EL INTERCAMBIO EN LA ETAPA DE HACIENDAS EN EL NORTE PERUANO
Por: Percy J.
Paredes Villarreal
Me prestaba a escribir la tercer
parte del artículo “Futbol y Política en Trujillo”, cuando recibí una llamada
telefónica de un colega que me preguntaba sobre las haciendas en el ande Liberteño
y sus movimientos reivindicativos. En un primer momento le respondí que no
había trabajado ese tema en la zona andina de este territorio; más bien había
hecho investigación sobre el “Valle Chicama”, además de leer algunos textos
sobre aquellos temas realizado por: Joaquín Díaz Ahumada “Las Luchas Sindicales
en el Valle Chicama”, Peter Klaren “Formación de las Haciendas Azucareras y
Orígenes del Apra”, Michael Gonzales “Azúcar y Haciendas: La transformación de
las haciendas en el norte del Perú 1860 – 1933”, Mattos Mar “Hacienda,
Comunidad y Campesinado en el Perú”, Enrique Mayer “Cuentos Feos de la Reforma
Agraria”, entre otros que habían
estudiado mucho el tema de las Haciendas Azucareras particularmente en el norte
peruano.
Aparte le comente que había leído
trabajos de historiadores como Manuel
Burga “De la Encomienda a la Hacienda Capitalista. En el Valle de Jequetepeque
del siglo XVI al XX”, Tito Flores Galindo “Apogeo y Crisis de la República
Aristocrática. Oligarquía, aprismo y comunismo en el Perú 1895 – 1932”, Carlos
Contreras “Historia Económica del Norte del Perú” y otras publicaciones. Además lo que viene difundiendo el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), que
en estos últimos tiempos está publicando
algunos estudios referidos a este tema en el territorio nacional. Y por último le comente
las publicaciones realizado por Carlos Malpica “Los Dueños del Perú”, Virgilio
Roel “historia Económica y social del Perú”, entre otros.
Lastimosamente la mayoría de las
producciones y estudios referidos a las haciendas en la zona norte del país,
han sido realizado por investigadores limeños y extranjeros. Pocos liberteños,
intelectuales e investigadores se han preocupado por estudiar los procesos de
cambios estructurales de la tierra en esta región; aunque debemos resaltar dos
publicaciones realizado por Orlando Velásquez Benites el primero referido a la
“Tenencia de la Tierra” el cual lo describe
de manera genérica y empírica, sin aterrizar a describir
antropológicamente las haciendas y sus respectivos cambios estructurales en la
zona liberteña. Y el segundo tema
relacionado a la industria azucarera en el Perú, donde hace una descripción
cuantitativa de este tema dejando de lado el análisis antropológico.
En la conversación sostenida salió
a relucir las haciendas como espacios físicos y territoriales que eran cerrados
al cual se le denomino campamentos; ya que, eran zonas donde no había libertad
de ingresar y salir permanentemente. Eran territorios ocupados por los dueños y
sus familias, los empleados y la servidumbre, así como los trabajadores
cañeros: obreros y campesinos. Los primeros trabajaban en la fábrica y también se
desenvolvían como choferes; estos transportistas eran los que trasladaban a los trabajadores al campo;
también cumplían la función de trasladar la caña de azúcar a la fábrica para su
respectivo procesamiento. Mientras que los campesinos tenían la función de
trabajar en el campo en el sembrío, riego y cosecha de la caña de azúcar, al
cual se les denominaba braceros.
En esa conversación, también
abordamos la vida dentro de la comunidad, y su proceso de intercambio
comercial; ya que, desde los inicios de la república se podía notar el intercambio
monetario entre un bien y un billete. Esta última característica me llamó la
atención hace mucho tiempo atrás, cuando veía los billetes que tenía la ex
Hacienda Chiclín, luego pude verlos en
otras haciendas del Valle Chicama, y en el norte del país; el cual me pareció
interesante conocer a profundidad, pero le reste importancia.
Posteriormente, con un colega
antropólogo de Casagrande, nuevamente conversábamos y me enseño algunos
billetes de la hacienda de ese lugar,
cuyos dueños eran la familia alemana Gildemeister. Pues mi amigo y
colega, me comentó que había encontrado
billetes del siglo XIX e inicios del XX, pero era de la hacienda Calipuy en la
zona andina de nuestra región.
Al leer a Michael Gonzales, donde
describe la hacienda de Cayaltí en Chiclayo,
nos hace un análisis pormenorizado de la vida en este ingenio,
mencionando los diversos aspectos socioculturales de la vida de los habitantes
de este lugar como fue: a) la presencia de migrantes chinos, japoneses, negros,
indígenas, etc.; b) el sistema de enganche; c) el sistema de intercambio, hace
mención al uso de billetes que los dueños de esta hacienda los Aspillagas,
utilizaban como un medio de intercambio.
Eso significa que dentro de cada
hacienda los dueños contaban con billetes que eran utilizados para adquirir un
bien comestible. Estas compras lo podían realizar en los bazares existentes
dentro de este lugar que era administrado por personal de su entorno o de
entera confianza; además comenzaron aparecer las tiendas que eran creado por los
chinos, que se convirtieron en expertos negociantes y comercializadores de
diversos productos.
De esa manera en las haciendas del
norte peruano utilizaban el billete de 1, 5, 10, 20 y 50 centavos; como un medio de pago a los trabajadores de las
haciendas, que recibían semanal, quincenal o mensualmente. Este pago era para
todos; sería bueno analizar si a los braceros que estaba constituido por negros
e indígenas, y muchos de ellos no sabían leer ni escribir, recibían pagos;
aunque también hubieron los famosos
“enganchadores” los encargados de cobrarles sus jornales y estos a cambio les
proporcionaban víveres, aprovechándose de su
ignorancia.
Esta característica de
intercambio entre un bien y un billete, se expresaba en las haciendas del
norte. Lo interesante es investigar si también en el sur peruano, se daba este
proceso de intercambio o se cultivaba lo que siempre se habla el sistema de
trueque o intercambio sin la presencia de la moneda o el billete.
Lo que podemos notar es que la
presencia del Banco Central de Reserva del País, como ente encargado de manejar
la moneda peruana; no tenía una presencia importante dentro del país. Solamente
en algunos lugares donde no había la presencia de las haciendas, imponía su
sistema monetario.
De esa manera, podíamos
interpretar el sistema de intercambio dentro de las haciendas, mediante el uso
del billete que era útil para los hacendados, como un medio de comercialización
(compra y venta) de un determinado producto
existiendo uno solo en cada hacienda; siendo administrado por personal
de su entera confianza. Dando vuelta de manera circular el billete que el
patrón le daba a sus trabajadores para que hagan uso de ese dinero y compren en
el bazar del patrón; devolviendo lo que este le había dado por su fuerza de
trabajo realizado.
Y el segundo tema que conversamos
fue sobre las luchas reivindicativas en la región de La Libertad, durante el
periodo de hacienda, donde solamente se menciona a la “Revolución de 1932”, las
luchas sindicales en el Valle Chicama a inicios del siglo pasado hasta finales
de la década de 1930.
También me comentó que había
encontrado testimonios de levantamientos de trabajadores en algunas haciendas
del ande liberteño, en las décadas de los 50 y 60. Cosa que no se había
escuchado, salvo los trabajos literarios de Cesar Vallejos con el “Tungsteno”,
“Paco Yunque”; de Ciro Alegría con los “Perros hambrientos”, “El Mundo es ancho
y Ajeno” y “La Serpiente de oro”, que describe las comunidades andinas y la
vida; pero no hace mención a levantamientos y luchas reivindicativas por el
mejoramiento de la calidad de vida de los indígenas.
Manuel Scorza y José María
Arguedas, en sus obras “Redoble por Rancas” y “Todas Las Sangres”,
respectivamente; mencionan y describen sobre movimientos reivindicativos contra
la explotación de los indígenas. Y López Albujar en su famosa obra “Matalache”,
también describe las injusticias y maltrato contra los negros en el norte del
Perú.
La hipótesis que le comente fue
que muchas veces estas luchas reivindicativas eran opacadas debido a la
traición del APRA que trajo como consecuencia la expulsión de un contingente de
jóvenes apristas encabezado por Luis de la Puente Uceda, ese tema lo
abordaremos en el siguiente artículo de opinión.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio