LA VIOLENCIA POLITICA EN EL PERU, VISTO DESDE ADENTRO
Por: Percy J. Paredes Villarreal
En esta última semana, he tenido la oportunidad de leer el
texto que ha sido de mi interés y que nos puede permitir entender la
violencia como un problema complejo; ya que, en nuestro país lo
hemos vivido durante las dos últimas
décadas del siglo pasado. El texto se
denomina “Memorias de un soldado
desconocido” escrito por el antropólogo ayacuchano Lurgio Gavilán Sánchez.
Este texto está relacionado y vinculado al tema de la
violencia política, donde el autor nos describe en primera persona y en forma narrativa algunos acontecimientos que él
ha vivido formando parte a lo largo de
su vida; particularmente, en el departamento de Ayacucho lugar donde se inició
la violencia política en el año 1982 y donde él es natural. Asimismo, este
conflicto armado entre Sendero Luminoso
y las fuerzas armadas, trajo como consecuencia la muerte de cerca de 70 mil
compatriotas entre miembros de ambos
sectores y de la población que nada tenía que ver con este conflicto armado, me
refiero a la población andina y excluidad social, económica y culturalmente.
Lurgio hace una descripción biográfica sobre su paso por
Sendero Luminoso, se incorporó a las
filas a la edad de 8 años, como militante y guerrillero. Posteriormente, después
de 8 años, a la edad de 16 años fue capturado por los militares y estaba a
punto de ser fusilado pero fue perdonado; por lo que paso a formar parte del ejército que
enfrentaba a este grupo terrorista y demencial. Es importante indicar que, según
el autor de este libro, tanto Sendero
como el Ejército actuaban desalmadamente acabando con la vida de muchas
personas inocentes que nada tenían que ver con esta guerra interna.
Por último, describe en forma escueta su incorporación a la
Religión Católica, como sacerdote vinculado a la Congregación Religiosa
denominado “San Francisco de Asís”; este paso a la institución católica, no le
duro mucho, ya que renuncio al poco tiempo; para luego, pasarse a estudiar
antropología en la Universidad Nacional “San Cristóbal” de Huamanga, egresando
de ella posteriormente.
Aunque dentro de las ciencias antropológicas, siempre hemos
entendido a esta disciplina como el estudio de los otros; en esta oportunidad,
lo que podemos recoger de este hermoso texto es la autobiografía de un
personaje que ha vivido y pasado por esta organización política y luego por las
siguientes instituciones públicas que defienden este Estado; donde ha quedado
demostrado que la incorporación al grupo terrorista de Sendero Luminoso, en su
gran mayoría no era por convicción, sino que eran reclutados obligatoriamente.
Es verdad que la Antropología como disciplina y ciencia, no
es estática por el contrario está en permanente cambio y evolución, donde se
van incorporando otros temas, que en algunas ocasiones no se han tomado en
cuenta como es el caso de la violencia; dentro de este aspecto, podríamos hablar de la disciplina denominado “Antropología de la Violencia”, otros lo
denominan “Antropología del sufrimiento
Social”, etc.
Del mismo modo, uno de los especialistas de la Antropología
de la Violencia Política fue Carlos Iván de Gregori, quién se encargó de
estudiar este tema recogiendo información escrita, entrevista y haciendo
etnografía relacionado a “Sendero Luminoso”; asimismo, podemos hablar de Orín Starn, quién también
ha estudiado a este grupo demencial terrorista con las características
demenciales y terroristas.
También, desde la metodología de las ciencias sociales,
podemos decir que es la primera vez, que un antropólogo habla en primera
persona y describe su experiencia vivida; es decir una autobiografía de lo que
ha vivido cuando formo parte de Sendero, luego paso a ser parte del Ejército y
por último su paso por la Iglesia Católica. En estas etapas resalta algunos
aspectos importantes de su vida; como también, acciones y hechos sociales
importantes por la que ha pasado y/o vivido a lo largo de su vida. Podemos
poner como ejemplo, la supervivencia en el campo, los mecanismos para obtener
alimentación, su relación con la comunidad y con las personas. El actuar con
aquellos que traicionan el ideal, entre otras cosas.
Podemos decir que la autobiografía de un antropólogo estaría
más cercano al enfoque posmodernistas de la Antropología que a otro tipo de
corriente, tal como lo hizo Cliford Geertz uno de los máximos representantes de
esta línea antropológica. “Metodologicamente,
las autobiografías se relacionan en varios aspectos con las historias de vida
como recursos para capturar datos de la realidad social. Al igual que las
historias de vida, una autobiografía es un documento subjetivo articulado en
torno a un estudio de caso. Las autobiografías buscan sumergirse en lógicas
culturales que proporcionan sus actores para comprender el sistema social más
amplio del cual forman parte. Al capturar parte de la vida de una persona,
siguen una línea de tiempo que permite alcanzar niveles de profundidad
significativamente altos.” (Pág. 20 – 21)
Quisiera rescatar de la lectura hecha, tres puntos muy
importantes: Primero, que tanto Sendero Luminoso como el Ejército, siempre
se han ensañado con la población; donde han violado a mujeres, han asesinado a ancianos, mujeres y varones,
niños, y autoridades, les han robado todas sus pertenencias a los moradores;
entre otros abusos cometidos por estos grupos. Por lo que, muchos de ellos
fueron acribillados, otros tuvieron que huir de su propio lugar; del mismo
modo, dentro de la comunidad se dividieron porque para que no lo matasen
estaban a favor de uno de ellos, generando enfrentamientos y conflictos a nivel
interno de la comunidad.
Segundo, el autor del libro nos habla y describe como han vivido las
personas que han formado parte de ambos grupos y que en todo momento se
enfrentaron, la disciplina que les han impuesto estando en uno de estos
sectores, su vinculación con las demás personas, la filosofía e ideología de
ambos grupos. Pero también nos habla tangencialmente de la manera como
ajusticiaban a las personas que no estaban de acuerdo con su ideología y con
sus métodos; del mismo modo, describe sus
vínculo con las comunidades y su actuación contra aquellas personas cuando no
los apoyaban.
Y tercero, tiene que ver con la
actitud y relación existente entre la persona con violencia, donde muchos de
ellos no estaban preparados ideológico y políticamente para formar parte de una
de ellas; ya que, eran reclutados y obligados a formar parte e ir al frente a
enfrentarse a un enemigo, por lo tanto, se tenía que aniquilarlo; generando una
cultura de la violencia.
Quisiera culminar este artículo, transcribiendo el siguiente
párrafo: “Pero trabajar en una
antropología de la violencia no solo debe implicar los casos
extraordinariamente macabros, de crimen evidente, sino al contrario, suponer
que la violencia probablemente es más común en nuestra vidas de lo que deseamos
reconocer la mayoría de las veces. La violencia, en este sentido, es
consustancial al ser humano, y hay algo de ella, muy presente, en nuestra vida
cotidiana y en los episodios extraordinarios. Lo importante sería considerar
que, a partir de su análisis, podemos desprender la idea de que puede ser una
importante fuente de información y análisis”. (Pág. 44-45)
Es un libro interesante que nos va a permitir entender la conducta
y comportamiento de las personas involucradas en la violencia política que ha
vivido nuestro país durante la década de 1980 – 1990. Ojala que nunca más
nuestro país vuelva a pasar por este episodio negro, que enluta a muchas
familias y que hasta la fecha las heridas no están cerradas.
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