RESISTIR, ALARGAR Y NO ACEPTAR EL CAMBIO
Por: Percy J. Paredes Villarreal
Estamos a cerca de un mes en que
los organismos electorales (ONPE – JNE) no proclaman al ganador de estas justas
elecciones presidenciales; debido a la serie de obstáculos que la derecha encabezada
por Keiko Fujimori viene poniendo en el camino. Impidiendo la proclamación de
Pedro Castillo como nuevo Gobernante del país y del Bicentenario.
El domingo 06 de junio, en que todos
los peruanos fuimos a sufragar para elegir al nuevo Presidente de la República,
de esta segunda vuelta; Keiko Fujimori conjuntamente con la clase política de
la derecha, los empresarios, los medios de comunicación escrita, televisivos y
un grupo de fascistas; Iniciaron un proceso de negacionismo y comenzaron a
obstaculizar el proceso de elección de su contrincante Pedro Castillo, profesor
de educación rural, campesino, rondero, dirigente gremial; quién le ganó a la
representante de la derecha en estas contiendas electorales con un margen que
supera los 40 mil votos.
Desde aquel días hasta la
actualidad, han realizado acciones para impedir la proclamación del candidato
de “Perú Libre” mediante; 1) La denuncia de un “supuesto fraude en Mesa”; 2) Anulación
de cerca de 820 actas electorales ante los diversos Jurados Especiales
Electorales (JEE) de los diversos lugares del país, aduciendo que se
había cometido una serie de irregularidades, como: falsificación de
firmas, familiares del mismo grado de consanguinidad fueron miembros de mesa,
entre otras; 3) Movida dentro del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), aprobando la ampliación a la fecha de
culminación de presentación de tachas a
las actas electorales, cuya norma da como
plazo 72 horas posterior al
proceso electoral (culminando el día miércoles 9 junio a las 8 p.m.) queriéndolo ampliar hasta el viernes 11, de esa manera sean aceptado las 820 actas de
nulidad presentado por “Fuerza Popular”, lo cual no se concretizo retrocediendo
esta medida; 4) Hostilización por redes sociales a los artistas, políticos,
periodistas, autoridades electorales o personas que no comulgan con las
acciones que viene realizando la derecha,
5) Presencia de los grupos neofascista en los domicilios de los miembros
de la ONPE – JNE, directores de algunos medios de comunicación, generando
acciones de protesta; 6) Pronunciamiento de los ex militares que se sometieron
a Montesino, para exigirle a las FF.AA. desconocer
a Pedro Castillo como Presidente de la Republica; 7) Censura a la Directiva del
Legislativo para cambiarlo con otro de su grupo, tampoco ha prosperado; 8) Modificación
de la “cuestión de confianza” con la finalidad de que el nuevo mandatario sea
más rápido vacado; 9) Aceleración en el nombramiento de los nuevos miembros del
Tribunal Constitucional afines a la derecha; 10) Renuncia de un miembro del
JNE, con la finalidad de detener el proceso de absolución a las actas
electorales observadas; 11) Presentación de documento ante el Poder Judicial, a
cargo del ex Presidente de dicho organismo, solicitando la nulidad del proceso
electoral debido a una serie de actos fraudulentos; 12) Solicitud de Fuerza
Popular ante el Poder Judicial pidiendo la entrega de la “base de datos” de
todos los electores que han sufragado en esta contienda electoral; 13)
Solicitud de la Personera de Keiko Fujimori ante el Poder Judicial, pidiendo el
software del proceso electoral; 14) Denuncia de Fernando Olivera ante la
opinión publica presentando audios en el cual Montesinos está comunicándose con
algunos de sus secuaces para chantajear con 1 millón de dólares a los miembros
del JNE a cambio de revertir la derrota de Keiko; 15) Presentación de un
documento al Presidente de la República, por parte de la candidata derrotada,
pidiendo la intervención de la OEA ante el JNE; 16) Solicitud de Fuerza Popular
al CIDH para que intervenga en el proceso electoral; 17) viaje de los miembros
de la coalición de la derecha a los EE.UU., solicitando una reunión con la OEA.
Y así podemos seguir enumerando una serie de acciones de la derecha que busca deslegitimar el proceso electoral.
Por tercera vez Keiko Fujimori pierde
las elecciones, primero fue contra Humala, posteriormente con PPK y ahora con
Castillo. A pesar de contar con todos los recursos económicos y apoyo por parte
del sector empresarial, los medios de comunicación (escrito, radial y
televisivo), la iglesia católica a su favor; que han hecho de esta segunda
vuelta la satanización, el terruqueo y el miedo contra el candidato de la
izquierda y de su propuesta; no han podido vencerlo.
Tras su derrota, le espera un
juicio por recibir dinero, lavado de activos, ser miembro de una supuesta
organización criminal, y por obstaculizar el proceso de investigación. Para
evitar ser llevada a juicio y ser sentenciada; la única opción que tenía era ganar las elecciones; de esa manera
contaría con inmunidad. Además desde su gobierno hubiese podido cambiar a los fiscales que lo
vienen investigando, manipular el proceso, llevar a cero su proceso y evitar
ser juzgada y sentenciada.
Detrás de Keiko, se han incorporado líderes de la derecha que en todo momento han comenzado
a unirse desde antes de la primera
vuelta, como otros en su campaña de segunda vuelta; ahora se siguen sumando
otros líderes políticos tradicionales que tienen como objetivo alargar el proceso y no reconocer su derrota.
Para lo cual, han creado un argumento basado en un supuesto fraude que hasta la
fecha no demuestran con pruebas lo que denuncian.
No nos debe llamar la atención
que personalidades que en un determinad momento fueron críticos a la candidata
y a su padre, ahora lo estén apoyando como el escritor peruano Vargas Llosa que se sumó a Keiko a pesar que fue un crítico;
ya que para el novelista su interés es mantener el modelo neoliberal, sin importarle
los antecedentes antidemocráticos de la candidata. Del mismo modo, vemos a
políticos que anteriormente eran opuesto y críticos al fujimorismo, pero ahora
se han unido para defender de diferente manera el modelo que ha está en proceso
de extinción.
En el fondo la derecha se ha
unido con la finalidad de impedir el cambio de modelo, en que más de la mitad
de ciudadanos peruanos, le ha dicho “No a la continuidad del modelo que tiene
más de 30 años”, cuyos resultados ha implicado disparidad territorial y
económica, desigualdades sociales y económicas, exclusión social, pobreza.
Donde la costa se ha modernizado, mientras que las regiones del ande y selva,
se han visto marginado y empobrecido; por lo que en este proceso electoral han
manifestado su voz de protesta expresando
“Queremos otro modelo de desarrollo que sea más inclusivo, equitativo,
transparente”.
Si bien el modelo neoliberal fue
impuesto por los Organismos Financieros Internacionales, con el aval de los empresarios,
Fuerzas Armadas y la Iglesia Católica,
mediante un “autogolpe de estado”, logrando su sostenibilidad en el
mediano y largo plazo. Para lograrlo, se tuvo que: 1) Crear una Nueva
Constitución Política; 2) Desarticular las organizaciones políticas, gremiales
sindicales, etc.; 3) Mantener y defender el modelo económico, reformando el
modelo político; 4) Aliarse con las Fuerzas Armadas, Los empresarios y la
Iglesia Católica. Esta está demostrando su caducidad, ameritando otro modelo de
desarrollo.
La población en forma democrática
ha decidido cambiar el modelo sin tener que acudir a actitudes y acciones antidemocráticas;
totalmente diferente a lo que viene realizando la derecha que ante la derrota y
la desesperación, está buscando desestabilizar política y económicamente al
país, llegando a acciones legales, políticas, vandálicas, para impedir el cambio de modelo neoliberal.
De esta manera la derecha está
destruyendo la institucionalidad, la democracia representativa, la economía de
mercado, el Estado; que ellos impusieron mediante un autogolpe de Estado y una
Constitución Política hace más de 30 años. Demostrando que para mantener el
modelo, lo puede realizar en periodos democráticos cuando no hay oposición y
dictatorialmente cuando ve que sus resultados son adversos como lo sucedido en
esta ocasión. Lastimosamente ellos han destruido lo que han construido debido a
su ambición y enriquecimiento, a la corrupción que han generado y a las brechas
de desigualdades que han ido generando conforme hemos ido creciendo. Es hora de
entender que debemos construir un nuevo modelo de desarrollo desde abajo hacia
arriba que sea participativo, transparente, y democrático.
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