martes, 10 de abril de 2012

LA VIOLENCIA POLÍTICA Y SU IMPACTO EN LA MEMORIA COLECTIVA

Por: Percy J. Paredes Villarreal

Durante las dos últimas décadas del siglo pasado, nuestro país ha vivido una de las peores etapas de violencia a lo largo de nuestra historia; según la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, se habla de 69 mil muertos, pertenecientes a la sociedad civil, fuerza armada y terroristas; dentro de los cuales, podemos decir que aquellas personas que no tuvieron nada que ver con esta violencia, fueron los más afectados; del mismo modo, las familias afectadas han sido en la zona rural, analfabetas y personas excluidas social y económicamente.

Esta guerra interna, fue producto del enfrentamiento entre grupos terroristas como Sendero Luminoso (SL) y el Movimiento Revolucionario “Túpac Amaru” (MRTA), por un lado; y por el otro lado a las Fuerzas del Orden (Policías y Fuerzas Armadas) que defendía al Estado peruano. Ambos bandos se enfrentaron a lo largo del país; pero a la vez, cometieron violaciones a los derechos humanos, asesinando en forma selectiva, injustificada a muchas personas inocentes.

Hubieron casos de genocidios, etnocidios, además de una serie de ejecuciones extrajudiciales contra poblaciones que nunca tuvieron que ver con ninguno de los dos bandos; acciones, donde poblaciones en su totalidad era arrasados, asesinándoles salvajemente. Por lo que, muchas familias quedaron desamparados y abandonados a su libre albedrio, así como otras familias tuvieron que migrar a otras ciudades alejándose de su pueblo, para evitar ser detenidas o desaparecidas.

Estos hechos sociales, contados y descrito en muchos de los casos, y que forma parte del Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional; poco se ha hecho por difundir, enseñar y estudiarlo, en los diferentes niveles de la Educación Nacional (tanto educación básica, como técnica y/o Universitaria), demostrando indiferencia por parte de las Instituciones Públicas. Por lo que, nuestra memoria colectiva, se muestra indiferente, como algo que no les afecto a las nuevas generaciones, ni tampoco implico una solidaridad con aquellas comunidades y pueblos que fueron arrasados por culpa de la violencia política.

En la actualidad, Sendero Luminoso fue derrotado política y militarmente, pero nunca fue derrotado ideológicamente; por lo que, en estos últimos meses, nuevamente a comenzado aparecer a través de una nueva fachada política y ahora busca su incorporación a la legalidad mediante la conformación de una organización política denominado “Movimiento de los Derechos Fundamentales” (MOVADEF). Lo sorprendente es que se ha aglutinado a: jóvenes que nunca vivieron esa etapa, presos políticos y personajes que estuvieron vinculados a estos hechos sangrientos; pero que, ahora no muestran ningún tipo de arrepentimiento, por el contrario buscan su legalización para de esa manera, en el mediano plazo pedir la libertad de su líder máximo, que viene cumpliendo cadena perpetua.

Sendero Luminoso, como todo Partido Comunista, asumió una posición Marxista – Leninista y Maoísta; esta última posición, consideraba que todo partido comunista debería contar con dos brazos, el Armado y el de Frente Único. Por lo que, SL asumió la lucha armada, como la única alternativa de solución a los problemas existentes en nuestro país, dejando de lado su participación política legal. Por lo que, comenzó lo que se denominó la Guerra Popular, para lo cual, tuvo que desaparecer a dirigentes, autoridades y personas, que no estaban de acuerdo con su propuesta o se oponían a ella.

Esta estrategia le llevó a tener que desaparecer a miles de personas; pero a pesar de ello, muchos dirigentes y líderes sindicales y de organizaciones sociales de base, se enfrentaron a este grupo demencial y terrorista; del mismo modo, las Fuerzas Armadas que intervinieron en este proceso de pacificación, también asumieron una estrategia similar. Al llegar a un determinado lugar, si la población no les daba algún tipo de información sencillamente arrasaban con ellos asesinándolos y posteriormente, sepultándolos, sin saber los nombres de las personas.

LA MEMORIA COLECTIVA SIGUE IMPREGNADO EN LAS FAMILIAS AFECTADAS POR LA VIOLENCIA POLITICA.

A lo largo de mi carrera profesionales, como antropólogo, he tenido la oportunidad de trabajar en lugares donde estas poblaciones han sido afectados por el terrorismo y la guerra sucia; durante el tiempo que laboraba en dichos lugares, he tenido la oportunidad de recoger testimonios de personas que vivieron en carne propia, estas acciones cometidas tanto por los grupos terroristas, como de las Fuerzas del Orden.
Estos testimonios recogido a través de las conversaciones sostenidas con estas personas, que vivieron en carne propia la violencia política; demuestra que hasta la fecha no pueden desprenderse de ese pasado, que les ha marcado en su vida.

“Recuerdo que tenía 11 años cuando llegaron unos señores con armamento a mi escuela y nos sacaron de nuestras aulas a todos los alumnos; nos llevaron a la plaza de armas; posteriormente, fueron a la casa de las autoridades y lo sacaron al gobernador, al alcalde no lo encontraron, pero si lo encontraron a un regidor; después sacaron a todas las personas de sus casas y los condujeron a la plaza de armas. Éramos muy pequeños y no sabíamos que estaba sucediendo. Uno de ellos, con la cara descubierta, dijo a todos si la autoridad estaba cometiendo abusos, y que si debían matarlo; todos se quedaron callado, por lo que esta persona agarro saco su pistola y le tiro un balazo en la cabeza en presencia de nosotros. Vimos al gobernador pidiendo que no lo maten, pero fue en vano su suplica porque en ese momento fue asesinado. Nosotros no sabíamos que hacer, algunos compañeros se pusieron a llorar, otras familias que estábamos en la plaza de armas lloraban; a este acto los terrucos lo denominaron juicio popular y siempre lo realizaba”.

Mientras que la señora lo describía, en su mirada y su voz entrecortada, había tristeza y nostalgia; ya que, no podía olvidar estas escenas. Junto a ella estaba su esposo, que también se mostraba triste y melancólico, ya que ambos eran de la misma edad, habían estudiado juntos la primaria y la secundaria; me comentaba que siempre llegaban “los terrucos” a su pueblo, para saber si había soplones o personas que iban a denunciar a la Policía o al Cuartel; en otros casos llegaban para abastecerse de alimentos, para lo cual cogían animales de los campesinos, o entraban a las tiendas y saqueaban lo que había; del mismo modo, había asesinatos a personas indefensas; por lo que, a las pocas horas que ellos se iban llegaban los militares y también hacían lo mismo. Era una situación desesperante, porque uno no sabía cómo actuar ante esta situación y circunstancia.

“El distrito no tenía agua potable, ni tampoco electrificación; por lo que, por las noches se escuchaban detonación de bombas, y ráfagas de metralletas, al día siguiente averiguábamos a quien lo habían asesinado o habían sacado de su vivienda para desaparecerlo… Hubo un momento en que los militares llegaron al distrito y se ubicaron en el local de la Municipalidad. Allí se instalaron y se convirtieron en su cuartel general, no sabíamos nada de ellos, solamente conocíamos su apelativo; pero ellos siempre, visitaban nuestras casas, a veces se iban al campo y regresaban con animales muertos sobre sus hombros, en otros casos traían a personas detenidas, y eran campesinos que no sabían leer ni escribir. Al poco rato veíamos bajar a algunas familias del campo que llegaban llorando o exigiendo que les devuelvan sus animales o le paguen por lo que habían cometido”.

Estos tipos de abusos eran muy frecuentes en lugares donde se habían declarado zonas de emergencias o también denominados zonas rojas. Muchas familias tuvieron que migrar y salir de estos lugares, para evitar ser asesinados o desaparecidos; del mismo modo, los que se quedaban tuvieron que esconderse o también se comenzaron a organizar en las Rondas Campesinas, y enfrentar a Sendero Luminoso. De esa manera evitar que sus viviendas sean saqueados, o que sus animales sean robados tanto por Sendero o los militares.

“En esos años de guerra interna, nos habíamos organizado en Rondas Campesinas, yo era dirigente de mi caserío; por lo que, los terrucos siempre me iban a buscar a mi casa, para matarme, tuve que decir a mi familia que se fueran a la ciudad de Huamachuco y a Trujillo, yo me quedaba para cuidar mis animales y mi chacra; todas las noches, me escondía en el campo o en la casa de algunos de los compañeros, para evitar que me capturen o me cojan. En el día, me iba a los diferentes caseríos a organizar a los compañeros, a darles valor y a incentivarlos para seguir organizándonos y enfrentar a los terrucos”.

Es importante reconocer a las Rondas Campesinas, como los baluartes y los que supieron enfrentar a Sendero Luminosa; muchos dirigentes anónimos murieron por una causa, que fue la defensa de sus vidas y las de sus familias; ya que en estos lugares la presencia del Estado era muy débil e incipiente; pero allí, estaban los ronderos organizándose para combatir y defenderse del terrorismo y de la Guerra Sucia.

“Mi esposo estaba candidateando por la Izquierda Unida (IU) para Alcalde a la Municipalidad del Distrito; recuerdo que una noche estábamos cenando con mis hijos y mi marido, hasta que escuchamos que una movilidad se detuvo en la puerta de nuestra casa, era una camioneta de color blando, de ella bajaron varios policías, eran de la PIP, ingresaron a nuestra casa y detuvieron a mi marido, mis hijos se asustaron y comenzaron a llorar, mientras que a mi esposo comenzaban a pegarle por todo el cuerpo. Luego, lo cogieron y lo subieron en la camioneta a punta de patadas y culetazos del arma que tenían entre sus manos; mi hija mayor fue detrás de él, yo contenía a mis otros hijos, y cuando la camioneta comenzaba arrancar escuchamos un disparo. Al día siguiente, al amanecer tuve que ir a Huamachuco al puesto policial para indagar sobre el paradero de mi esposo, camine cerca de 5 horas para llegar a la capital de la provincia; al llegar a dicho lugar, me di con la sorpresa de que mi hija había muerto, pero nadie me dio razón de como murió. A mi esposo lo detuvieron, luego lo llevaron a Trujillo, y posteriormente, al Frontón, estuvo detenido por terrorismo, cuando en la práctica era un dirigente y candidato a la alcaldía por IU. Como no tenía dinero, no pude pagar un abogado, los dirigentes políticos en ningún momento me apoyaron, mi esposo estuvo detenido muchos años, luego salió y al poco tiempo murió de TBC, debido a los múltiples golpes que recibió; mis hijas que están grandes nunca supieron como era su padre ya que eran muy niñas; ahora soy dirigente de las Rondas Campesinas, y me dedican a luchar por los derechos humanos y luchar contra el maltrato a la mujer.”

Muchas de estas personas que vivieron esta etapa negra de violencia terrorista y guerra sucia; en algunas conversaciones que sostenía, me dijeron que iban apoyar a keiko Fujimori, en gratitud a que su padre acabo con el terrorismo; y que, estarían dispuestos nuevamente a organizarse para enfrentar a Sendero Luminoso, a través de las Rondas Campesinas.

En sus miradas, cuando conversaba con ellos y tocábamos estos temas, era de tristeza nostalgia, y que siempre lo recordaban como una etapa nefasta que quisieran olvidarse y borrar de sus mentes o de su memoria; pero, no pueden ya que forma parte de su cultura local y de su historia.

En la actualidad, existe una desconfianza de toda persona extraña que llega a su pueblo. Un amigo de este lugar, me comentaba, que ellos tenían doble discurso, porque cuando llegaban los terrucos tenía que ponerse de lado de ellos, para que no sean asesinados; luego, cuando estos se iban y llegaban los militares, tenían que estar de lado de ellos. Era como un juego y manejar doble discurso; por el simple hecho de seguir viviendo.

Después de muchos años, en la ciudad de Trujillo, he tenido la oportunidad de encontrarme con algunos de ellos, con quien nos reconocimos, nos abrazamos y conversamos mucho; ellos me decían que el distrito había cambiado enormemente, el alcalde ha puesto la luz eléctrica, hay agua potable, la municipalidad está pagando a los profesores para que enseñen en algunos caseríos donde no habían profesores, las rondas campesinas estaban más sólidas, y entre bromas me decía que se estaban preparando para nuevamente enfrentar a sendero; ya que, se quiere legalizar con otro nombre.

El terrorismo y la guerra sucia, no tan solo se dio en Ayacucho, Huancayo, Huancavelica y Lima; también, en nuestra serranía liberteña, se vivió. Existe muchos relatos de personas que vivieron ese periodo nefasto; pero, la falta de interés y/o voluntad, porque estos hechos no se repita, sencillamente se trata de ignorarlos, o negarlos.

Nuevamente Sendero aparece con otra fachada, muchos jóvenes desconocen lo que vivió nuestro país; ahora la clase política se alarma se moviliza y se opone a su legalización. Pero, nunca se preocuparon por educar y concientizar a las nuevas generaciones sobre los últimos 20 años en que vivió nuestro país.

Es hora de decir, “NUNCA MAS” y hagamos algo para evitar que jóvenes ingresen o tengan simpatía por estos grupos demenciales y políticos, que hicieron mucho daño a miles de familias y personas, que no estuvieron identificados con ninguno de estos sectores.

Nota: No he colocado los nombres de las personas que han testimoniado, por cuestión de seguridad de los informantes.

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