jueves, 28 de abril de 2022

EL PENSAMIENTO COLONIAL EN TRUJILLO

 

Por: Percy J. Paredes Villarreal

En días pasados, en la capital de la primavera se suscitó un hecho social que generó rechazo, críticas y cuestionamientos por parte de diferentes instituciones públicas, organizaciones de la sociedad civil, académicos e intelectuales y también en las redes sociales a nivel nacional. Esta polémica se desato debido al matrimonio de Belem Barnechea (hija del ex candidato a la presidencia, académico e intelectual Alfredo Barnechea) con el español Martín Cabello de los Cobos, nieto de los condes de fuente blanca de España.

El tema del debate se suscitó en la utilización de simbologías, rituales y ceremonias de la cultura moche en un matrimonio, que fue cuestionado por muchos ciudadanos al describirlo como un acto virreinal o colonial, clasista, dentro de un momento donde estos tipos de sociedades, o etapas en que ha vivido o pasado nuestro país, han sido superado; pero que, en pleno siglo XXI se pone en escena reflejando en algunas familias que todavía sigue creyendo y pensando que vivimos una etapa colonial, de sometimiento y subordinación de las culturas ancestrales hacia el yugo español.

El matrimonio de ambas parejas, hubiese pasado desapercibido siempre y cuando no se hubieran hecho alarde de estas escenografías, que tienen una representatividad, una connotación y también una interpretación antropológica, donde la simbología, el contenido y el mensaje representa una de las etapas nefastas de nuestra historia.

En antropología, encontramos una gran diferencia entre el ver, mirar y observar, conceptos totalmente diferente; donde este último nos permite hacer una interpretación de lo impactante que son  las escenas. Esto se refleja en que los artistas realizaban escenografías danzando, como también mujeres sentados en el suelo con sus trajes típicos ancestrales; mientras que los novios con trajes tradicionales españoles, caminaban observando los rituales y ceremonias prehispánicas.

Estos tipos de escenas representan simbólicamente a dos culturas (la moche y la españolas), pero que no tiene un final de interculturalidad, por el contrario encontramos el predominio de la cultura española. Hubiese sido muy interesante que los novios estuvieran en trajes moches, como representación de la cultura milenaria y originaria de la ciudad de Trujillo.

Este análisis simbólico representado en una dualidad cultural que nunca existió en esa época, nos permite entender lo que Aníbal Quijano (Sociólogo peruano)  nos habla del predominio del pensamiento colonial basado en el racismo y en la discriminación; que todavía, a pesar del tiempo transcurrido,  sigue presente en pequeñas familias que en un determinado momento tuvieron poder, prestigio y estatus.

Esta característica sociocultural tuvo una presencia importante y predominante, particularmente en la etapa colonial, en los inicios de la república, durante la etapa al que se le denomina la sociedad aristocrática, hasta finales de la década de los 60 del siglo pasado.

Con la reforma agraria se rompió con esta contradicción, generando cambios socioculturales en nuestro país y en la ciudad de Trujillo; donde la migración del mundo andino a las zonas aledañas, prefiguraron  cambios profundos y estructurales, en la ciudad de la eterna primavera.

Desde la década de los 90 del siglo pasado hasta  la actualidad, la capital de la primavera se ha ido modernizando; hemos ido observando cambios profundos y estructurales de la ciudad y de la sociedad trujillana. Donde los “invasores” que en un determinado momento se les denominaban a los migrantes, mayoritariamente provenientes del ande liberteño; pasaron a convertirse en “conquistadores”, ya que en la actualidad han construido una diversidad cultural y un proceso de multiculturalismo. Donde esta ciudad se ha convertido en el receptor de una serie de patrones y comportamientos transculturales, que ha dado paso a una nueva identidad trujillana intercultural, con algunas tradiciones aristocráticas como la “Fiesta Primaveral” y el “Concurso de la Marinera”.

Las instituciones públicas encargadas de fortalecer los espacios físicos y territoriales, no lograron  la adecuación, el cambio de comportamiento y conducta de las personas y las familias, ni tampoco potenciaron y fortalecieron la economía primaria y secundaria en este lugar; siendo  relevado y reemplazado por el potencial migrante; que ha llegado a este lugar, para quedarse e imponer una serie de comportamientos y patrones socioculturales traídos desde sus lugares de orígenes socializándose con sus vecinos y adecuándolas a la realidad local.

Esta diversidad cultural, ha permitido generar cambios y reacomodos, donde la aristocracia y nobleza trujillana en extinción, ha sido reemplazado por una nueva clase dominante que ha impuesto un  nuevo orden y paradigma sociocultural local, sustentado en un predominio de la cultura andina, basado en una economía informal, en la reciprocidad y en las actividades económicas terciarias. Teniendo en las relaciones de parentesco conjuntamente con sus tejidos sociales, en las redes sociales utilizando la globalización tecnológica que el mundo moderno nos da, como elementos para fortalecerse empresarialmente.

Estos cambios estructurales, no han podido fortalecer un proceso de modernidad en Trujillo; por el contrario, ha implicado la modernización de la ciudad; pero que todavía existe una expresión del choleo representado en la indiferencia e irrespeto a las normas que te pone la urbanidad;  desacatando todo lo que viene del gobierno local que no les representan.

Es importante mencionar que algunos grupos o sectores socioculturales que han crecido socioeconómicamente;  asuman patrones culturales coloniales, sustentado en el racismo, en la discriminación no tan solo social, también cultural y económica. Eso ha significado el emprendimiento y empoderamiento de familias migrantes, que por tener poder económico, asimilan y asumen un pensamiento colonia.

El desplazamiento de la aristocracia plebeya y criolla en Trujillo, está prefigurando una nueva estructura social, basado en la presencia de nuevos grupos de poder económicos y étnicos. Donde el sector emergente, asume conductas y comportamientos privilegiados, de status social similar a lo colonial. Solamente ha cambiado los grupos, pero el pensamiento colonial sigue vigente.

Lo que ha sucedido en el matrimonio entre una peruana con un español, va a ser imitado próximamente, por otras familias que fueron migrantes y que ahora tienen poder económico y un nuevo status; dando alarde de superioridad. Y esto va a suceder porque hasta la fecha no hemos enterrado y superado nuestro pasado virreinal. Como lo venimos viviendo en la política nacional.

 

 

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio