LOS MILONGAS DENTRO DE UN MODELO ECONOMICO NEOLIBERAL (I PARTE)
Por: Percy J.
Paredes Villarreal
Existen dos herramientas o
instrumentos importantes que todo antropólogo debe utilizar para recoger la
información cuando queremos conocer algún problema y formular alternativas de
solución; estas vienen a ser la observación y la otra es la conversación, para
no denominarlo entrevista que en muchos de los casos le recorta el espíritu o
la esencia de tener una conversación amena con el informante en que debe explayarse
largamente.
Haciendo uso de esos dos
instrumentos, uno puede aproximarse y
conocer la realidad, además de involucrarse; de esa manera se busca ser
objetivo en la recopilación de la información y su respectivo procesamiento.
Recientemente después de más de
un año y medio, me pude encontrar con un amigo dedicado a la “milonga”, algunos
desconocerán a quienes se les denomina o se les llama así; otros sabrán sobre su procedencia. Pues bien
este término se refiere a un tipoico baile argentino, que en nuestro país su
significado es totalmente diferente.
Cuando escuche ese término, me
llamó la atención, comencé a tener curiosidad por saber sobre esta
característica, involucrándome y haciéndome amigos de algunos de ellos.
Nuestro país, es uno de los que tiene
la alta tasa de economía informal, y de sus actividades relacionado a ello.
Dentro de este rubro encontramos a muchos sectores y actores involucrados a
esta, vinculados mayormente a las actividades de los servicios. Ya que
los que se encuentran inmersos en este rubro de la informalidad no
cuentan con un ingreso y salida del trabajo, cuando uno quiere trabaja o no lo
hace; gana para subsistir, y en algunos casos hay dia en que le va bien, como
en otros regular y por último hay días en que no les cae nada, ni para el “te”
como dicen criollamente. Pero lo importante se lo buscan en diversos lugares,
ámbitos o de diferentes maneras.
Dentro de la informalidad,
encuentras individuos, parejas o familias dedicadas a este rubro; además, de
que no tienen ningún sueldo mínimo ni máximo; además, no tienen horario de
trabajo, ni encuentras algún tipo de competencia por brindar el servicio, todos
se conocen, a veces entre ellos mismos se ayudan, y en algunas ocasiones los
varones defienden a las mujeres ante cualquier tipo de abuso o falta que
quieren hacer, porque podríamos verlo como una comunidad.
Del mismo modo, estos funcionan
en espacios donde se concentran muchas personas que van por un determinado bien
o servicio.
EL TRANSPORTE INTERPROVINCIAL INFORMAL
Durante el inicio del gobierno
fujimorista, la informalidad se convirtió en uno de los factores fundamentales
para sobrevivir; uno de esos fue el transporte interprovincial, donde a partir
de allí se comenzaron a crear una serie de redes sociales inter o intrafamiliares
dedicadas a rubro de los servicios de diferente índole.
Uno de estos espacios de
informalidad fue el Terminal Terrestre “Fiori”, centro de transporte interprovincial, dedicado
a brindar servicios de movilidad de
Lima al Norte; existe otra en “Yerbateros”, dedicado a dicho rubro pero para el
Sur.
En sus inicios no era muy
predominante, pero hubo un momento donde la concentración tuvo mucha demanda;
ya que la gente llegaba a este terminal con sus cosas, equipajes, cargas, etc.,
y las empresas podían llevarlos. Esta
concentración permitió que las empresas formales comenzaran a perder su
demanda, ante el incremento del transporte informal.
La creación de “Fiori” llegó a
tener un pico de mayor demanda, donde los buses salían cada 30 minutos; de esa
manera se iban turnando. Del mismo modo, la mayoría de empresas de transporte
formal, tuvieron que incorporarse a este espacio, ya que llegaban y bajaban
personas, como también recogían.
Muchas autoridades ediles,
trataban de desaparecerlo, pero no lo pudieron;
con la creación de “Plaza Norte”,
en sus inicios de funcionamiento no pudieron desaparecerlo; por lo que
tuvieron que acudir a la presión política, jurídica y dinero por lo bajo, para lograr cerrar y desaparecerlo.
A pesar de ello, “Fiori” seguían brindando
el servicio de diferente manera, boleteaban en dicho lugar pero los llevaban a
otras calles cercanas donde recogían a los pasajeros; posteriormente, las empresas comenzaron alquilar locales para
vender boletos y luego venía la movilidad y los recogía. Pero allí seguía
resistiendo el terminal terrestre, de otra manera o modalidad diferente al
común, brindaba el servicio; el
pragmatismo lo llevó a resistir y actuar de diferentes maneras, de acuerdo a la
circunstancia en que se encontraban.
A pesar de la presión, las
personas que deseaban viajar y los dueños de las empresas de transporte, se
resistía acudir a plaza norte, como alternativa a la modernización del
servicio, pero la población que
utilizaba estos servicios prefería mantenerse dentro de este espacio.
Luego la empresa de transporte
“Flores”, ubicado en la avenida Marcopolo, se encargó de agruparlos en su
territorio, alquilando a las demás empresas para que pudieran funcionar resistiéndose
a dejar de funcionar frente a un local moderno como lo era Plaza Norte, que no permitía
la competencia.
El cierre de “Flores”, se debió
gracias a los grandes empresarios y dueños de Plaza Norte, que se juntaron para
desaparecer a sus competidores; de esa manera tener el monopolio del transporte
interprovincial. A pesar de ellos los pequeños transportistas buscaban la
manera de seguir brindando los servicios, utilizando la imaginación y
creatividad de estas pequeñas empresas que se resistían a dejar de funcionar.
Al verse derrotados estas
pequeñas empresas no le quedó más que aperturar un local más al norte, por
naranjal, para de esa manera brindar el servicio. Mientras tanto la gente que llegaba
a Fiori, algunas de estas empresas vendía los pasajes en este lugar, y con una
movilidad pequeña los trasladaba al nuevo terminal terrestre ubicado más al
norte (Naranjal).
Mientras tanto, otros seguían
vendiendo boletos entre las avenidas Fiori y Marcopolo donde pasaba la
movilidad y los “levantaba”, de esa manera seguían, funcionando. En su defecto,
vendían boletos y algunas empresas de transporte que tenían su local en Plaza
Norte, esperaban que saliera el bus, para que los hiciera subir. Obviamente que
el pasaje era más cómodo de lo que vendían en dicho lugar.
También habían personas que
vendían los boletos, y luego de un determinado tiempo los llevaban a Plaza
Norte, para que suban a los buses, es decir hubo diversas modalidades o
estrategias para evitar que las empresas pequeñas se fueran a la quiebra.
Lastimosamente, no pudieron
enfrentar a la pandemia, que muchas de estas empresas informales, no han podido
resistir; algunas de ellas ya no brinda los servicios.
SERVICIO INFORMAL DE COMIDA AL PASO:
A raíz de constitución del
Terminal Terrestre interprovincial “Fiori”, comenzaron a crearse una serie de
actividades colaterales encargadas de brindar servicios, y esto implicaba la
autogeneración de puestos de trabajo de muchas personas. Realizando servicios
en diversas índoles (comido al paso, desayunos al paso, tiendas al paso,
refrescos al paso, café al paso, etc.)
Durante los primeros años, la
municipalidad distrital de Independencia era el encargado de cobrar sisa a los
comerciantes informales; estos se encargaron de censar a la población dedicada
a la informalidad llegando a contar a más de 500 personas.
Los ingresos por este rubro
solamente en este espacio de aproximadamente 300 metros cuadrados, recaudaban
aproximadamente 2000 soles diarios. Lastimosamente hubo un proyecto de ley que
anulaba las sisas; por lo que, la municipalidad dejo de percibir esa cantidad
de dinero diariamente.
La venta de comida fue la que más
predominó, ya que se realizaban durante las 24 horas donde algunas personas dedicadas
a ese rubro se turnaban; ya que había vendedoras de comida en la mañana, tarde,
noche y madrugada.
Del mismo modo, encontrábamos
a personas que vendían golosinas, gaseosas,
cafés, pollo, etc.; estas eran las que vendían en las afueras del terminal;
mientras que otro grupo ingresaba a los buses a vender, dulces, caramelos,
gaseosas, pollo, además encontramos a otro grupo dedicado a la venta de
cargadores para celular, USB, etc., y por último encontramos a personas que te
apoyaban con tus cosas, que lo trasladaba desde tu llegada en micro o taxi lo subían al bus, ellos iban ofertando su
producto.
El que predominaba en este rubro
fue la comida al paso. Lo interesante era la rotación del espacio, uno grupo
trabajaba por la mañana, otro lo hacía por la tarde y otro grupo por la noche.
La venta de esta comida
involucraba a la familia, padres e hijos dedicado a esta actividad. Como en una
ocasión me dijo uno señor dedicado a la venta de comida “gracias a este trabajo, pude darle educación a mis hijos; uno de ellos
ha culminado los estudios universitarios otros estaban culminando la
secundaria”.
La mayoría de estas personas eran
migrantes de la segunda y tercera generación, que habían encontrado una
oportunidad para seguir viviendo y trabajar decentemente; de esa manera, sacar
adelante a su familia. Del mismo modo, con la llegada de emigrantes
venezolanos, encontraron un espacio para dedicarse a la actividad informal.
Con el cierre del Terminal
Terrestre de “Fiori” muchas de estas
personas dejaron de trabajar y vender comida, retirándose de este lugar,
algunos se quedaron, pero la demanda ya no era similar al de los primeros años.
Tuvieron que adecuarse a las circunstancias, algunos de ellos cambiaron de
rubro, otros hacían poca comida y se trasladaban en carretillas ya no contaban
con sus grandes ollas, ni tampoco con mesas y sillas para que puedan atender
tranquilamente.
En algunas ocasiones los policías
municipales y de serenazgo los corrían, por lo tanto tuvieron que retirarse y
buscar otros medios o mecanismos de subsistencia y sobrevivencia; los que se
mantuvieron actuaban diferente.
LOS MILONGAS:
En los inicios se les llamaban “llenadores”
de buses, había uno que llamaba, los otros estaban por fuera reclutando a los
pasajeros lo subían y los ubicaban en un determinado asiento. Eran los
encargados de llenar un bus, para lo cual estaba conformado por un grupo de tres o cuatro personas, al llenar el bus recibían una cantidad entre
150 a 200 soles, y se repartían.
Aparte de ellos había otro grupo
que cuando llegaban pasajeros con bultos
ellos se acercaban y te apoyaban cargado las maletas y trasladarlo al bus, y en
compensación uno les brindaba una propina; del mismo modo, habían los
guiadores, que cuando bajabas del micro se acercaban y te atendían llevándote
hasta la boletería.
Posteriormente, con el cierre de
“Fiori”, cambiaron su función, estos mismos eran los que te captaban, llevaban a la boletería, ellos te daban un
precio; en muchas de las ocasiones, lo sobrevaloraban, cuando otros iban
directamente a la boletera les daban a menos precio. Por lo tanto, la
diferencia tenían que darle al que te llevaba a la boletería.
Estos personajes te captaban y te
llevaban a cualquier vendedor de boleto según el destino a donde ibas; allí te
daban un precio en que uno pagaba y le entregaban el costo del boleto, luego
retornaba el muchacho que te reclutaba y le daban la comisión, que en algunos
de los casos eran 5 soles como mínimo, en otros casos era más.
A estos personajes, les denominaban
“milongas”, porque tenían la habilidad de captar al pasajero lo llevaban a
cualquier empresa según el destino a donde ibas, te daba un precio por encima
del real, en algunos casos tenías que negociar, en otros casos aceptabas.
Entre ellos nunca había
competencia o confrontación, mucho menos peleas para captar un pasajero; todos
se conocían, a veces trabajaban juntos, cuando estaba el terminal terrestre,
porque el trato se hacía con el chofer,
el dueño o administrador de la empresa.
Cuando cerró el terminal, cambión la estructura, el trabajo era más
individual, el trato se hacía con la boletera, el “milonga” se encargaba de
reclutar al pasajero lo llevaba a la boletera y los ubicaba en un determinado
lugar donde estaban todos los pasajero hasta que se comunicaban con el chofer
indicándole por donde se encontraban y acordaba ir a un determinado punto para
que los recoja.
La mayor demanda de pasajeros era
por las noches, trabajaban varones y
mujeres, los primeros eran los que reclutaban a los pasajeros y las segundas se
encargaba de vender los boletos; muchos de ellos eran parejas o se conocieron
en dicho lugar; la vida para estas personas era muy relativa.
Algunos de los que hacían ese
trabajo sus ganancias lo concentraban en su hogar; otros, la ganancia lo
dedicaban al consumo de drogas, a las bebidas alcohólicas, otros tenían familia
e hijos y tenían que cubrir su día para pagar su cuarto, alimentación y los
estudios de sus hijos.
Muchos de estas personas eran de
zonas muy alejadas, pero llegaban por las tardes o las noches a realizar su
cachuelo, conseguían su día y luego retornaban a sus hogares. (Continuará…)
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