jueves, 2 de septiembre de 2010

ANTROPOLOGIA DE LA REFORMA AGRARIA DEL GENERAL JUAN VELASCO ALVARADO

Por: Percy J. Paredes Villarreal

En el año de 1994, a la Universidad Nacional de Trujillo, específicamente a la Facultad de Ciencias Sociales, llegó Enrique Mayer Antropólogo peruano, que durante mucho años había estado radicando en los Estados Unidos, trabajando como profesor en la Universidad de Yales; pero que, llega al Perú para realizar un estudio de investigación relacionado a los 25 años después de la Reforma Agraria, aplicado por el General Juan Velasco Alvarado.

Enrique Mayer, es muy conocido, por su trabajo antropológico vinculado o relacionado a la economía campesina; por lo que, dentro de este aspecto tiene una gran autoridad académica para poder describir, y opinar en relación a este punto.

Al llegar a la ciudad de Trujillo, logra conectarse con el prof. José Elías Minaya, con quién coordinan y programan una serie de visitas a los diferentes emporios azucareros en la Región de La Libertad, su objetivo era conversar y entrevistar a dirigentes gremiales, ex dueños y también a los ex trabajadores de aquel entonces en que se dio la Reforma Agraria; esta visita a estos lugares le debería permitir recoger su opinión e impresión relacionado a 25 años después de la implementación de la Reforma Agraria en nuestro país.

El Profesor Minaya, me llama y me pide que lo apoye al Prof. Enrique Mayer, en las salidas de campo; ya que, como yo vivo en el Valle Chicama, y estaba en contacto con los sectores cañero, le parecía de utilidad mi presencia. Por lo que, ante esta invitación que lo acepte gustosamente me embarque en esta experiencia etnográfica. Nos reunimos y coordinamos los días de salida, la hora, los lugares a donde íbamos a ir; del mismo modo, yo me encargaba de ver a los informantes, con quienes Enrique Mayer podía comunicarse y conversar.

Así mismo, durante el viaje, aprovechaba conversar con él, sobre diversos temas de actualidad, economía y política internacional.

Mayer, llegó a este lugar en su jeep de color verde y acompañado de su asistente, que era Dany, un estudiante de Antropología que estaba culminando sus estudios, perteneciente a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Le acompañaba su grabadora pequeña, donde recogía la información, producto de la entrevista que sostenía con los informantes.

Pudimos hacer un equipo de trabajo muy interesante, en las salidas de campo, aprovechamos participar, escuchar los testimonios y también hacerles preguntas a los informantes. En aquella oportunidad, pude ver como nuestro colega Mayer, solamente se limitaba a hacer dos preguntas y también hacia mucha observación; el no hacia ningún tipo de opinión, ni tampoco se dedicaba a comentar la información vertida por el entrevistado.

Del mismo modo, sacaba su libreta de campo, y comenzaba escribir algunas cosas que le llamaba la atención; recuerdo, que en aquel momento, me intereso estudiar los cambios socioeconómico que se dieron en lo que ahora es el Centro Poblado de Chiclìn, anteriormente era Hacienda perteneciente a la Familia Larco, posteriormente se incorporo a la cooperativa Cartavio y luego se separo, para convertirse en Empresa de Sociedad Anónima. Por lo que, conversando con el podía orientar mi interés etnográfico y teórico de este estudio.

La visita que sostuvimos a las Industrias Azucareras, fue cerca de una semana, visitamos Laredo, Casagrande, Cartavio, Chiclìn y otros anexos más. Pudimos conversar con personas que estuvieron vinculado a la Reforma Agraria, y en particular al sistema cooperativo. El trabajo de campo fue algo muy importante en mi formación profesional, que hasta la fecha lo sigo manteniendo.

En aquel entonces en la facultad de Ciencias Sociales, nosotros habíamos constituido el Circulo de Investigación “José María Arguedas”, y aprovechamos la visita de Enrique Mayer, para que realice una exposición cuyo tema fue: “Economía y Neoliberalismo”, esa noche del evento, como nunca antes visto, el auditorio de nuestra Facultad estuvo completamente lleno, sorprendiéndonos a cada uno de nosotros; ya que, después de muchos años el auditorio de la Facultad no había llenado su local.

Recuerdo, que la exposición fue muy descriptiva e interesante, que nos hizo entender la coyuntura en que vivía nuestro país; aprovechamos grabarlo, y luego fue publicado en la Revista de la Facultad de Ciencias Sociales, de la UNT.

Al despedirnos de Enrique Mayer, el se me acerco y me quiso dar una propina; pero le dije que mejor le de al director del Circulo de Investigación, como colaboración para la publicación de la revista, que en aquel entonces teníamos. En aquel entonces era Carlos Montalbán, el compañero encargado de la elaboración de la Revista denominado “Tercer Milenio”; de esa manera pudimos publicar otro numero de la revista.

El profesor Mayer, me dio su correo electrónico, y me pidió que nos comunicáramos permanentemente; pero no era posible, porque en aquel entonces en nuestra Universidad no había Internet.

Después de su partida nunca más supe de el hasta que en el mes de Julio, ingresando a la pagina Web del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), pude leer la publicación de Enrique Mayer, cuyo título es “CUENTOS FEOS DE LA REFORMA AGRARIA”, se me vino la curiosidad y el interés por leer su libro.

Debido a que me encuentro trabajando en el Distrito de Pueblo Nuevo (Provincia de Chepen, en la Región de La Libertad), en la ONG AYNE PERÚ TRINITARIAS SOLIDARIDAD Y DESARROLLO, me es casi imposible poder viajar entre semana y/o acudir a Lima para adquirir el libro que lo venden en el IEP.

Aprovechando un día de gestión en la ciudad de Trujillo, como siempre hago cuando trabajo lejos, aprovecho darme una escapada a la facultad para visitar al profesor Minaya y tratar de conversar un poco o algo rápido., En aquella oportunidad, lo visite estuvimos conversando y me llevo a la fotocopiadora, para mostrarme un libro sobre la Antropología Urbana en México escrito por Néstor García Canclini; y a la vez, me enseño el último libro escrito por Enrique Mayer. No lo mire, ni tampoco lo revise, atine a sacar mi billetera y comprar el libro fotocopiado.

Desde el inicio de la lectura hasta su culminación, me pareció muy interesante la manera como describe el tema, recoge testimonios, productos de las entrevistas realizadas a lo largo del País; genera una lectura muy amena, sencilla y didáctica, que permite leerlo de una manera muy placentera, sin tener que confundirse, ni tampoco encontrar palabras muy técnicas.

Del mismo modo, transcribe los testimonios de ex hacendados, empleados de las ex haciendas, dirigentes sindicales, trabajadores que formaron parte de la Reforma Agraria, e intelectuales y artistas que estuvieron vinculados a este tema, que fueron entrevistados a lo largo y ancho del País, donde se aplicó la Reforma Agraria.

Lo cual es interesante, y recomendable como lectura para nuestros colegas que vienen estudiando y de esa manera, podrían tener información fresca relacionado a la Reforma Agraria, basado en testimonios de los involucrados, como si fuera un cuento. Y también desde un enfoque antropológico.

En esta oportunidad no quiero centrarme en el tema de que si la Reforma Agraria fue Buena o Mala, de que si la Reforma Agraria implico mejorar la calidad de vida de las personas, si se liberaron porque fracaso, cuales fueron las causas, etc. En esta oportunidad, quiero tocar un tema muy importante e interesante para todos aquellos que somos antropólogos y que hacemos antropología tanto a nivel educativo, como también a nivel profesional. Por lo que, quisiera transcribir lo siguiente:

“En la década de 1970, los análisis económicos y marxistas de clases inspiraban la mayoría de estudios sobre la reforma agraria en el Perú contemporáneo y los efectos que está tenía en esos años. En esos momentos era un enfoque razonable e interesante, como lo testifican ampliamente las notas de los capítulos precedentes usan y citan estos trabajos. Sin embargo, hay algo que falta en esos análisis: las personas como seres humanos, sensibles, racionales e irracionales al mismo tiempo, delimitados por la cultura y buscando otros horizontes simultáneamente; actores comprometidos con un proceso que involucra sus energías, sus emociones, sus pasiones y sus instintos más bajos. Estos aspectos están ausentes en tantos cuadros e índices estadísticos, fotocopias, informes gubernamentales y descargados de páginas Web tan tediosos para leer sobre la reforma agraria peruana que atiborran mi estudio. De manera que cuando llegue a concebir este libro, después de muchos intentos fallidos, decidí centrarme en las personas, mi método iba a ser el testimonio; mi recurso, las memorias; el resultado final, una colección de cuentos hilvanados por el tema general de la Reforma Agraria. Espero que lo que era estéril sea ahora algo vivido.

Ya he indicado en el prefacio que en ciertos momentos los actos de evocación se tornan en malos sueños, en parte debido a la intensidad que implica el revivir los estados emocionales, pero también debido a que cuando se recuerdan los sueños estos tienen una estructura narrativa en la que el “yo” ve al “yo” en el sueño disociado, y al mismo tiempo, estrechamente vinculado a la misma persona. Como en los sueños, y no obstante de manera diferente en el acto de evocación un puente emocional vincula los eventos presente, con los pasados. Pero al hacer memoria, al reunir remembranzas a través de testimonios, las evocaciones, la escritura de memorias, la poesía, el teatro, la ficción o al hacer historia, se centra en contacto con los sueños, solo por asociación o referencia. En un contenido emotivo, las memorias pierden su poder evocado, las revoluciones, dado que son momentos en los que las emociones son intensas, pueden ser evocadas años después.

No todos los sueños son malos sueños, y el sueño como metáfora es también apropiado en el estudio de la reforma agraria; ya que, como Martín Luther King se percató también, la gente tiene sueños visionarios de una vida mejor y de la posibilidad de superar las condiciones de opresión contra las que lucha. Ninguna reforma agraria puede existir sin un sueño de lo que será en el futuro, ningún político o tecnócrata puede comprometerse en una política o programa sin una imagen del futuro. Lamentablemente, la utopía tecnocrática de Velasco fue anodina, mal definida y desbridad. En la acción, se alimentó más de la venganza y del odio que en la construcción de una mañana de solidaridad. Hugo Neyra (1996:432) recuerda al Estado de Velasco como un monstruo frió, un ogro filantrópico (esta última es una paráfrasis de Julio Cotler). Las utopías agrarias y los sueños del futuro fueron ideadas desde hace mucho por los pensadores mesiánicos de la década de 1930. Los lugartenientes de Velasco solo ejecutaron planes fríos sin contenido emocional o sin una imaginativa visión de las cosas que están por venir. Del mismo modo, el líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, nunca esbozo como sería su “estado de una nuevo democracia”. Ambos fueron revoluciones sin humor, ambas se alimentaron de odio y ambos definieron enemigos de clase” (2010:329-330)

Esta parte transcrita, nos permite entender y ver como es que las ciencias antropológicas, en los diversos estudios no ha sido incluido, como el elemento humano, como sujeto involucrado en los diversos cambios; para ello, es importante entender a la persona como un sujeto, que actúa en base a intereses y tiene voluntad para generar cambios.

Es verdad que la Reforma Agraria, significó acabar con la explotación descarada existente en nuestro país; pero también tuvo muchos errores y tropiezos, que imposibilitaron su sostenibilidad. A partir de aquel día, en que se da la Reforma Agraria, los peones se convierten en ciudadanos, tal como lo describe Enrique Mayer, y en el cual compartimos.

Dentro de este aspecto, la parte etnográfica como soporte científico y elemento fundamental de la Antropología, tiene su valor muy significativo e importante; pero que en muchos de los casos, la formación antropológica, se centra más en los trabajos cuantitativo que en lo cualitativo; desdiciendo la esencia fundamental de esta ciencia social que es el aspecto humano.

Quiero concluir invitándolos a cada uno de ustedes, en particular a mis colegas antropólogos docentes y estudiantes, profesionales; porque es una lectura amena, y es la reconstrucción de la Historia de estos lugares, a partir de sus propios protagonistas y actores, que testimonian y relatan los hechos sociales, como si fueran cuentos, pero no cuentos feos ni malos, sino cuentos que ellos vivieron y fueron protagonistas de este cambio trascendental de vivió nuestro país.

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