LA DERECHA EN SU LABERINTO
Por: Percy J. Paredes Villarreal
La
implementación del neoliberalismo en nuestro país, se acerca a los 30 años,
gracias a los gobiernos de turno que han manteniendo el modelo económico,
mediante lo que se denominó “Piloto Automático”. Los resultados obtenidos hasta
la fecha es un crecimiento importante que no ha generado desarrollo ni tampoco ha
reducido la desigualdad y la inequidad.
Las
actividades primarias-exportadoras, es lo que viene predominando en lo económico;
“la economía de mercado” ha sido la hoja de ruta de los gobiernos desde
Fujimori hasta la fecha. Eso ha traído como consecuencia que cerca del 70% de
nuestra población no se haya incorporados a la modernización del país;
convirtiéndose en informales y representantes de la economía del “día a dia”.
El crecimiento económico es importante,
pero tenía que “chorrear” para llegar a los sectores pobres y extremos pobres,
que comenzaba a expresar sus necesidades de diferentes maneras. Algunos
gobernantes de forma tímida comenzaron a implementar políticas de inclusión
social, generando medidas de protección
social, dirigidos a los sectores rurales andinos, mujeres, recién nacidos,
discapacitados y también las personas de tercera edad, todos ellos vulnerables.
En sus inicios hubo rechazo a estas
medidas de corte asistencial; pero el manejo técnico, eficiente y eficaz demostró
la importancia y necesidad; permitiendo reducir los índices de desigualdades y pobreza. Todo iba bien, los problemas del país
se daban en el ámbito político, demostrando
una profunda crisis.
Superficialmente el país mejoraba y salíamos
de la pobreza; pero vino la pandemia
para quedarse, enfrentando al Estado cuyos servicios son muy precarios,
trayendo graves consecuencias en la población. Por lo que, el gobierno tomó la
decisión de dar un giro en su accionar, actuar dentro del marco de la Constitución
Política asumiendo medidas basado en la “Economía Social de Mercado”.
Estas decisiones del gobierno central,
generó descontento en dos sectores liberales: la primera, es la ultra derecha liderada por Keiko Fujimori,
que sigue creyendo en la “economía de
mercado”; y el otro es el parlamento que
aprueba normas populistas buscando alinearse al modelo keynesiano, proponiendo
exabruptamente el retorno del Estado en la economía, tratando de congraciarse
con los sectores populares y enfrentándose a los grupos de poder, que se vienen
beneficiando en esta situación de pandemia.
Estos dos últimos grupos, buscan
tumbarse al gobierno central, con la finalidad de que no avance el enfoque de
la “Economía Social de Mercado”, que ha implicado el despilfarro de
dinero, tratando de maquillar y mejorar
los servicios del Estado que se encuentran en una situación crítica. Primero fue
la interpelación y luego será la censura
a la Ministra de Economía; posteriormente vendrá la declaración de “incapacidad moral” al Presidente de la República.
Por lo tanto, estamos viendo una lucha
tenaz entre los tres grupos de derecha,
por querer aparecer como anticorruptos y transparente, buscando acercarse a los
sectores populares que están
desprotegido sin representatividad; demostrando que se puede mejorar la
situación dentro de la Constitución Política, y de un Estado que está en crisis
por culpa del coronavirus.
Nuestro país está pasando por momentos
muy graves similar a lo que fue la “Guerra con Chile”; la precariedad del
sistema de pensiones y de la salud, es el reflejo de la crisis generalizada del
Estado.
Esta situación amerita que el nuevo
proceso electoral que se avecina, nos lleve
a decidir entre el modelo vigente que lleva cerca de 30 años o apostar por un
modelo más inclusivo, transparente y participativo. Ese debe ser el nuevo
escenario político electoral por donde deben encaminarse los candidatos, si es que desean nuestros
votos.
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