lunes, 5 de julio de 2021

SALVO LA DEFENSA DEL MODELO TODO ES ILUSION

 

Por: Percy J. Paredes Villarreal

Durante el primer gobierno de Alan García, en el año de 1988, en su discurso que nos tenía acostumbrado afirmaba  la “Estatización la Banca”; de esa manera rompía su relación con los famosos “12 apóstoles” grupo de poder  que tenía el control de la economía en el país.

A partir de ese hecho político, la derecha se unión y salió a la calle a expresar su rechazo a esa medida,  que iba en desmedro de sus intereses como grupo de poder. Dentro de ese movimiento de protesta se unieron los líderes tradicionales de este sector como lo fueron los representantes de los partidos políticos del PPC y AP, como Luis Bedoya Reyes y Fernando Belaunde Terry;  además se incorporó el escritor nacional Vargas Llosa que ingreso a la política formando el movimiento político “Libertad”.

La Movilización contra el gobierno de Alan García, en rechazo a la medida  llevo a la conformación del FREDEMO (Frente Democrático); que luego participó en las elecciones presidenciales de 1990, llevando como candidato a Vargas Llosa, quién planteaba la implementación del modelo neoliberal en nuestro país.

La derrota de Vargas Llosa por Alberto Fujimori, este último proponía un programa diferente al neoliberalismo;  fue aceptado. Posteriormente el virtual Presidente de la República  cambio de programa asumiendo la del candidato derrotado; para lo cual tuvo que implementar un autogolpe de Estado  para ejecutar el modelo que se oponía cuando era candidato.

Para dar el “Autogolpe de Estado”, Fujimori tuvo el respaldo de los Organismos Financieros Internacionales, como: Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM), Banco Interamericano de Desarrollo (BID), club de París; mientras que a nivel interno fueron: La CONFIEP, las Fuerzas Armadas y la Iglesia los que respaldaron la ruptura institucional, para implementar las medidas neoliberales.

En un primer momento, hubo un rechazo de las fuerzas democráticas que con el tiempo se fueron diluyendo; ya que, la derecha  se oponía a la decisión autoritaria de Fujimori. Luego, estos se pusieron a favor del dictador avalando las medidas implementadas durante la década de los 90 del siglo pasado.

La presión de las fuerzas democráticas y de los Organismos Internacionales y de algunos países como de los Estados Unidos de Norteamérica, para convocar a una Asamblea Constituyente y su posterior referéndum para avalar o rechazar la carta magna; además de la convocatoria a elecciones presidenciales. Fujimori tuvo que aceptar y ceder ante estas presiones con la finalidad de retornar al sistema democrático; siendo a favorable a la sostenibilidad del modelo  de la economía de mercado, la libre competencia, y la reducción del estado; así como también  la creación de una cultura política basado en tres componentes: Autoritarismo, Corrupción y Neoliberalismo, que sigue vigente hasta nuestros días.

Las diversas medidas en favor del fortalecimiento del modelo, permitió construir y fortalecer todo un aparato político y económico en favor del neoliberalismo; permitiendo que la derecha justificara y aceptara las medidas implementadas por el régimen  dictatorial y autocrático de la primera década de neoliberalismo. Y continuadas por los  siguientes gobiernos democráticos; todas estas medidas y acciones buscaron mantener y fortalecer el modelo a corto, mediano y largo plazo.

Tras la caída del fujimorismo, llevó a que la hija del Autócrata creara su partido político para defender todo lo que había implementado su padre en lo económico y político; además eso implico, cargar con una mochila pesada que difícilmente puede desprenderse, como fue la corrupción y la violación a los derechos humanos que hubo durante la etapa fujimorista.

En un primer momento Keiko trato de distanciarse de los herederos del fujimorismo, pero luego se acercó incorporando algunos políticos de la “guardia vieja” como lo fueron Martha Chávez, Aguinaga, Cuculiza, Salgado, entre otros. Al ser derrotado, decidieron alejarse del fujimorismo, manteniendo un partido independiente y distanciado de los políticos tradicionales; pero también tuvieron una segunda derrota, con la diferencia  que contar con una mayoría absoluta en el parlamento desaprovechándolo.

La hegemonía de la derecha durante estos último 30 años permitió que la disputa era en torno a medidas y acciones políticas y sociales,  sin tocar el aspecto económico, ya que nadie se oponía; solamente optaban por modificar o proponer algunas reformas de forma y no de fondo.

La derecha hizo pensar y creer que los conflictos y su posterior crisis, era  solamente política, abriéndose tres líneas: a) los que defendían el modelo político y económico del neoliberalismo; b) los que buscan reformas políticas  manteniendo el modelo económico; y c) los que buscan reformas políticas y económicas al modelo neoliberal. De esa manera, se ha movido la derecha en estos últimos años en nuestro país.

Los acontecimientos visto en estos últimos tiempos, reflejan que este no es un problema meramente político, también es económico, donde: a) la corrupción dentro de las esferas del Estado, b) la débil institucionalidad democrática en nuestro país, c) la falta de credibilidad en los partidos políticos, d) la situación de ingobernabilidad a la que nos ha llevado los diversos conflictos de intereses de la derecha, e) la precariedad de los servicios públicos, d) las desigualdades sociales y el incremento de las brechas demuestran la pobreza en nuestro país, e) las disparidades económicas en el desarrollo territorial, y f) la informalidad y la precaria situación laboral de los trabajadores, son los resultados impuesto en estos últimos 30 años.

 Esta situación política y económica,  se vio reflejado en las últimas elecciones presidenciales y legislativas, de los 18 partidos aptos a participar en la contienda, 14 era de la derecha y 4 de la izquierda; demostrando la fragmentación de la derecha en esta última contienda electoral.

Dentro de este último proceso electoral encontramos partidos ubicados en la ultra derecha que defendía el modelo, sin ningún cambio y mantener intacta la Constitución Política; otros de centro que consideraban algunas modificatorias al modelo y algunas reformas a la Carta Magna; y por último, los que apostaban por el cambio de la Constitución Política.

Cada proceso electoral es algo “sui generis” ya que, tiene características diferentes; esta última ha reflejado la falta de respeto a los partidos contrarios al modelo imperante; donde la implementación de  “guerra sucia”, el “terruqueo” y el “Fake News”, la discriminación, insultos  contra los partidos y sus candidatos de izquierda. Para lo cual, hicieron uso de los diversos medios de comunicación como la prensa escrita, televisiva, radial y las redes sociales.

Esta “guerra sucia” hacia los candidatos que no eran de su línea o defendía el modelo, fue similar a la época del fujimorismo, cuando los medios de comunicación embarraban con calumnias, difamación, criticas sin sentido a los candidatos opuestos al líder del neoliberalismo. Ahora lo han hecho con  la candidata de izquierda, Verónica Mendoza; pero no  pudieron hacerlo con Pedro Castillo, otro candidato de izquierda, que en poco tiempo comenzó a crecer, gracias a la cobertura periodística que le brindó  la prensa de la derecha,  utilizándolo con la finalidad de restarle voto a la candidata de “Juntos por el Perú”, lográndolo tumbar pero no impidieron que Castillo pase a la segunda vuelta para disputar con la lideresa de la derecha Keiko Fujimori, que se presentaba en esta tercera oportunidad electoral.

La segunda vuelta ha implicado no tan solo un “terruqueo”, ni un cuestionamiento al candidato de izquierda; también ha implicado un vínculo y una relación con el “comunismo” con el “chavismo” con el caos, con la supuesta destrucción de la economía peruana de llegar a ganar la izquierda.

A pesar de una campaña del miedo, sencillamente la población ha optado por votar en favor del candidato de izquierda, por diversos motivos, como: a) El antifujimorismo, es muy fuerte; b) La lucha contra el centralismo; c) El cuestionamiento al crecimiento, cuya mayoría de los territorios  no han sido beneficiarios por el modelo neoliberal imperante; d) el cuestionamiento a la clase política y al “establishment” predominante, que han blindado a muchas autoridades y líderes políticos con problemas de investigación por corrupción; e) La corrupción representado en Fuerza Popular y en Keiko;  f) El enriquecimiento desmesurado de los grupos d de poder, en comparación a otros sectores que no han podido beneficiarse del modelo; g) La población se sentía representado en el profesor Castillo, por su humildad, por ser campesino, profesor de educación rural, y porque afirmaba un cambio mediante su slogan “No más pobre en un país rico”.

La derrota de Keiko Fujimori y de la derecha en estas últimas elecciones, demuestra que no quiere aceptar el fin del neoliberalismo; buscando cualquier pretexto para impedir el cambio de modelo. A pesar de tener el control y poder de las instituciones a su favor, de los medios de comunicación y de diferentes grupos colectivos que han discriminado a las poblaciones ajenas a su territorio limeño, la votación les ha sido adversas. Primero comenzaron denunciando los supuestos “fraudes en mesa”; segundo fue la presentación de impugnación a 920  actas observadas por las firmas que no son iguales a los DNI, por la presencia de familiares como miembros de mesa, etc.; luego han presionado  la ampliación de la presentación de reclamos ante los Jurados Especiales;  posteriormente han avanzado en el cuestionamiento a las instituciones encargadas de procesar los resultados (ONPE – JNE), luego se oponen a la juramentación de Castillo porque argumentan que vamos a ser como Venezuela o como los países que han optado por un cambio de modelo. Es decir la derecha no acepta su derrota  buscando algunos motivos o pretextos para mantenerse en el poder que podria culminar en un “Golpe de Estado” para impedir el reconocimiento de un “Outsider” como ganador; demostrando que han pasado de un tema técnico administrativo electoral, a un tema político e ideológico.

Todo modelo de desarrollo tiene un inicio y un fin, la derrota del neoliberalismo en las urnas está llevándolo a un alargamiento de su defunción, impidiendo su cambio como ha sucedido en otros países; ni tampoco lo aceptan como un hecho real. Este modelo amerita un cambio en lo social, político y económico, pero la derecha se resiste a reconocer y aceptarlo. Esperemos hasta dónde quiere llegar la derecha para reconocer su derrota y aceptar que el Perú necesita un  cambio de modelo más humano, intercultural.

 

 

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