ME GANASTES, PERO TIENES QUE HACER LO QUE TE DIGA
Por: Percy J.
Paredes Villarreal
Desde el año de 1990, con el triunfo
y luego el autogolpe de Estado por parte de Fujimori permitió implementar el neoliberalismo, trayendo como
consecuencia una nueva reforma estructural en el país; generando
cambios sociales, políticos, económicos, que se ha venido defendiendo y
sosteniendo a lo largo de los últimos 30 años, convirtiéndose en una cultura
política.
Particularmente, la conducta y
comportamiento de los partidos políticos con sus respectivos representantes, se
ha venido expresando en: 1) Que los partidos que comenzaron a gobernar el país presentaban
un plan de gobierno en campaña electoral y hacían lo contrario cuando estaban
en el poder; 2) Que los partidos políticos, solamente se reactivan y participan
en campañas electorales, luego desaparecen del escenario; 3) Que los
gobernantes, en su campaña política prometían y ofrecían algunas cosas pero
cuando llegaban al poder hacían otra cosa; 4) la línea política y económica
estaba supeditada a las decisiones de los Organismos Financieros
Internacionales; 5) Generó una cultura de la corrupción; y por último, los
puestos de confianza y cargos ministeriales particularmente como los de la PCM,
Economía, Energía y Minas, entre otros eran ocupado por miembros afines a los
organismos internacionales.
En aquella década, cada cierto
tiempo Fujimori reportaba a los organismos financieros internacionales las
acciones que venía realizando mediante la famosa “Carta de Intención” en el
cual describía lo que estaba haciendo y lo que planificaba en lo inmediato; por
lo que recibía el aval y recomendaciones
de estas instituciones internacionales para
continuar gobernando. De esa manera se gobernaba en el país.
Posteriormente, los tecnócratas comenzaron
a ocupar puestos claves dentro del gobierno, estos tenían una relación directa con los Bancos
Internacionales; convirtiéndose en
representantes y garantes de la implementación de las políticas
económicas neoliberales en el país. Muchos de ellos no militaban en el partido
de gobierno, pero ocupaban puestos importantes con la finalidad de defender los
intereses de estos organismos internacionales; de esa manera, tenían el aval y
respaldo de los grupos de poder en nuestro país y a nivel internacional.
Del mismo modo sucedía con los gobernantes que continuaron a Fujimori cuya
finalidad era mantener el modelo económico neoliberal, sin ser modificado o
cambiado totalmente; los Presidentes de la República tenían que garantizar la continuidad
de la “hoja de ruta” propuesto por los
Organismos financieros Internacionales, sin tener que salirse de ese formato.
En ese aspecto al no existir
ningún tipo de obstáculo ni objeción a las medidas implementadas demostraban que estaba bien lo
que se hacía; ya que el único fin era mantener la economía de mercado, la abstención del Estado en la economía, el
crecimiento económico y el bienestar para la clase dominante; generando
incremento de la pobreza, desigualdades económicas y sociales, aumento de las brechas social, ampliación de las
disparidades territoriales, y el desinterés
por resolver las Necesidades Básicas Insatisfechas. De esa manera, la clase
dominante demostraba homogeneidad y hegemonía económica y política dentro del
país.
Este empoderamiento de la
derecha, comenzó a tener serios cuestionamiento; ya que en el segundo proceso
electoral del presente siglo, específicamente, en la primera participación
electoral de Ollanta Humala se presenta como un antisistema, obteniendo buenos
resultados en la primera vuelta, rompiendo el bloque hegemónico existente, creando
desesperación y preocupación en la
derecha.
Por lo tanto, en aquella ocasión,
la derecha tuvo que aliarse con Alan García Pérez contrincante de Humala, en segunda vuelta, que
también planteaba algo similar. Para ello conminaron a
modificar su actitud y posición política para que el APRA pueda ser más creíble, ganando las
elecciones presidenciales; de esa manera los seguidores de Haya de la Torre se
encargaron de defender y darle
continuidad al modelo imperante.
Nuevamente Humala, En su segunda
participación electoral, mantuvo ese
discurso antisistema, pero al pasar a la segunda vuelta para enfrentarse con la
Hija del autócrata Fujimori; fue conminado, por la derecha, a que cambie de
programa de gobierno. Teniendo que aceptar para de esa manera tener el aval y
respaldo de los grupos de poder; impidiendo un cambio de rumbo en el país.
En estas últimas elecciones
presidenciales, el triunfo de Castillo sobre su contrincante de la derecha; creyeron que iba a ser similar a
los gobernantes anteriores que mantuvieron un discurso contestario pero luego
se doblegaron ante el poder económico. En esta ocasión al no ser
conminado a que cambie su plan de gobierno; ha implicado la unidad de los
diversos grupos de derecha, con la
finalidad de enfrentar y tratar de doblegar al gobierno de izquierda; para ello,
vienen obstaculizando tanto en la calle, en los medios de comunicación
(escrito, radial y televisivo), y en el legislativo, con una serie de acciones
y medidas que hagan retroceder sus pretensiones al gobierno actual; cuyo
propósito es impedir cambios dentro de
nuestro país.
A diferencia de otros países en
Sudamérica como: Chile, Uruguay, Ecuador, Bolivia, y Venezuela donde el triunfo
de la izquierda fue abrumador, permitiendo
implementar sus medidas y reformas políticas y económicas, fácilmente. En el Perú la victoria ha sido muy ajustada, que va a imposibilitar ejecutar
sus medidas políticas en el corto plazo; por el contrario va a tener obstáculos
para poder cumplir con sus compromisos.
El Gobierno actual, tendrá que
decidir por algunos criterios como: Definir
si es un gobierno de Castillo, de Perú Libre o de la izquierda. Si es
el primero, tendrá que buscar
consensos con otros partidos políticos cercanos a ellos teniendo que desprenderse de
una serie de compromisos políticos con el pueblo, actuando coyunturalmente resolviendo
los problemas que vienen aquejando al país dejando de lado su programa de gobierno primigenio, buscando
satisfacer los intereses de la derecha. De esa manera, se someterá igual a lo
que hizo Alan García y Humala que comenzaron cuestionando al modelo, pero
cuando llegaron al poder se sometieron al mandato neoliberal.
Por lo tanto, se convertirá en un
gobierno personificado en Castillo, con el respaldo y apoyo de los técnicos
adscritos al neoliberalismo, la prensa y los grupos de poder, secuestraran al
mandatario, como lo hicieron con los
anteriores gobernantes.
Segundo, Si
actúan como gobierno de Perú Libre, se generara enfrentamientos con la derecha
dentro del parlamento; por ejemplo, el gabinete acudirá al parlamento a solicitar
el “voto de confianza” presentando a sus
Ministros, muchos de ellos cuestionados e investigados por antecedentes no tan
democráticos para la derecha. Y si en dos ocasiones son rechazados, el
Presidente Castillo tendrá la oportunidad de cerrar el parlamento para convocar
a nuevas elecciones congresales y lograr tener mayoría absoluta. De esa manera podrá
implementar su plan de gobierno sin ningún tipo de cambios o modificaciones.
En este segundo escenario, es
importante ver si la derecha negara el “voto de confianza” en las dos
presentaciones del gabinete ministerial y se ira a su casa; o tendrá que
claudicar, para mantenerse en el parlamento defendiendo sus intereses
personales. De esa manera veremos si la derecha se mantiene con una actitud
confrontacional o cede al gobierno.
Muchos consideran que se podría llegar
a una actuación política confrontacional entre Perú Libre y los demás partidos
políticos; con la finalidad de que el gobierno central tenga como opción romper el orden constitucional vigente; tal
como lo hizo Fujimori para implementar el modelo neoliberal que sigue vigente.
Particularmente, la derecha
quiere eso que el gobierno de Perú Libre interrumpa el estado de derecho,
cierre el parlamento, con la finalidad de responder; pero las condiciones para
tomar esa decisión no son favorables a Cerrón y Compañía. No es el momento
adecuado ni apropiado, porque la correlación de fuerzas no está a su favor.
Perú Libre, nunca estuvo preparado para asumir una
responsabilidad de tal envergadura; adolece de líderes políticos que se
conviertan en voceros, cuadros técnicos, unidad ideológica y programática. Está
demostrando ser un grupo de amigos que tienen mucha voluntad, pero adolecen de
un rumbo, un objetivo y una visión de país.
Tercero, Si
actúa como gobierno de izquierda, deberá permitir la incorporación de cuadros técnicos
pertenecientes a los diversos partidos políticos, o profesionales con una
visión de cambio. Asimismo, tendrá que asumir un trabajo de frente único y de
unidad de toda la izquierda.
En estos momentos como izquierda las
condiciones no son favorables en el sentido de que no se encuentra unida, ni fortalecida; además de la contradicción
principal existente contra la derecha. Ahora
están comenzando a tener confrontaciones secundarias comenzando con la creación
de un nuevo sindicato magisterial, incorporación de profesionales no idóneos
para asumir cargos dentro de las instituciones públicas, y la posible
constitución de un nuevo partido del Presidente Castillo, permitiendo
distraerse cuando existen temas más importantes a tratar.
Además debemos notar que la
izquierda está fragmentada, desorganizada y desintegrada, con un movimiento
gremial débil; que difícilmente podrá defender este gobierno que busca cambiar
el modelo neoliberal y la Constitución Política en nuestro país.
Mientras que en otros espacios,
se van creando movilizaciones y
manifestaciones contra el gobierno buscando su aislamiento y desgaste político; ya que muchos partidos políticos vienen
actuando tímidamente, según las decisiones que tome el Presidente Castillo.
Algunos no estarán cerca al gobierno, se alejaran y pasaran a la oposición
buscando en todo momento su desestabilización, con la finalidad de tumbárselo
en el corto plazo.
La derecha va a seguir queriendo imponer
la agenda política, va a buscar desacreditar a las autoridades gubernamentales,
va a querer desestabilizar y no va a
dejar respirar al gobierno. Por lo tanto, Castillo va a tener dos caminos o
bien se somete a las decisiones de la derecha como ha venido sucediendo, o
sencillamente continua con su política de gobierno del bicentenario.
Si Castillo quiere hacer un
cambio profundo y radical en nuestro país, tendrá que estudiar la estrategia de
Fujimori de hace 30 años, cuando tuvo un problema casi similar al que venimos
viviendo en estos momentos. Tuvo minoría en el Congreso de la República, los
medios de comunicación (escrita, televisiva y radial) estuvieron en su contra,
la derecha en su conjunto no lo apoyaba; pero supo obtener el respaldo de la
población, la Iglesia Católica, los empresarios y la Fuerza Armada; de esa
manera cambio el rumbo de nuestro país.
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