martes, 8 de junio de 2021

DESCANSA EN PAZ PROFESOR JOSE BECERRA

 

Por: Percy  J. Paredes Villarreal

Mientras me aprestaba a revisar el último artículo que había escrito para remitirlo al colega Carlos Montalván y lo publique en su página web; comienzan a llegarme mensajes a mi WS comunicando el fallecimiento del Profesor y colega José Becerra Castañeda, consternándonos a muchos de nosotros que lo hemos conocido como docente y colega.

Muchos de nosotros cuando iniciamos nuestros estudios universitarios en la especialidad de antropología, uno de los primeros docentes que tuvimos en el primer ciclo fue el profesor Becerra; particularmente en la década de los 90 del siglo pasado. El profesor  enseñaba el curso de folklore y luego  Antropología Física en el tercer ciclo.

El profesor Becerra era un docente con una metodología de enseñanza muy sencilla y didáctica para impartir el curso; no era muy teórico ni tampoco empírico por el contrario sus clases lo hacían muy amena, comprensible y participativo,  cualquiera  podía entender y captar. A la vez dentro de clases hacia algunos chistes espontáneamente, como para salir de la tensión relajándonos por un determinado momento; y luego retomar las clases.

Era una persona muy tolerante, no le gustaba jalar; por el contrario siempre nos daba oportunidades, como también aconsejaba a todos los alumnos. Del mismo modo, sabia llevar la corriente, trataba con mucho respeto y consideración; fue un docente muy motivador dentro y fuera del aula.

En algunas ocasiones acudía a su cubil, y a veces conversábamos bastante tiempo; hablábamos de las clases, de los cursos de la antropología; particularmente a mí siempre me motivaba y me decía “Usted Paredes escribe muy bien, leo sus artículos en el periódico mural,  ha nacido para escritor; continúe con ese ejercicio, profundice más su estilo y asuma una corriente antropológica porque  tiene pasta para investigador. Espero que algún día lo tenga como colega”; yo solamente atinaba a escucharlo.

En una ocasión llegue y lo encontré arreglando un pantalón, me comentó que siendo muy joven, aprendió sastrería en su tierra natal (Chepen); con ese conocimiento pudo trabajar para ayudar a sus padres, además de cubrir sus estudios secundarios, universitarios y culminar su carrera profesional. Era una persona que siempre estaba haciendo algo, no le gustaba estar ocioso; era muy curioso y autodidacta en algunas cosas técnicas.

Además siempre veíamos a Becerra bien vestido, con su camisa y corbata, él me decía que “Un profesor universitario debe estar bien vestido, aunque sea sencillo para demostrar respeto a la formación profesional, a los alumnos y a la institución”. Asi era el profe.

Otra virtud que el tenia era su honestidad académica e intelectual, aparte de motivar a leer y a escribir a sus alumnos; también producía artículos y ensayos que los convertía en libros y los vendía a sus alumnos, de esa manera nos motivaba a profundizar nuestros conocimientos antropológicos. Su escritos eran muy simples, didácticos y comprensibles, como en varias ocasiones me comentaba “La enseñanza de antropología debemos  hacerlo muy sencillo,  si uno desea profundizar allí tiene otras lecturas pero el primer contacto del alumno con nuestra carrera debe ser atrayente para que posteriormente  se interese y profundice sus conocimientos”, de esa manera actuaba el profesor.

Cuando estaba a cargo de la publicación de las revistas en que le asignaban, el profesor era muy riguroso en la redacción, el estilo y el contenido de los artículos,  me comentaba que “Cuando un antropólogo  escribe un artículo, el editor de la publicación debe ser muy riguroso en la revisión de la redacción, el uso de la ortografía, la comprensión lectora del artículo, o  ensayo”; era muy exigente en ese aspecto.

Aun  recuerdo cuando estaba por terminar la carrera y se había convocado a un concurso para una plaza de docente, uno de los miembros del jurado era el profesor Becerra; algunos contratados  postularon para dicho cargo. Uno de ellos era nuevo en la enseñanza, lo habían dado horas; combinaba su trabajo que tenía como supervisor de una empresa de transporte interprovincial,  con  la docencia; este personajillo hacía ínfulas de sabelotodo.

Se realizo el concurso siendo descalificado; a pesar de ello comenzó hacer problemas al jurado, llegando al insulto y agresión verbal, actuaba como un energúmeno, y no aceptaba su derrota a pesar de su trabajo mediocre que había presentado. Recuerdo que le pedí al profesor los trabajos de los docentes concursantes para leerlos y saber que aportes habían realizado, le insistí al profesor y el me los dio por lo bajo; comencé a leer los trabajos de los concursantes y me encuentro que este colega había transcrito textualmente de varios libros sin hacer uso de la referencia bibliográfica, fui a verlo al profesor le enseñe el texto original y el trabajo del concursante, comenzamos a revisar todo el trabajo y encontramos que todo era plagio al estilo de ACUÑA.

El profesor al ver esto rápidamente se dio cuenta del plagió que había realizado el concursante, por lo que solicitó inmediatamente una reunión del jurado para explicar el plagio y revisar los trabajos presentados por los aspirantes a la docencia; siendo descalificado y denunciado ante la instancia respectiva.

En ese trayecto le jure al profesor no decir ni una palabra de lo descubierto a un colega que postulaba a la docencia universitaria; de esa manera se difundió en toda la universidad y en la facultad la poca credibilidad de algunos docentes contratados. 

El profesor Becerra siempre quería que trabaje en la docencia universitaria, pero también sabía que no lo podía hacer  por la discrepancia antropológica, política e ideológica con el grupo de poder existente en la facultad. Después de muchos años, fui convocado a enseñar, la mayoría de colegas docentes se oponían a mi incorporación;  él se sintió alegre de estar en la docencia y lo primero que me dijo fue: “Oiga Paredes cuídese mucho, haga las cosas bien, no de motivos ni pretextos para que lo saquen, usted es bueno, pero muchos colegas no lo quieren y van a buscar algún motivo para que lo saquen, le harán la vida imposible; pero usted continúe como siempre lo ha hecho.”.

En sus horas libres se dedicaba a editar libros, de esa manera motivaba a muchos de nosotros a producir nuestras investigaciones; luego creo un instituto dedicado a la formación técnica, mayormente estaba dirigido a los sectores pobres, brindadoles la oportunidad para que se desarrollen profesionalmente.

Era una persona que no se metía ni se parcializaba con ninguno de los grupos de poder; por el contrario, demostraba con hecho las cosas que otros colegas hablaban y no lo practicaban. Platicábamos mucho, cuando había la oportunidad me comentaba de los problemas existentes en la facultad,  su preocupación por la baja calidad de la formación profesional, y otros temas que no vale comentarlos.

Fue un docente muy sencillo, humilde, muy querido y respetado; siempre lo vamos a recordar con su bicicleta cuando iba a la universidad. Descansa en paz profesor JOSE BECERRA CASTAÑEDA.

 

 

 

 

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