialdemocracia a la que pertenecía el aprismo, se somete a los mandatos de la economía de mercado.

El segundo periodo de su gestión gubernamental, aprovechan la bonanza de la minería para generar crecimiento e implementar políticas sociales que busquen reducir la extrema pobreza en que se encontraba el 30% de peruanos y el 45% en pobreza. Pero, además, se comienzan a descubrir una serie de actos de corrupción como: “Petroaudios”, “Narcoindultos” y los famosos “Decretos de Urgencia” en favor de las grandes empresas transnacionales como lo fue Odebrecht.  El caso de Bagua, y los artículos publicados en el diario el “Comercio” con el título “El perro del Hortelano”, refleja la discriminación y maltrato a la población indígena, catalogándolo a los indígenas como “Ciudadanos de segunda categoría”.

En las últimas elecciones presidenciales el Partido Aprista Peruano (PAP),  en Alianza con el Partido Popular Cristiano (PPC), representados en Alan García y su lideresa Lourdes Flores Nano, respectivamente, obtuvieron cerca del 5% de votaciones, la más baja votación que ha tenido a lo largo de la historia electoral en nuestro país. Es decir, estaba a punto de ser extinguido.

La poca votación que obtuvo la candidatura  del extinto Alan García, quedó comprobado la situación de crisis y poca representatividad que tenia el partido de Haya de la Torre; demostrando un desgaste político de su líder, generando una deserción de su militancia, actuando pasivamente ante las diferentes acusaciones a sus líderes.

Al ver esta situación de precariedad electoral del Partido Aprista, García decidió alejarse de su organización política, dedicándose a otras actividades preferentemente académicas. Por lo que, incursionó en los estudios de maestría dictando cursos y también ser coordinador de posgrado dentro de la Universidad San Martín.

Poco tiempo duro su ausentismo político, ya que la ausencia de un liderazgo dentro del partido del pueblo, la falta de unidad y los conflictos internos; además de las investigaciones que comenzaron abrirse y a vincularlos con el segundo gobierno aprista, implicó el retorno a raíz del caso de “Lava Jato” y “Odebretch”, donde se le comienza a involucrar en actos de corrupción. Su actitud en todo momento fue confrontacional aduciendo que él no tiene nada que ver con estos destapes.

Conforme iba avanzando la investigación, se comenzaban a encontrar nuevas pruebas donde se tenía indicios de que las personas de su entera confianza habían recibido dinero de esta empresa brasileña. Para algunos periodistas e investigadores, aducían que el cerco se le iba achicando, y no había argumentos sólidos para poder demostrar todo lo contrario.

Las acciones obstruccionista por parte del Partido Aprista en alianza con el Fujimorista, dentro del parlamento buscando impedir los avances de investigación por parte del Ministerio Público; así como el discurso de Alan de seguir presentándose a la fiscalía cuando esta lo solicite, pero por el otro lado buscar su asilo político a la embajada uruguaya, demostraba el uso de la “escopeta de dos cañones” al cual siempre nos tenía acostumbrado el actuar de este partido tradicional. Todo ello, demostraba la desesperación por el avance de las investigaciones que venía realizando el Ministerio Público.

La pérdida de credibilidad de este líder comenzó a buscar opciones para poder demostrar su inocencia; queriendo demostrar que existe una cacería, ensañamiento y persecución hacia su persona por parte de sus opositores. Pero conforme iba avanzando la investigación el cerco se le iba cerrando; por lo que, el 17 de abril del presente año el Ministerio Público llega a su domicilio para informarle el “allanamiento de su domicilio” y su aprestamiento preventivo, tanto para él como para otros dirigentes de confianza que formaron parte de su segundo gobierno.

Ante esta situación el líder aprista decide suicidarse, para evitar de esa manera ser arrestado,  detenido; y conducido a los calabozos de la Subprefectura.

Existen dos enfoque del motivo de este suicidio, los apristas consideran que fue un acto de dignidad contra su líder, donde la oposición ha buscado en todo momento responsabilizarlo en actos de corrupción; y el otro enfoque por parte de los opositores a García, consideran que ha sido un acto de cobardía al no afrontar y demostrar su inocencia.

Es importante indicar que la investigación de corrupción no tan solo fue para Alan García, también se encuentran involucrados otros ex gobernantes como: Toledo, Humala, Fujimori (Padre e Hija), Villarán, y Kuczynski, además de las personas de confianza cercanas a ellos.

A la muerte de Alan García, hemos visto nuevamente la multitud de dirigentes, militantes y simpatizantes aprista que han llegado desde diferentes lugares del país, a darle su despedida; además de vociferar canticos y gritos de consignas en favor del partido de Haya de la Torre y de su extinto líder que ha sido velado en el local partidario y su posterior acompañamiento multitudinario hacia  Huachipa donde su cuerpo fueron incinerados a solicitud de la familia.

Después del fallecimiento de Víctor Raúl, Alan se infundió como el máximo líder del aprismo, buscando en todo momento opacar el liderazgo de su fundador; así como darle un cambio en la ideología y en el sistema organizacional del partido, donde no se permitía otro liderazgo, ni tampoco alguien que pudiera reemplazar al fallecido.

Eso lo hacía más predominante en su relación con el partido de Alfonso Ugarte, donde había dejado de acudir desde hace mucho tiempo; su relación con la militancia había dejado de lado desde hace mucho tiempo. Alan construyo un partido de acuerdo a su interés y a su modelo egocentrista, donde la política ya no estaba centrado en su filosofía, su ideología y su programa antimperialista, sino en un modelo reducido de la política centrado en la personalización y en el ego.

Eso se reflejó en sus dirigentes y cuadros políticos, totalmente distintos a los dirigentes y cuadros políticos de la guardia vieja, donde predominaba lo ideológico, filosófico, político y programático  de Luis Alberto Sánchez, Ramiro Priale, Andrés Townsend Ezcurra, Negreiros Criado, Edmundo Vargas Haya, Larco Cox, Ciro Alegría, entre otros destacados líderes que se enfrentaron a las dictaduras militares y regímenes aristocráticos, que eran perseguidos y desaparecidos.

Mientras que los dirigentes actuales,  nunca se enfrentaron a los regímenes neoliberales, sino al contrario asumieron la economía de mercado, el modelo primario exportador, dejando de  lado la reivindicación y defensa de los sectores marginados y explotados.

El suicidio de Alan García, se ha convertido en una oportunidad para el partido aprista, revierta la crisis en que se encuentra, de estar en la defensiva y pasar a la ofensiva, de la renovación política, ideológica y dirigencial, de desprenderse de muchos dirigentes que están involucrados en actos de corrupción, de pasar de la derecha a la izquierda democrática;  va a ser muy difícil ese cambio, ya que no van a poder cambiar el rumbo partidario porque no van a encontrar un nuevo liderazgo antagónico a Alan, ni tampoco van a permitir que la actual dirigencia va a permitir ese giro en lo inmediato, revirtiendo la mitificación de García Perez por parte de sus dirigentes y  militantes.




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