VALLE CHICAMA: ENTRE EL CAPITALISMO TARDIO O LA REFUNDACIÓN DEL CAPITALISMO INTERMEDIO
Por: Percy J. Paredes Villarreal
En estas últimas semanas, en que nos
encontramos confinados por la pandemia; vengo revisando una serie de información
suelta, producto de notas, apuntes y
trabajos de campos realizado a lo largo de la década de los 90 del siglo
pasado; cuando era estudiante, luego profesional de antropología. Esta
información escrita y textual, mayormente se relacionan al Valle Chicama.
En aquellos tiempos tuve la oportunidad y
la satisfacción de acompañar al colega
Enrique Mayer, que nos visitó a fines de 1998; luego lo hizo en una segunda
ocasión en noviembre del 2014. En esas dos oportunidades el objetivo de nuestro
colega fue recopilar testimonio de los propios actores involucrados en la
implementación de la Reforma Agraria, particularmente en las Industrias
Azucareras de Cartavio y Casagrande, en el Valle Chicama.
En su segunda visita, después de
aproximadamente 6 años en que público la primera edición de su investigación
“Cuentos Feos de la Reforma Agraria” por el IEP - CEPES, donde nos relata desde
los propios protagonistas y actores el proceso de cambio que vivió nuestro país
hace aproximadamente 50. La publicación se convirtió
en un “Boom”, de la antropología; implicando un revuelo en el espacio académico, generando
debate y discusión a la primera edición. Había dejado inconcluso un tema que
fue retomado en su segunda edición, me refiero a la Industria Azucarera en esta
provincia.
Las visitas realizadas en esa ocasión no
tuvieron las mismas características de la primera; ya que, era buscar a los propios informantes de la primera
vez para saber cuál era su opinión referente a los cambios sufridos desde la
primera conversación sostenida. Lastimosamente muchos de ellos, ya no estaban
en sus lugares de orígenes; otros habían
migrado, y algunos fallecieron; tuvimos que buscar otros informantes.
Después de esa visita, mantuvimos algunas
comunicaciones vía internet; me comentaba que se había instalado en el Brasil,
y que hacia seguimiento a los acontecimientos de la reforma agraria en nuestro
país por este medio.
Pasaron varios años en que no tuve
noticia del profesor; cuando un día inesperado recibí un mensaje del profesor
que con alegría me decía que el IEP, había aprobado publicar la segunda edición
de su libro e iban a incorporar el tema
de las cooperativas azucareras del Valle Chicama.
Han pasado más de 3 años, en que se publicó
la segunda edición de dicho texto; acabo de volver a releer por tercera vez y cada
vez encuentro cosas nuevas e interesante que en estos momentos me están
llevando a la reflexión respecto al capitalismo en el valle Chicama.
Lecturas
para conocer el proceso histórico del capitalismo en el Valle Chicama:
Considero que existen 6 lecturas
importantes para para conocer el proceso histórico de la industria azucarera y
la lucha del proletariado en el Valle
Chicama. La primera es la obra maestra del legendario Joaquín Díaz Ahumada,
dirigente sindical de Roma, quién nos describe las grandes jornadas de protestas,
huelgas, paralización realizada por la
clase obrera frente a la patronal en este valle; convirtiéndose en las primeras
manifestaciones por las “ocho horas” en nuestro país; fue este hermoso lugar, en que los trabajadores de
la hacienda “Roma” y luego “Casagrande” los primeros en dar el grito de lucha contra
la explotación del “hombre contra el hombre” y la necesidad de organizarse y constituirse
como clase social del proletariado azucarero; esta publicación fue escrito por
los años de 1920, donde los trabajadores azucareros de aquellos años se
levantaron contra los “barones del Azúcar”, trayendo graves consecuencias para
la clase trabajadora. Lastimosamente el Apra y la clase dominante han buscado
en todo momento esconderlo y hacer del olvido esta memoria colectiva.
El segundo libro, es de Peter Klaren,
sobre el “Origen de las Haciendas Azucareras, y el surgimiento del partido
aprista”; donde nos detalla el proceso de reconcentración de la tierra en este
lugar a lo largo de la etapa Republicana, la manifestación de protesta del
proletariado cañero dentro de ese proceso.
El Tercer libro, que es importante saber
y conocer esta referido al trabajo realizado por Enrique Mayer “Cuentos Feos de
la Reforma Agraria”, quién se encarga de hacer un resumen del proceso del
cambio de modelo empresarial en este lugar del enfrentamiento entre los
trabajadores contra el gobierno central y el Estado Neoliberal que comenzaba a
implementarse con Fujimori.
Fueron tiempos de lucha y conflicto
entre ambas partes, el primero por defender lo que es suyo e impedir retornar
al pasado oscuro explotador; y el segundo, buscando los diversos mecanismos
legales, normativos para doblegar al
proletariado azucarero de Cartavio y Casagrande.
Tuvieron que pasar años para que Fujimori y sus aliados empresarios,
testaferros, financistas, jubilados, algunos trabajadores activos de aquellos
tiempos, se convirtieron en promotores e incentivadores de la venta de
acciones y del cambio de modelo empresarial de las cooperativas azucarera. De
esa manera pudieron doblegar al proletariado que lucho con
dignidad y honor, hasta el último día en que su empresa pasó a manos de los
“Nuevos Hacendados”, aceptando su
derrota.
“Industria Azucarera: Reto Final” de
Orlando Velásquez es más que todo un
trabajo cuantitativo, con datos pero que no ahonda en el tema del impacto del
cambio de modelo empresarial.
“Azúcar amarga”, de Castillo, quién describe
en primera persona la realidad interna del sistema de cooperativa Casagrande,
quién con lujo y detalles, nos describe su vivencia pasada en tiempos de
Hacienda y Cooperativa.
Y por último, la investigación realizada
por el maestro y colega Elías Minaya, respecto a la Gerenciación del
Cooperativismo, tomando como modelo las ex cooperativas azucareras de Laredo,
Cartavio y Casagrande; describe la percepción de los trabajadores respecto al
sistema gerencial de la empresa.
El
Capitalismo incipiente en el Valle Chicama:
Han pasado más de 20 años en que el gobierno de Fujimori inicio una tenaz lucha contra el
modelo asociativo; los trabajadores de los dos emporios importantes de este
territorio; lucharon en desventaja y tenazmente para impedir el retorno del
latifundismo; aceptando posteriormente el modelo neoliberal, el libre mercado, y
el pragmatismo. Todo hace ver que la situación del valle Chicama sigue siendo
igual; que no ha cambiado nada, más que la relaciones de producción y sus
fuerzas de producción.
Se ha acentuado el latifundismo, con características
totalmente diferentes en su forma, pero en su esencia sigue siendo igual a lo
que fue hace 20 años. Encontramos nuevos dueños en la agroindustria del Valle,
con un sistema de explotación similar a lo que se vivio a inicios del siglo
pasado con los “Famosos Barones del Azúcar”, cuyo pensamiento primario
exportador de los nuevos dueños no han permitido generar un desarrollo territorial,
ni tampoco ha acentuado la
responsabilidad social; las desigualdades económicas, sociales, etc., siguen
igual ampliándose.
Y es que para los dueños del Valle
Chicama, la filosofía e ideología primario-exportador, en la agricultura, los
lleva a comportarse y actuar similar al pensamiento empresarial minero. De
allí, su desinterés por el bienestar de la provincia. Esto se relaciona al
pensamiento y actitud extractivista de
los latifundistas que solamente les interesa la producción, productividad y la
exportación; en otros aspectos, consideran la rentabilidad.
Del mismo modo, encontramos una
actividad industrial que por el momento no se adecua, ni tampoco tiene la
oportunidad de convertirse en el soporte del desarrollo del Valle; la falta de promoción
económica, la ausencia de una voluntad política de parte del Estado en la
provincia; se ve reflejado en la ausencia de una industrialización, desinterés
por el reflotamiento de la industria pesquera y la falta de apoyo a la pesca
artesanal; el minifundismo agrícola que mantiene una economía de subsistencia y
que no llega a cubrir el mercado interno nos hace ver que el capitalismo sigue
siendo atrazado en relación a otros valles.
Tenemos instituciones públicas
incipientes, como un gobierno municipal provincial y distritales, que hasta la
fecha no asume su rol de conductor del desarrollo territorial. Esto se debe a
la existencia de una clase política, que no tiene claro su rol de conductor y
liderazgo; por el contrario actúa pragmáticamente, asumiendo la función de una
política de bombero de “apagar llamas o incendio”, de tramitador documentario y
menos de conductor del desarrollo del territorio.
Durante los años 2011-2015, tuve la
oportunidad de trabajar en la municipalidad distrital de Casagrande; en dicho
periodo, me desplace por los más de 44 organizaciones comunales (sector urbano
y rural, Asentamientos Humanos, Centros Poblados, urbanizaciones, barrios,
comunidades agrícolas, colonos, etc.), con diferentes características
socioculturales y también con una riquísima tradición andina; que muchos de
estas se encargan de mantenerlos y transmitirlos de generación en generación.
Reflejando su rica diversidad cultural ancestral.
El territorio refleja la ausencia o
falta de una visión de desarrollo para
el mediano y largo plazo; estamos a puerta del Bicentenario en este Valle que
en sus inicios de la etapa Virreinal, estuvo constituido por 44 haciendas,
dedicadas a las actividades que se mantienen hasta la actualidad.
No se encuentra innovaciones, ni cambios
tecnológicos. Por lo tanto, es importante que el valle Chicama asuma un nuevo
modelo de desarrollo territorial, tomando en cuenta su pasado y devenir
histórico, evaluar el presente y tener una visión prospectiva del futuro
inmediato. ¿Quién lo hará?, he allí el reto, o la clase política, la clase
dominante o el proletariado azúcarero.
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