DESCANSA EN PAZ PROFESOR JOSE BECERRA
Por: Percy J. Paredes Villarreal
Mientras me aprestaba a revisar
el último artículo que había escrito para remitirlo al colega Carlos Montalván
y lo publique en su página web; comienzan a llegarme mensajes a mi WS
comunicando el fallecimiento del Profesor y colega José Becerra Castañeda, consternándonos
a muchos de nosotros que lo hemos conocido como docente y colega.
Muchos de nosotros cuando
iniciamos nuestros estudios universitarios en la especialidad de antropología,
uno de los primeros docentes que tuvimos en el primer ciclo fue el profesor
Becerra; particularmente en la década de los 90 del siglo pasado. El profesor enseñaba el curso de folklore y luego Antropología Física en el tercer ciclo.
El profesor Becerra era un
docente con una metodología de enseñanza muy sencilla y didáctica para impartir
el curso; no era muy teórico ni tampoco empírico por el contrario sus clases lo
hacían muy amena, comprensible y participativo,
cualquiera podía entender y
captar. A la vez dentro de clases hacia algunos chistes espontáneamente, como
para salir de la tensión relajándonos por un determinado momento; y luego
retomar las clases.
Era una persona muy tolerante, no
le gustaba jalar; por el contrario siempre nos daba oportunidades, como también
aconsejaba a todos los alumnos. Del mismo modo, sabia llevar la corriente,
trataba con mucho respeto y consideración; fue un docente muy motivador dentro y
fuera del aula.
En algunas ocasiones acudía a su
cubil, y a veces conversábamos bastante tiempo; hablábamos de las clases, de
los cursos de la antropología; particularmente a mí siempre me motivaba y me
decía “Usted Paredes escribe muy bien, leo sus artículos en el periódico
mural, ha nacido para escritor; continúe
con ese ejercicio, profundice más su estilo y asuma una corriente antropológica
porque tiene pasta para investigador.
Espero que algún día lo tenga como colega”; yo solamente atinaba a escucharlo.
En una ocasión llegue y lo
encontré arreglando un pantalón, me comentó que siendo muy joven, aprendió
sastrería en su tierra natal (Chepen); con ese conocimiento pudo trabajar para
ayudar a sus padres, además de cubrir sus estudios secundarios, universitarios
y culminar su carrera profesional. Era una persona que siempre estaba haciendo
algo, no le gustaba estar ocioso; era muy curioso y autodidacta en algunas
cosas técnicas.
Además siempre veíamos a Becerra
bien vestido, con su camisa y corbata, él me decía que “Un profesor
universitario debe estar bien vestido, aunque sea sencillo para demostrar
respeto a la formación profesional, a los alumnos y a la institución”. Asi era
el profe.
Otra virtud que el tenia era su
honestidad académica e intelectual, aparte de motivar a leer y a escribir a sus
alumnos; también producía artículos y ensayos que los convertía en libros y los
vendía a sus alumnos, de esa manera nos motivaba a profundizar nuestros
conocimientos antropológicos. Su escritos eran muy simples, didácticos y comprensibles,
como en varias ocasiones me comentaba “La enseñanza de antropología debemos hacerlo muy sencillo, si uno desea profundizar allí tiene otras
lecturas pero el primer contacto del alumno con nuestra carrera debe ser
atrayente para que posteriormente se
interese y profundice sus conocimientos”, de esa manera actuaba el profesor.
Cuando estaba a cargo de la
publicación de las revistas en que le asignaban, el profesor era muy riguroso
en la redacción, el estilo y el contenido de los artículos, me comentaba que “Cuando un antropólogo escribe un artículo, el editor de la
publicación debe ser muy riguroso en la revisión de la redacción, el uso de la
ortografía, la comprensión lectora del artículo, o ensayo”; era muy exigente en ese aspecto.
Aun recuerdo cuando estaba por terminar la carrera
y se había convocado a un concurso para una plaza de docente, uno de los
miembros del jurado era el profesor Becerra; algunos contratados postularon para dicho cargo. Uno de ellos era
nuevo en la enseñanza, lo habían dado horas; combinaba su trabajo que tenía
como supervisor de una empresa de transporte interprovincial, con la
docencia; este personajillo hacía ínfulas de sabelotodo.
Se realizo el concurso siendo
descalificado; a pesar de ello comenzó hacer problemas al jurado, llegando al
insulto y agresión verbal, actuaba como un energúmeno, y no aceptaba su derrota
a pesar de su trabajo mediocre que había presentado. Recuerdo que le pedí al
profesor los trabajos de los docentes concursantes para leerlos y saber que
aportes habían realizado, le insistí al profesor y el me los dio por lo bajo;
comencé a leer los trabajos de los concursantes y me encuentro que este colega había
transcrito textualmente de varios libros sin hacer uso de la referencia
bibliográfica, fui a verlo al profesor le enseñe el texto original y el trabajo
del concursante, comenzamos a revisar todo el trabajo y encontramos que todo
era plagio al estilo de ACUÑA.
El profesor al ver esto
rápidamente se dio cuenta del plagió que había realizado el concursante, por lo
que solicitó inmediatamente una reunión del jurado para explicar el plagio y revisar
los trabajos presentados por los aspirantes a la docencia; siendo descalificado
y denunciado ante la instancia respectiva.
En ese trayecto le jure al
profesor no decir ni una palabra de lo descubierto a un colega que postulaba a
la docencia universitaria; de esa manera se difundió en toda la universidad y
en la facultad la poca credibilidad de algunos docentes contratados.
El profesor Becerra siempre
quería que trabaje en la docencia universitaria, pero también sabía que no lo podía
hacer por la discrepancia antropológica,
política e ideológica con el grupo de poder existente en la facultad. Después
de muchos años, fui convocado a enseñar, la mayoría de colegas docentes se
oponían a mi incorporación; él se sintió
alegre de estar en la docencia y lo primero que me dijo fue: “Oiga Paredes
cuídese mucho, haga las cosas bien, no de motivos ni pretextos para que lo
saquen, usted es bueno, pero muchos colegas no lo quieren y van a buscar algún
motivo para que lo saquen, le harán la vida imposible; pero usted continúe como
siempre lo ha hecho.”.
En sus horas libres se dedicaba a
editar libros, de esa manera motivaba a muchos de nosotros a producir nuestras
investigaciones; luego creo un instituto dedicado a la formación técnica,
mayormente estaba dirigido a los sectores pobres, brindadoles la oportunidad
para que se desarrollen profesionalmente.
Era una persona que no se metía
ni se parcializaba con ninguno de los grupos de poder; por el contrario,
demostraba con hecho las cosas que otros colegas hablaban y no lo practicaban.
Platicábamos mucho, cuando había la oportunidad me comentaba de los problemas
existentes en la facultad, su
preocupación por la baja calidad de la formación profesional, y otros temas que
no vale comentarlos.
Fue un docente muy sencillo,
humilde, muy querido y respetado; siempre lo vamos a recordar con su bicicleta
cuando iba a la universidad. Descansa en paz profesor JOSE BECERRA CASTAÑEDA.