LA VIOLENCIA DE GÉNERO: UNA MIRADA DESDE LA ANTROPOLOGIA
Por: Percy J. Paredes Villarreal
En estos últimos días, los medios
de comunicación informaban el asesinato de una madre con sus dos hijos (una
mujer de 21 años y un niño de 5 años), por parte de su ex pareja que llegó al
domicilio de su ex cónyuge y en forma violenta les disparó quitándoles la vida, y luego se suicidó.
Este nuevo feminicidio se
incorpora a los más de 114[1]
existentes en nuestro país durante el presente año (enero – octubre); siendo
Lima metropolitana el mayor número de mujeres asesinadas por su
conyugue (20); seguido esta la región de La Libertad con (07). Del mismo modo,
durante el presente año la mayor cantidad de víctimas oscilan entre las edades
de 30 a 59 años de edad (47), seguido están las mujeres comprendidas entre 18 a
29 años con 45.
Y si queremos ahondar más en la
información, podemos decir que 56 mujeres asesinadas por su victimario eran
madres que tenían entre 1 a 3 hijos dejándolo
en orfandad; y 67 de los victimarios han sido sus parejas. Y si hacemos una comparación con
los datos del año pasado (2020) cuya cantidad están igualados faltándole al
presente dos meses, que podría superarlo, esperemos que no.
Del mismo modo, según datos
proporcionados por esta entidad, encontramos que dentro de este periodo (enero
– octubre) se han reportado 136,782 denuncias por violencia; de las cuales
63,922 corresponden al tipo de violencia psicológica; 53,851 son de tipo de
violencia física; 18,475 está referido a la violencia sexual; y 534 son de
violencia económica o patrimonial.
Asi como vemos los tipos de
violencia, también existen diferentes modalidades de violencia en el país; siendo la “trata de mujeres” una
de las preocupantes; ya que, existe un reporte de 4,501 mujeres desaparecidas;
de la cual 1,316 son adultas y 3,185 son niñas y adolescente[2].
.
La información cuantitativa que
se recoge, demuestra que la “Violencia de Genero”, es un tema prioritario que
debe ser atendido e incorporado en la agenda pública nacional y subnacional; permitiendo ser visto como un problema
general, diseñando políticas públicas, planes, programas,
proyectos, vinculados a la prevención, atención y protección, logrando su erradicación
en todos los espacios.
Estas acciones no tan solo debe
ser responsabilidad de un determinado sector, también deben involucrarse a
todos los actores dentro de los espacios
subnacionales, territoriales y gobiernos locales; ya que es un problema a ser
atendido por las/los diferentes líderes/lideresas, autoridades locales y
operadores/operadoras de justicia.
Desde que se creó la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y
erradicar la violencia contra la mujer denominada “Belem do Para”, por la OEA
en el año de 1994. Nuestro país suscribió esta convención, aprobando por
Resolución Legislativa N° 26583 de
22 de marzo de 1996. Fue ratificada el 4 de abril de 1996 y depositada el 4 de
junio de 1996. Finalmente, entró en vigencia el 4 de julio de 1996.
Posteriormente se aprobó la Ley N° 30364 “Ley para prevenir, sancionar y
erradicar la violencia contra la mujer y los integrantes del grupo familiar”.
Por lo que, no tan solo debe ser visto o entendido como un
problema aislado, familiar, psicológico; por el contrario es un tema público que
debe tener una mirada sociocultural, donde confluyen muchos elementos
antropológicos. Además de ser abordado multisectorial e intercultural.
Somos un país con una diversidad
cultural, donde los patrones culturales existentes en los diversos territorios,
son producto de sus identidades locales y comunitarias que se construyen
mediante procesos endógenos y
endogámicos, fortaleciendo prácticas
endoculturales dentro de la familia y en la comunidad.
Esto ha implicado, que muchas
familias que emigran o se han desplazado a diversos lugares del país, instalándose en territorios modernos con
influencias de patrones culturales occidentales adecuándose a la globalización
tecnológica. Pero, muchos de estos grupos
humanos siguen aferrándose a una serie de costumbres y tradiciones
ancestrales; manteniéndose la división sexual reflejándose en tareas
y responsabilidades domésticas, laborales y económicas, asignadas al varón y a
la mujer; generando “brechas de género” dentro del hogar.
Estas “desigualdades de género”
no tan solo se pueden notar en el hogar, también podemos verlo en los espacios
sociales, políticos, laborales, económicos, en la sociedad; donde se busca
subordinar a la mujer, impidiendo su empoderamiento, menoscabando su crecimiento profesional. Muchas
de estas mujeres siguen recibiendo acosos: sexuales, políticos, laborales,
etc.; algunas de ellas lo denuncian, sin contar con resultados favorables.
Esto demuestra la reticencia de
muchos varones que asumen responsabilidades, cargos o tienen poder a aceptar,
reconocer y practicar la igualdad de género; ya que, debido a la formación
cultural e ideológica de carácter machista que reciben desde sus niñez dentro
del hogar; practicándolo mediante su proceso de formación, socialización y las
relaciones sociales entre las personas y familias, refleja el predominio de
comportamientos autoritarios, acciones
verticalistas y sexistas.
Existen pensadores, intelectuales
y políticos/as liberales, que en muchos de los casos hablan de libertades y
derechos de las personas; que se oponen a una
serie de medidas y derechos, en favor de la mujer. Además obstaculizan y
cuestionan el avance de los derechos y libertades en favor de las mujeres;
porque consideran que deben seguir siendo dependientes y subordinadas de la
pareja, que se convierte en un maltratador.
Este análisis nos debe ahondar en
profundizar estudios referido al tema de género, tomando en cuenta el
diagnostico sociocultural y la aplicación de una antropología aplicada, con la
finalidad de generar cambios en el hogar, en la comunidad y en la sociedad. Permitiendo
la igualdad de género, y las mismas oportunidades.
Es importante implementar el “Enfoque de
género” y la “Transversalización de Género”, en los diversos espacios y
escenarios; ya que, nos debe permitir instalar una sociedad igualitaria. De esa
manera, vamos a erradicar la violencia contra la mujer y los integrantes del
grupo familiar; convirtiendo al Perú, en un “País libre de violencia”.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio