ETNOGRAFÍA DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
Por: Percy J.
Paredes Villarreal
A fines de los años 90 del siglo
pasado, conversaba con un amigo, en ese entonces éramos estudiantes de
Antropología; el por motivos de aprender más decidió trasladarse a continuar
sus estudios en la Universidad de “San Antonio de Abad”, en Cusco. Dentro de
esas conversaciones que realizábamos, cuando venía a Trujillo, me comento de
una antropóloga francesa que había llegado a estudiar “La Violencia contra las Mujeres,
en comunidades tradicionales del cusco”; ese estudio antropológico tuvo como
metodología la etnografía mediante la observación participante.
Para llevar a cabo dicho estudio,
se conoció con un cusqueño, posteriormente entablaron amistad y se enamoraron;
luego se casaron y comenzaron a convivir en un distrito cusqueño. Después del
matrimonio, continuaron su relación conyugal, y a la vez, tenían muchas
diferencias; a veces culminaba en pleitos y discusiones, hasta el maltrato
físico que recibía la antropóloga.
De esa manera, ella comenzaba a
escribir la vida conyugal y de pareja; así como también los diversos tipos de
violencia (física, psicológica, sexual y económica), que sufría. Inclusive en
una ocasión ella fue objeto de una tentativa de feminicidio por parte de su
pareja, fracturándole algunas costillas, producto de los golpes que había
recibido.
Posteriormente al cabo de cerca
de un año, la antropóloga francesa desaparece del hogar; y al cabo de un año
publica un hermoso libro referido a la violencia contra las mujeres en el Cusco.
Tomando como referencia la experiencia vivida por esta colega; describiendo
detalladamente todo lo referido a este tema que en estos últimos tiempos se va
a incrementando.
ESTUDIOS DE
GENERO EN LA BIBLIA
Para el año 2000, la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), realiza el
Seminario Internacional titulado “En el Umbral del Milenio”, dentro de esas
mesas se presenta la ponencia relacionada a la religión como un instrumento de
discriminación estructural contra las mujeres; fue presentada por una colega
norteamericana. En su ponencia hace una descripción del sistema patriarcal y
machista; y de cómo la mujer tiene que ser sumisa a su pareja, particularmente
el estudio se relaciona al antiguo testamento de la biblia.
Producto de ese análisis
antropológico, se comienza a identificar la subordinación y dependencia de la
mujer hacia el hombre dentro de algunas instituciones y en el hogar; impidiendo
tomar decisiones, porque la biblia lo convierte en personas serviles. Esta
ponencia también nos hizo ver que las mujeres no podían tener cargos
importantes ni tampoco ascender dentro del clero católico en comparación a sus
pares que si lo tienen.
Asimismo, recuerdo que en
aquellos tiempos, leyendo un artículo
publicado en una revista de la UNESCO, se describía la educación en Colombia y
el rol de las mujeres, donde estas no tenían la oportunidad de acceder a cargos públicos de jerarquía, que les
permitiera tomar decisiones; por el contrario, solamente eran asignadas a
labores docentes y sus sueldos eran por
debajo del varón; esa discriminación económica, reflejaba las brechas de
desigualdades entre el hombre y la mujer, como viene sucediendo en la
actualidad.
FRUSTRADAS INVESTIGACIONES
EN TEMAS DE GENERO
Del mismo modo, aún recuerdo
cuando una compañera de estudios que había pasado al décimo ciclo de
antropología le tocaba realizar sus prácticas pre profesionales, ella decidió
realizar una investigación relacionado a la “prostitución infantil en el
cercado de Trujillo”; siendo criticada por el jurado exigiéndole cambiar por
otro tema más común. Recuerdo verla triste, impotente, frustrada y llorando; ya
que era un tema que lo había pensado desde mucho tiempo atrás y se veía con
mucho entusiasmo e incluso me comentaba que iba utilizar la observación
participante; lastimosamente no pudo realizarlo porque fue observado su estudio
por el jurado conformado por hombres, machistas y tradicionalistas, que se
encargaron de vetar su estudio de investigación.
Egresando de la Universidad, tuve
la oportunidad de trabajar en un proyecto denominado “Estudios Comunitarios en
Salud Sexual (ECOSS)”; varios colegas formamos parte en este proyecto, estuvo dirigido por la Universidad Peruana
“Cayetano Heredia”. En mi caso me aboque a estudiar el tema de la
homosexualidad en las comunidades tradicionales del Valle Chicama; fue muy
interesante el trabajo etnográfico que realice; logrando sistematizarlo y
presentándolo en varios medios de comunicación, y en la revista de la Facultad;
lastimosamente nadie publico ese estudio antropológico; debido a que todavía
existía fuertemente la discriminación estructural contra los LGTBQ.
Y por último, Navegando por
internet, ingresando a la biblioteca de la Facultad de Ciencias Sociales de la
UNT, quise bajar algunas investigaciones referidas al tema de género y/o
violencia contra las mujeres en la región norte; pero la página me responde 0.
Es decir, no existen estudios referidos a este tema. En estos últimos tiempos
se ha convertido en un problema sociocultural que los científicos sociales
debemos interesarnos.
LA VIOLENCIA
CONTRA LAS MUJERES EN LAS ZONAS ANDINAS
Posteriormente, trabajando en las
comunidades andinas de la región, tuve la oportunidad de convivir con la gente
de las zonas, involucrándome en sus organizaciones, participando de estas; a la
vez haciendo etnografía y recogiendo testimonios de muchas personas,
dirigentes, hombres y mujeres, sobre diversos temas. En estos caminares me
acompañaba mi libreta de campo, en el cual apuntaba todo lo que escribía.
Revisando y leyendo algunos de
estas, encontré muchas anotaciones referido al tema de género y violencia
contra las mujeres, y la falta de
sanción contra hombres que habían maltratado física, psicológica, sexual hasta
económica a sus parejas.
Esto se debe a que en estas zonas
sigue perdurando el patriarcalismo y el machismo, que Federico Engels describió
estos temas en su famoso libro “El origen de la Familia, Propiedad Privada y el
Estado”; que describe la estructura familiar en aquellos tiempos, y que tiene
vigencia en la actualidad.
A la vez, revisando mi libreta de
campo, encontré que, en el mes de marzo del 2009, recogí un testimonio de unos
dirigentes ronderos que me comentaron haber recibido una denuncia por “Violencia
contra las Mujeres”; trasladándolo a la compañera secretaria de “Asuntos de la Mujer”
para que haga las investigaciones del caso. Posteriormente, ella con su
comisión de mujeres llamaron a la afectada, y le preguntaron sobre el maltrato
que recibía.
Efectivamente, la denunciante,
había descrito de manera detallada lo que le hacia su pareja, le pegaba con sus
manos, con algún objeto que tenía a la mano, con el látigo o con su correa;
haciéndolo en cualquier momento, lo hacia delante de sus hijos. En otras
ocasiones cuando llegaba borracho, la violaba; había momentos que le tiraba el
desayuno por la cara, etc. De esa manera, describía los actos de violencia que
era objeto por parte de su conyugue.
Luego le preguntaron porque la
maltrataba, ella no sabía que responder, llegando incluso a decir que como lo
quería mucho le corregía; pero, la comisión de mujeres había indagado y se
enteraron que tenía otra pareja. Por lo que, después de conversar con la mujer,
llamarón al esposo, en un primer momento no acudió al llamado; posteriormente,
lo volvieron a citar, y de manera prepotente les dijo que no iba a ir porque
era un tema privado; y no tenía que dar cuentas a nadie.
Frente a ese acto de negatividad,
las mujeres ronderas se organizaron y un día lo cogieron al agresor, lo
llevaron al local de las rondas, allí lo sentaron en una silla y le preguntaron
porque maltrataba a su pareja. Como todo hombre machista comenzó a
desprestigiar y humillarla, aduciendo que no sabía hacer las cosas, no lo
atendía, no quería tener sexo, etc.; frente a esta situación, la secretaria de
la mujer de las rondas le dijo que eso no era verdad, que él se encontraba
entretenido con otra, y cuando llegaba a casa desfogaba con su esposa.
El agresor no respondió riéndose
de lo que le habían dicho; por lo tanto, las ronderas acordaron darle 50 latigazos,
le quitaron la ropa, dejándolo con ropa interior; cada una de las mujeres que
eran como 35, comenzaron a castigarlo con su “látigo” por todo el cuerpo,
mientras que el agresor se quejaba y pedía disculpas.
Luego, llamaron a la amante, para
que también reciba su castigo conjuntamente con su esposo por “cornudo”, le
dijeron que aprenda a cuidar a su mujer; y por último llamaron a la víctima, la
esposa del agresor, para que le diera 10 latigazos a su esposo. Luego le dieron
5 latigazos a la víctima, porque permitía que le pegaran, y que de ahora en
adelante nunca debe dejarse maltrata de su esposo.
De esa manera terminó el ritual
del castigo a un agresor que violentaba a su mujer; a partir de allí, las
rondas comenzaron a empoderar a las mujeres de la comunidad, para evitar más
violencia.
En estos últimos tiempos, existen
organizaciones de la Sociedad Civil (ONG) que vienen implementando proyectos de
fortalecimiento de las mujeres rurales, empoderamientos, erradicación de la
violencia de género, de preferencia en las zonas andinas de nuestro país.
Muchas de estas están siendo sistematizadas, como otras que se encuentran en
proceso de ejecución; en la mayoría encontramos colegas antropólogos/as
involucradas.
A MODO DE
CONCLUSIÓN
Según los datos proporcionados
por el Centro de Emergencia Mujer (CEM), entre enero a octubre del presente
año, 109 mujeres año han sido asesinadas; 177 personas han sufrido Tentativa de
Feminicidios; 9,705 mujeres desaparecidas; mientras que 130,445 casos han sido
atendidos por los 430 CEM a nivel nacional; asimismo 147,079 personas llamarón
telefónicamente a LINEA 100 para denunciar hechos de violencia; 5,541 personas
fueron atendidos a través del Servicio de Atención urgente (SAU); 2,875 casos
de violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar fueron reportados
por “Estrategia Rural” derivándolo a los CEM; y por último 7,276 mensajes
fueron escuchados mediante CHAT 100.
Todos ellos, son servicios promovidos por el Programa AURORA del Ministerio de
la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP).
Mediante la ley Nº 30364 Ley para
Prevenir, Atender y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres y los Integrantes
del Grupo Familiar; se vienen implementando políticas públicas como también
servicios de protección a las víctimas; del modo, toda persona puede denunciar
cualquier acto de violencia de género; y también sancionar a los agresores,
como recibir un proceso de reeducación. Todo ello enmarcado dentro del enfoque
de Derechos Humanos e intercultural. Es hora de decir No a la Violencia contra
las Mujeres y los Integrantes del Grupo Familiar.
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