REFORMA O REFUNDACIÓN DE LOS PARTIDOS POLITICOS
Por: Percy J.
Paredes Villarreal
Desde los
inicios de la década de los 90 del siglo pasado se implementa el neoliberalismo, no tan solo es un modelo económico también
fue un modelo político, social, cultural, etc. Si en la década de los 80 del
siglo pasado lo político determinaba lo
económico, a partir de los 90 hacia adelante, predomino las
decisiones económicas sobre lo político; en este último años,
lo que se ve es que cada sector camina por diferente lado.
La crisis
política que estamos viviendo ha traído graves consecuencias, como:
corrupción, clientelismo, servilismo, etc.; además el modelo
no democratizó la política, ni
tampoco a los partidos. Fortaleció el cacicazgo, el caudillismo, el
autoritarismo, utilitarismo, individualismo y transfuguismo características
actuales de los partidos políticos; cuyos jefes han secuestrado a las organizaciones
partidarias, convirtiéndolo en su chacra o de su propiedad, haciendo lo que se le antoja con ella.
El
neoliberalismo extinguió los valores, la
formación ética, la ideología y
filosofía partidaria; del mismo modo desapareció los debates
programáticos y alturados para llevarnos a discusiones mediáticas, chismografía,
subjetivismo entre individuos pertenecientes a una organización política. Reflejando
la mediocridad en la política.
Los partidos
políticos se han convertido en “vientres de alquiler”, logrando desaparecer los
cuadros políticos e ideológicos dentro de las organizaciones; ya no existe la
formación de la militancia, y de los dirigentes. Impera el pragmatismo, el operacionalismo,
o lo que se denomina actualmente “piloto automático”. Convirtiéndolo en
organizaciones sociales, empresa de trabajo, dedicado al asistencialismo, clientelismo,
etc.
Algunos
economistas hablan de la reciprocidad política en los procesos electorales
mediante “un voto a cambio de un regalo”, o a cambio de una “chamba”, la finalidad del candidato es llegar a tener poder
político en los espacios público; de esa manera, convertir a la institución
pública en centro de empleo, donde solamente tienen acceso la gente que apoyo y
votó por él; no interesa si tiene conocimiento o experiencia en gestión pública.
En estos
últimos tiempos, la democracia y la
política, ya no se sostiene en los partidos políticos ni en sus líderes, mucho
menos en los demócratas; ahora lo sostienen los grupos políticos que buscan su inmunidad ante los
diversos delitos que han cometido; otros buscan sacarle provecho al Estado. Ahora la ciudadanía vota, por el
amigo, por el paisano, por el familiar; no le interesa el programa, o la
propuesta programática del partido o del candidato.
En los últimos
procesos electorales, los dueños de los partidos políticos te piden un cupo
para que puedas postular; porque saben que de llegar al Municipio, al Congreso
de la Republica, o al Gobierno Nacional vas a recuperar lo que has invertido;
ese modelo economicista y pragmático es lo que nos ha dejado como herencia el fujimorismo.
Estamos a
inicios de un proceso electoral, donde
vemos como desde el Congreso de la República, los legisladores se oponen
sutilmente a la reforma política presentado por el ejecutivo; tratando de
cambiar las “reglas de juego”, evitando vulnerar sus espacios e intereses
particulares, como lo vienen demostrando en estos últimos actos.
Ellos buscan que
no cambie nada y continúe como se ha
venido actuando; pero la realidad demuestra que los partidos políticos se han
convertido en cascaron, dejando de representar a la ciudadanía anteponiendo
sus intereses particulares. Eso es el
reflejo de lo que en un momento Carlos Iván de Gregori dijo que vivíamos una
etapa de “Antipolítica”; o lo que Juan de la Puente señala que estamos viviendo
una coyuntura de “Contrapolítica”; o la tesis de Gonzalo Portocarrero, que nos
hablaba de la “Cultura Política Peruana”.
El país y la
democracia NO necesita una reforma política, se requiere una refundación de la política y de
los partidos, que en muchos de los casos han dejado de ser representantes de la
ciudadanía. Esta debe articularse a un nuevo
modelo de desarrollo que sea más Humano, Transparente, Solidario, con Valores
y principios Éticos; aperturando
espacios democráticos y participativos en las organizaciones partidarias,
dando oportunidad a las nuevas generaciones tanto hombres como mujeres, con un
nuevo discurso político, superando la
mediocridad de los políticos y de la política que tenemos.
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